domingo, 30 de marzo de 2008

Nuevas memorias de marzo (Nicolás Casullo, Página 12, 30 de marzo de 2008)

Por encima de claros errores del Gobierno en no diferenciar los universos socieconómicos de los productores en el conflicto del campo, podemos plantear cinco aspectos que sobresalen en la presente crisis:
1

La actuación de lo massmediático audiovisual resultó una experiencia casi inédita de impudicia, obscenidad ideológica y violentación de toda “objetividad” en cuanto a política de la imagen y de los encuadres de parte de los canales y sus noticias. Un cóctel de distorsión, analfabetismo, prejuicio y racismo. La espontaneidad de la dupla “movilero-locutor” para explicar las cuestiones que nos asuelan resultó una suerte de catarata indetenible que hizo estallar todo sentido sobre lo que realmente está ocurriendo en la crisis, ante ojos y oídos de millones de personas. Los acercamientos de cámaras donde 100 parecen 10.000, los diálogos donde es peor la ideología del cronista que la del propio entrevistado fascistoide, la conversión de la Sociedad Rural y Coninagro en revuelta de una suerte de “campesinado” andino escapando del napalm, la falta de toda intención ordenadora de los significados que están en juego hacen del noticierismo porteño la “natural” y/o alentada derechización ideológica con que se baña cotidianamente nuestra sociedad mirando la pantalla.
2

El salvajismo concreto de un paro nacional en extremo autoritario, desabastecedor, amedrentador, inflacionario de parte del agro, a partir de una soberbia autoritaria de utilización de poderes, técnicas, de prepotencia de “dueños de la Tierra” y de elementos de contundente eficacia. El paro transformó a la inmensa mayoría de la sociedad argentina en rehén, en cautiva de un lockout básicamente orquestado por una industria multinacional altamente concentrada. Este es el significado biográfico y presente de la actual acción reactiva, muy por encima de “la rebelión de chacareros” sin duda afectados, con que se quiere reconvertir simbólicamente la totalidad de una confrontación histórica. Habría que retroceder a esta relación del peronismo con el mundo terrateniente en el período 1946-55, la creación del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) por parte de Perón para la intervención del Estado en el comercio exterior de las compañías exportadoras, transferir recursos al conjunto de la sociedad, monopolizar el manejo de las divisas y aplicar la paridad cambiaria. Luego del golpe de 1955, el ingeniero Alvaro Alsogaray tacharía de “inadmisible política comunista que retenía el 50 por ciento de las ganancias de la producción del campo”. Así como también en el gobierno peronista en 1973 un proyecto programático de impuesto a la renta potencial de la tierra que hubiese significado el principio de una real reforma agraria en el país. Esta es la historia política, económica que confronta nuevamente hoy en el país con una violencia inusitada, y donde los protagonistas se repiten: el peronismo y las privilegiadas rentas agrarias. Esta lectura de sentidos histórico-sociales es lo que se escamoteó en todo momento y resulta el acontecimiento obviado que deja en evidencia que “ni siquiera podemos hablar de nosotros argentinos, cuando hablamos de la Argentina”. A la vez que expone, como otras tantas veces, que cuando sectores patrimonialistas del país quedan afectados en su alta rentabilidad, la democracia pasa a ser para ellos un retórica ingenua “de otros”: un mundo de mediaciones prescindible. Se asiste entonces a una vieja biografía “campera” antipopular, de horizonte golpista, hoy expuesta como nunca en crudo en cuanto a los intereses hegemónicos que comandan la lógica última de la protesta. Desde este punto de vista el kirchnerismo recobró una extraña fuerza y sentido, medio extraviado en los últimos tiempos.
3

