jueves, 31 de mayo de 2007

PALABRAS DE LA SENADORA NACIONAL CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER EN EL SEGUNDO SEMINARIO INTERNACIONAL DE MODERNIZACIÓN DEL ESTADO (30 de mayo de 2007)

Después de escuchar a mi querido amigo Ricardo Lagos creo que le voy a recomendar que por favor se aboque de inmediato a escribir un manual ser Presidente. (APLAUSOS)

Conozco también algún otro argentino que podría ayudarlo en la obra, tal vez usted para el tomo 1 y él para el tomo 2, pero también sé de algún argentino que puede construir un manual para ser Presidente.

Recién escuchaba atentamente a Ricardo, y muchas veces uno escucha o lee en letra de molde la necesidad de que Argentina tenga por fin alguna vez políticas de Estado. Comparaba nuestras historias, la de la hermana República de Chile y la de nuestro país, Chile que se caracterizó, salvo la tragedia del ´73, por ser un país con gran estabilidad institucional, con Fuerzas Armadas respetuosas y democráticas hasta la tragedia de Pinochet, y también como un país con una determinada estabilidad económica, casi la contracara de nuestra historia como República y como país. Un país sacudido desde el 30 en adelante por recurrentes golpes militares y un país con una fuerte inestabilidad económica y también de modelo de Estado. De levantar a un Estado que fue el modelo de bienestar en los años ´40, ´50, luego vino la moda del Consenso de Washington donde la Argentina como un péndulo iba de un lado hacia el otro, casi saltaba de la omnipresencia del Estado a la ausencia total del Estado. Ambos obviamente constituyen modelos de sociedades y modelos de país.

La primera cosa que se me ocurre entonces es redefinir el rol del Estado; un Estado que no podría ser el omnipresente, omnicomprensivo total que imaginamos o que tuvimos en la Argentina de los años ´40 ó ´50, que también tuvo una razón de ser histórica en virtud de que ante la ausencia de un gran empresariado nacional, de una gran burguesía nacional, el Estado fue a sustituir esa carencia, esa ausencia en lo que era el modelo de acumulación de aquellos años, al otro modelo, al modelo que se enseñoreó en nuestro país y en toda la región en realidad durante la década de los ´90, que consistía básicamente en un Estado ausente, porque el mercado en definitiva iba a distribuir los bienes y servicios que cada uno de los ciudadanos tenía.

No podemos menos que hacernos eco de lo que significó en términos de tragedia social esta historia; tragedia social y tragedia institucional, porque en definitiva en el año 2001 el país implosionó, casi se nos desintegra en nuestras propias manos y entonces hubo que revisar todo aquello que había sido presentado casi como paradigma de algún funcionamiento estatal y de un modelo de funcionario público.

Se me ocurre entonces que este Estado que debemos y estamos reconstruyendo tiene que ver con la necesidad de abordar políticas de Estado pero también definir para qué políticas de Estado, cuál es la dirección que van a tener esas políticas de Estado. Porque en definitiva, la mera enunciación de políticas de Estado sin claramente definir el modelo cómo está orientado, hacia dónde va, a quiénes va a beneficiar, puede constituir nada más que un enunciado de carácter político institucional pero sin mayores valores para la ciudadanía que en definitiva, -esto es básico que lo entendamos, creo que toda la región lo ha entendido y también la Argentina en particular- la base de cualquier modelo se encuentra en la construcción democrática.

Esto creo que es definitivo y es una certeza hoy en toda la ciudadanía y en la mayoría de sus estamentos dirigenciales. Construir un Estado en una sociedad democrática presupone entonces abordar al ciudadano, a la ciudadana como el objetivo de ese Estado, la política pública dirigida en ese sentido.

