jueves, 11 de junio de 2009

Zoncera Nº 34: Unión Industrial Argentina (Arturo Jauretche)

Estando aferrada la Sociedad Rural Argentina a la zoncera “mercado tradicional” y “comprar a quien nos compra”, la consecuencia inevitable tendría que ser su enfrentamiento con la Unión Industrial en cuanto la industria, propiciando la expansión del mercado interno, su mercado actual y la diversificación de los mercados exteriores, sus mercados potenciales, debe oponerse a la política de pobre interior y de unicentrismo económico, que además representa la libre competencia de la importación favorecida, con la industria local.

Todo lo contrario. La Unión Industrial se concierta con la Sociedad Rural Argentina para unificarse con A.C.I.E.L., que es la negación de una elemental política industrialista.

Siendo presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires recibí una vez a los miembros de la Cámara de la Bicicleta, comprobando que estaba integrada por los importadores y por los fabricantes. Esto no duró mucho tiempo, como es lógico, pero la actitud de la fuerza viva Unión Industrial, ya tiene 35 años de duración y es la misma de los bicicletistas.

¿Cómo se explica?

Esto se originó a raíz del tratado Roca – Runcimann.

Presidía entonces la Unión Industrial su viejo promotor, Luis Colombo, y la entidad organizó entonces, 1933, un gran mitín en el Luna Park para protestar contra las consecuencias que se preveían del tratado en gestación – el Roca – Runcimann -, cuyo resultado habría de ser la serie de leyes que constituyeron el Estatuto Legal del Coloniaje, por el cual se creaba un mecanismo legal destinado a frustrar el crecimiento del mercado interno por medio de las limitaciones que allí se establecieron.

Sin embargo, pocos días después del acto de protesta la Unión Industrial cambió de política y terminó apoyando las imposiciones del pacto Roca – Runcimann.

¿Qué había pasado?

Simplemente que por la regulación de nuestra producción los grupos son más poderosos, si perdían las posibilidades emergentes de la expansión total del país, se repartían el mercado ya existente. La Unión Industrial, es decir los vivos que constituyen la fuerza viva, prefirió la política de un mercado pobre, en monopolio, a la de un mercado rico, en competencia.

Por la regulación cada uno aseguraba su cuota de mercado con lo que con menor inversión obtenía mayor margen en razón de la exclusividad repartida.

Hasta Luis Colombo arrió las banderas. Bien es verdad que él era un hombre de la firma Lengs Roberts, agente de Baring Brothers, pero ya lo era cuando mantuvo la correcta posición industrialista. Es que era también bodeguero y el vuelvo del vino elaborado, y la extirpación de viñedos contribuía a estabilizar el mercado para las bodegas que se repartían la cuota, y esto se resolvía con respectiva Junta Reguladora.

Esta causal operó en las actividades de ciertos grupos industriales que desde entonces mantienen la política de frenar la producción frenando la demanda del mercado. Todavía en 1943 los productores de cemento afirmaban que había exceso de producción en el país. ¡Y en los años inmediatos hubo que importar enormes cantidades para poder servir la demanda interna!

Es un hecho conocido por otra parte que nuestras fábricas, por lo menos las más importantes de ellas, están en condiciones de multiplicar la producción y en un grado de tecnificación que permitiría bajar lo precios. Pero las empresas más adelantadas técnicamente prefieren no haberle competencia a los que están en inferioridad de condiciones, pues les conviene producir menos y obtener más margen dejando que los más atrasados sean los que dan el nivel de costos.

Es posible que haya otras explicaciones, pero no las dan los títulos industrialistas que si es cierto postulan ventajas particulares para cada actividad propia –y en esto son intervencionistas de Estado-, se aferran a la política liberal tradicional cuando se trata de una orientación general de la producción. Esto también explica que un organismo apolítico como la Unión Industrial haya tenido tan decidida actividad política cada vez que ha estado en conflicto la posibilidad de una política económica nacional, con la de los mercados tradicionales. Así entre 1945 y 1955.

Explicado por qué se conjugan en A.C.I.E.L. cosas aparentemente tan contradictorias como la de los industriales y la de los ganaderos anti-industrialistas, está explicada A.C.I.E.L. Y explicada A.C.I.E.L. no hay necesidad de decir por qué esto de las fuerzas vivas es una zoncera. Salvo para los vivos que la usan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hello everyone! I don't know where to begin but hope this site will be useful for me.
Hope to receive any assistance from you if I will have some quesitons.
Thanks in advance and good luck! :)