La emergencia de cacerolazos en la capital y sus consecuentes “resonancias” amplificadas. Protesta de neto talante político extrañamente “agrario”, detrás de un manifiesto “delarruaso 2001” (mito poderoso hoy de varios sectores porteños antidemocráticos). Un objetivo golpista para nada “espontáneo”. Preciada meta derrumbadora que se viene tartamudeando desde hace dos años, detectable por ejemplo con sólo repasar la cotidiana relación entre comentarios de lectores y públicos con medios de masas de derecha. Núcleos activos, con ideologías en este caso que muchos testigos ocasionales pudimos fehacientemente comprobar en estos días por Santa Fe y Callao, Belgrano, Recoleta y Plaza de Mayo, que ya no remiten a una melancolizada década menemista del uno a uno, sino que abrieron las puertas de par en par a planteos desembozados de añoranza procesista antiperonista (1976-83) en cuanto a valores, definiciones, odios, y permanente coro exigiendo “que renuncie ya”. Calificativos de una violenta barbarie contra el gobierno recientemente elegido en las urnas (“comunista”, “marxista”, “montonero”, el de “esa zurda ramera”, “el de la puta guerrillera”, “el de los asesinos de las fuerzas armadas”, el de esa “guacha subversiva”). Esto es, una “sana y familiar” experiencia piloto blanca y pudiente de anti-república y anti-instituciones, que hasta ahora no había tenido calle, en cuanto a cómo voltear al “demonio kirchnerista” que retiene el Ejecutivo, la mayoría legislativa y una Corte de Justicia que no responde a los propietarios del país. Algo, como dijo el domingo pasado Mariano Grondona en TV, “insoportable y que se tiene que acabar lo más pronto posible”. Esta violencia destituyente de la presidenta, a grito sostenido, hace vertebral referencia a la protesta de Recoleta a San Isidro.
4

Un desfasaje evidente entre las posiciones del gobierno de CFK, que apuntan a un reformismo capitalista de centroizquierda redistributivo de la renta (en una escena democrática bordeada de afectados y enemistades) y, paralelamente, un alto déficit gubernamental de políticas en el estratégico universo cultural/comunicacional. Esto es, ¿como se construye una política para apuestas democratizadoras fuertes? La dimensión de las explicaciones que tendrían que impregnar a un gobierno que se postula democrático popular se muestra, sin embargo, opacamente concentrada, por lo general, en tres figuras más el ministro de turno. El Gobierno carece de las prácticas de fuertes divulgaciones, de estrategias de alta difusión de docencia social y ciudadana que tanto tuvo el primer peronismo como gestador intelectual de una época popular, además de las decisivas mejoras económicas llevadas a cabo en aquella oportunidad. Se trata entonces de una construcción política que incorpore nuevos integrantes con voces propias desde sus campos de actuación, para un auténtico redespliegue en la cultura y en las realidades en juego y disputa. Sobre todo cuando se pretenden resentir engranajes dominantes a partir del presupuesto de que la política es conflicto en pugna. Alcanzar mundos de nuevas subjetividades sociales que necesitan ser ganados no sólo en el bolsillo, sino en el sentido común, en los imaginarios culturales. La actual crisis demostró que se precisa delegar mucha más capacidad de intervenciones desde distintos niveles de Gobierno, una pluralidad de enunciadores, un esfuerzo por dar letras y una plena donación de confianza. Una horizontalidad del protagonismo para cuadros políticos de gobierno y funcionarios en infinidad de dimensiones, en tanto batalla cultural en un mundo massmediatizado adverso, y re-simbolizador de la escena política. Este tejido político gubernamental, coherente y abierto, precisa ser proporcional a las decisiones en la cúpula.
5

A nivel de experiencia histórica, el actual reformismo capitalista del peronismo es la experiencia democrática de confrontación social más evidente que vivió la Argentina desde 1955. También en cuanto al desagrado, incomodidad, recelo y oposición (aun haciendo buenos negocios) para un dominio histórico empresarial, religioso, militar y de sectores antipopulares, habida cuenta de que el radicalizado ’73 fue un proceso rápidamente abortado con la muerte de Perón y la violencia política.

En este orden de cosas resultan otra vez llamativas (pero no nuevas) las posiciones de las izquierdas. Hicieron todo lo humanamente posible y buscaron todas las argucias y contradicciones menores del conflicto agrario, para mantenerse en silencio, o estar del lado agroexportador, o desleer aspectos cruciales de la coyuntura, u oponerse al Gobierno sin el menor atisbo de apoyo crítico ni lectura de la contradicción principal (Mao dixit), o argumentar que “ni unos ni otros”, o que “todo es el mismo charco burgués”, o que es peor el kirchnerismo que la Sociedad Rural, o plantear ¿por qué no se hace en realidad la reforma agraria, eh?