Yo quiero comentar lo que recién se daba como ejemplo, antes de que me olvide porque me parece que es muy interesante, cuando él plantea que la necesidad de una política pública que hasta este momento puede haber sido exitosa, luego necesita, ante el éxito de esa política, ser variada, porque por ejemplo, en el caso puntual de la pobreza, algo que nosotros también estamos viendo, cuando se llega a lo que se denominan los núcleos duros de la pobreza…. Todos tenemos claro que la pobreza no es una cuestión que tenga que ver con el Ministerio de Asuntos Sociales, que solamente actúa como paliativo frente a las crisis económicas y sociales que ha tenido la República Argentina o la región, todos sabemos que la existencia de pobres tiene que ver con un modelo económico, porque hace esencialmente a la distribución del ingreso, pero muchas veces cuando han pasado períodos demasiado prolongados donde los ciudadanos y ciudadanas carecen de trabajo y por lo tanto no se construye en esas familias saberes de trabajo, aunque a ustedes les parezca mentira hay jóvenes en la República Argentina que nunca vieron trabajar a sus padres, porque quedaron sin trabajo el padre y la madre y solamente vivieron a partir de las distintas ayudas que el Estado o el gobierno de turno les daba o tal vez el ejercicio de la delincuencia -por qué no decirlo-, entonces estamos muchas veces llegando, cuando un modelo económico comienza a tener éxito, cuando se genera ocupación, cuando se disminuye la pobreza, a lo que denominamos los núcleos duros de la pobreza que necesitan políticas focalizadas muy fuertes y muy direccionadas. Ya no alcanza únicamente el éxito de un modelo económico o el éxito de determinadas políticas sociales, debe ser abordado de otra manera. Es algo que me quedó de la exposición porque realmente es uno de los problemas que muchas veces charlamos con la ministra de Asuntos Sociales y esta es una de las cosas que estamos comenzando a percibir, esos núcleos duros a los cuales hay que abordar con políticas absolutamente diferenciadas y focalizadas.

Pero políticas de Estado presupone también la necesidad de un sistema político sólido. Un sistema político sólido por supuesto no significa que todos pensemos igual pero sí exige la presencia de formaciones políticas, de partidos políticos con una propuesta de modelo de sociedad y de organización del país, y esto es otra de las cosas que implosionó también en la Argentina en el año 2001. El surgimiento de partidos individuales, como yo los denomino, mi amigo Alberto Fernández habla de partidos narcisistas, yo hablo muchas veces de ejercicios individuales de disociación, porque en definitiva la política constituye asociación, la política tiende naturalmente como actividad del hombre, como actividad de la mujer, a agrupar a la mayor cantidad de ciudadanos atrás de una idea, de un modelo de sociedad, de un modelo de país y llevarlos a esa construcción.

Esta es también una de las dificultades que en la Argentina, ante la implosión de todo el sistema de representación política en el año 2001, encontró la administración del presidente Kirchner para abordar lo que podíamos denominar políticas de consenso. Más aún, ni siquiera dentro de nuestro propio partido teníamos un consenso de cómo abordar la crisis. Había sectores en mi partido que proponían más Fondo Monetario Internacional, que proponían más de lo mismo, había otros que concebíamos que para salir de la crisis debíamos apuntar a un modelo de producción en definitiva y no a un modelo de servicios como se había venido dando en el país. Había algunos que creíamos que era necesario con firmeza pero con mucha racionalidad, abordar la negociación en materia de deuda externa, un condicionante externo de la Argentina brutal. Sin embargo, había quienes sostenían que no, que lo que se hacía de esa manera era romper lanzas definitivamente con el resto del mundo y que esto iba a traer desastres y aislamiento de la República Argentina. Había quienes sostenían que debíamos seguir tributando en materia de relaciones exteriores, de posicionamiento de la Argentina en una suerte de subordinación absoluta con Estados Unidos y nosotros planteábamos que debíamos relacionarnos con todo el mundo, también con Estados Unidos pero en una relación seria, profunda y madura, y volver además, a nuestra casa, a América Latina, al MERCOSUR, una política realmente de Estado.

Entonces las grandes dificultades en ese momento no eran cuestiones de diferenciación político-partidaria, eran la necesidad no solamente de consensuar sino de convencer que ese era el camino a seguir y además, claro Ricardo, claro amigos, tener éxito en lo que uno estaba proponiendo, porque podía haber sido cierto que negociar de esa manera nos hubiera aislado del mundo y entonces nos hubiéramos equivocado.

A lo mejor tenían razón quienes decían que no teníamos que estar en América Latina con los amigos pobres sino que teníamos que mirar únicamente a los amigos del Norte, pero se equivocaban. Algunos sostenían por ejemplo, en materia de políticas en los servicios públicos, que debíamos sí o sí ceder a las demandas que por allí se realizaban desde las empresas de servicios públicos y nosotros sosteníamos que esto hubiera desatado un proceso inflacionario en ese momento y además de desapoderamiento de los sectores que más habían sido castigados por la crisis.

Entonces era necesario tomar la iniciativa política y era necesario impulsar estas políticas que, fíjate Ricardo y fíjense amigos y amigas que hoy están aquí, sí contaron con un consenso básico para mí en democracia, que es el consenso de la sociedad. Esto era lo que esperaba la sociedad de sus gobernantes, este consensuar con lo que usuarios, consumidores, ciudadanos, ciudadanas aspiraban, ser representados políticamente.

También coincido y me encanta que lo hayas dicho Ricardo, que hayas abordado el que muchas veces es un tema álgido aquí, cuando vos decís que el presidente es el primer comunicador, me encanta que lo digas vos Ricardo Lagos porque muchos de los medios que le critican esto al presidente te tienen a ti como el modelo de estadista. Así que me encanta haberte escuchado hoy decir esto, que no es disputar, que no es confrontar, es el derecho y la obligación del presidente de comunicar a los ciudadanos, a las ciudadanas, cuáles son las políticas, hacia dónde vamos, cuáles son los beneficios, los obstáculos y cuáles van a ser los resultados de esas políticas de Estado.

Esto me parece que es central en toda construcción democrática y hace esencialmente a la representación política. ¿Pero fue solamente un hombre, en este caso Kirchner el que abordó este modelo de cómo formulábamos esto que debían y van a ser políticas de Estado? El sólo no, lo hizo también acompañado -y quiero recordar entre otras cosas por ejemplo la Ley de Financiamiento Educativo- por todos los hombres y mujeres que tienen responsabilidades concretas de gestión y que no necesariamente militan en nuestro espacio político, es más son de otro partido, definido formalmente como partido de oposición, gobernadores, intendentes, que también tienen la misma responsabilidad del presidente para sus conciudadanos.

Entonces me parece que esta primera forma consensual que hemos realizado en políticas de Estado y que lo hemos hecho hombres y mujeres de distintos partidos políticos, hasta el desarrollo de lo que el presidente denomina la concertación plural, van a ser los ejes que nos van a permitir en una Argentina más estabilizada social, económica y políticamente, discutir sí a fondo lo que van a constituir políticas de Estado.

La primera cuestión en que debemos ponernos de acuerdo para discutir políticas de Estado es cuál es el modelo que queremos desarrollar de país. ¿Vamos a ser una sociedad cristalizada, sin movilidad social ascendente, donde los que son trabajadores sigan siempre siendo trabajadores ellos y sus hijos, sin posibilidades de aspirar, como la Argentina que nos caracterizó y nos hizo distintivos en América Latina, a que podamos abordar los hijos de los trabajadores por ejemplo la universidad? Ese es un modelo, una sociedad cristalizada, donde los niveles de pobreza se pueden contener, donde se produce, se exporta, etcétera, ese es un modelo. Pero no me satisface únicamente ese modelo, yo quiero un modelo donde la utopía, la esperanza, la ilusión del progreso no sea solamente para reducidas clases sociales sino que sea para todos y cada uno de los ciudadanos, más allá del éxito que tengamos cada uno de nosotros en base obviamente también a las diferencias naturales que existen entre los componentes de una sociedad.

Entonces vamos a concebirnos como la necesidad de un modelo que tenga que ver con la producción y el trabajo. En esto tenemos que aprender, de lo que se constituyó también en una política de Estado a principios del siglo pasado en la Argentina y que es el diálogo social, el diálogo entre los trabajadores por ejemplo organizados y el sector empresarial, el sector del trabajo también organizado. Un modelo en la Argentina que es una política de Estado, en la República Argentina trabajadores y empresarios discuten condiciones de trabajo y discuten en definitiva la distribución del ingreso. Este es un modelo de política de Estado. Tal vez a algunos no les gustaba mucho y por eso daban golpes de Estado, pero como en definitiva la etapa de los golpes de Estado desapareció esta es una verdadera política de Estado.

Financiamiento educativo, otra verdadera política de Estado, que nos va a permitir abordar la segunda discusión que viene después del financiamiento educativo que es la calidad educativa, una discusión pendiente en la República Argentina, y en donde todos, absolutamente todos los actores, la familia del educando, el docente que le enseña y el Estado que pone el dinero pero que luego debe controlar la eficacia, la eficiencia, la calidad de la educación, tienen un rol que discutir y abordar en este sentido.

Justicia, salud pública, la necesidad de articular una red de salud pública no para competir con la privada, porque en definitiva el Estado no debe ser el competidor del sector privado, debe ser el gran articulador social entre lo público y lo privado. Pero no puede estar ausente porque en definitiva la política y toda organización siempre se maneja en base a relaciones de fuerza. En ese sentido el Estado viene a proteger a aquellos que por su posicionamiento social no están en condiciones por su propia relación de fuerzas de asegurarse sus derechos y por lo tanto el Estado debe cumplir también ese rol.

Creo que vamos a estar y estamos los argentinos en un momento inmejorable. Hemos logrado cosas que parecían impensadas hace exactamente apenas 4 años, pero creo que todavía falta mucho más y que estamos en el camino acertado para hacerlo. El otro día, Ricardo, se cumplió 4 años de gestión de Gobierno, hicimos un acto muy lindo allí cerca de Santiago de Chile en Mendoza y pude ver algo, yo tengo 54 años, hace mucho tiempo que milito en política y nunca había visto en un mismo acto hombres y mujeres de mi partido, el Justicialismo, el peronismo como me gusta decir a mí, y hombres y mujeres del radicalismo que fueron algo así como la historia de Boca y River en la República Argentina, podían compartir un mismo espacio político sin barras, sin agresiones, al contrario, aplaudiendo cuando se mencionaba a Hipólito Yrigoyen y también a Perón o a Eva Perón. (APLAUSOS) Tuve claramente la sensación de que habíamos dado un salto cualitativo en la historia de los argentinos. Y era cualitativo porque los que allí estábamos no renunciábamos a nuestra identidad ni a nuestra historia, sino que al contrario, hacíamos un duro aprendizaje de los fracasos, de los partidos populares y democráticos en Argentina, que sólo sirvieron para que los intereses, que nunca han representado a los intereses de las clases medias, de los empresarios nacionales, de los profesionales, de los estudiantes, de los trabajadores, pudieran instalar modelos en la Argentina que nos llevaron a tragedias sociales e institucionales. Yo creo que muchos de esos desencuentros, muchos de esos falsos enfrentamientos tuvieron que ver precisamente con la necesidad de dividir trabajadores, sectores medios, empresarios, estudiantes, para poder caminar tranquilos en la consecución de los intereses que ya todos conocemos y que estamos absolutamente seguros que el pueblo argentino cada vez que ha podido expresarse en las urnas los ha rechazado.

Por eso en este particular momento que vive la Argentina y la región, porque también quiero contarte Ricardo que tengo grandes esperanzas cifradas en la región, creo que América Latina por las características, una región con muchísimos recursos naturales, no densamente poblada, sin enfrentamientos étnicos ni religiosos, ni corrientes migratorias que puedan modificar el escenario de la región y en un mundo cada vez, desgraciadamente, más conflictuado, más difícil, más complejo, creo que sinceramente que la región tiene oportunidades en términos históricos inéditas y debemos aprovecharlas.

Por eso quiero agradecerte profundamente la presencia tuya hoy aquí, la de todos ustedes, y decirles que políticas de Estado, Estado, consenso, son en definitiva los desafíos que vienen en la próxima etapa. Tenemos un país que ha sido estabilizado social y económicamente, es necesario darle entonces concertación y consolidación política, para que definitivamente este modelo de acumulación, este creer que el trabajo y la producción son los que movilizan y organizan a una sociedad, este abrirnos al mundo pero desde nuestro propio proyecto, esta convicción de que la política debe ser el instrumento movilizador de la sociedad para que todos tengan la oportunidad que se merecen, como la tuve yo por ejemplo de poder ir a una universidad y hoy estar aquí hablando frente a ustedes siendo hija de trabajadores, esa es la Argentina, esa es la región y en definitiva esa es la visión por la cual hace muchos años, muchísimos hombres y mujeres aquí, en Chile y en tantísimos otros países de América Latina nos incorporamos a la actividad política. Queremos honrar esa historia y esa decisión. Muchas gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es impresionante qué clara que la tiene Cristina.