Variables que resultan risueñas si no reflejasen que en la más dura confrontación entre reformismo con sus contradicciones versus trust multinacional agro-exportador con fuerte tufo capitalino procesista, esa izquierda marxista, piqueterista, nacional, estuvo ausente. O volvió a estar con el general Uriburu contra el yrigoyenismo como en 1930, con el conservadurismo en 1946, con el golpe en 1955 y fundamentalmente en las columnas agroganaderas en el 2008. A esto se agrega un nuevo progresismo liberal radical de derecha y una intelectualidad reconvertida hoy en republicana conservadora, que en el corazón de lo acontecido sólo encontró palabras para el discutible D’Elía como reencarnación, ánima o sombra de Facundo Quiroga ahí justo, pegadito a la Pirámide. Como dice un amigo: “En la Argentina, siempre, la cosa recién empieza”.

viernes, 28 de marzo de 2008

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, DRA. CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER DURANTE EL ENCUENTRO EN PARQUE NORTE (27 de marzo de 2008)

Compañeros; hermanos y hermanas: muchas gracias, compañeros, compañeras, hermanos y hermanas, por un minutito nada más enrollemos las banderas, luego las desplegamos como siempre, como siempre, por favor, gracias. (APLAUSOS).

El 10 de diciembre, cuando por primera vez como Presidenta electa de todos los argentinos, en elecciones libres y democráticas, me dirigí a todos los argentinos y argentinas, tal vez algunos no recuerden, les dije que por ser mujer me iba a costar más y no me equivocaba a las mujeres siempre todo nos ha costado más, pero también somos las mujeres las que jamás abandonamos nuestro puesto y nuestro lugar de lucha. (APLAUSOS).

Quiero amigos y amigas, compañeros y compañeras, en esta tarde, en la cual nos hemos desbordado en la cantidad de compañeros, amigos, que hoy nos hemos encontrado aquí, reflexionar con todos ustedes, junto al resto de los argentinos. Siempre he creído que cuatro son las condiciones que caracterizan la condición humana: la racionalidad, la sinceridad, la sensibilidad y la responsabilidad. Y bajo esta caracterización de lo que creo los cuatro atributos fundamentales en todo ser humano, cualquiera sea el lugar que ocupe: puede ser Presidenta de la República, puede ser un dirigente sectorial, puede ser un dirigente social, de una ONG. Todos, absolutamente todos debemos actuar bajo estas cuatro premisas: racionalidad, sinceridad, sensibilidad y responsabilidad.

Y permítanme, antes de introducirme en el tema puntual, en estos días que han pasado, luego del día martes, cuando hablé en el Salón Sur, de la Casa Rosada y en la cual después vi escrito, en letras de molde, que por mi discurso, duro, según la caracterización que hicieron algunos medios, hubo una suerte de cacerolazo acá en la Capital Federal; permítanme, escuchémonos, por favor se los pido, es importante no ocultar las ideas con los gritos, es importante poder escucharnos, es importante poder reflexionar no solamente para nosotros los que estamos aquí, sino para todos los argentinos. Vi escenas, vi carteles, escuché voces, discursos, caras que poco tenían que ver con una conflictividad sectorial con un sector económico, por parte del Gobierno.

Escuché, también invocaciones, por no decir insultos, a mi condición de mujer, ustedes saben no necesito explicarlo, pero eso siempre nos pasa a todos las mujeres, se puede ser Presidenta de la República, jardinera, médica, que si tienen que criticarte y sos mujer lo hacen por el género, no por si sos buena Presidenta, mala Presidenta, buena jardinera o mala jardinera, es casi una capitis diminutio el género, pero bueno dolió. (APLAUSOS). Vi también escrito, lo vi fotografiado en un diario un cartel que decía: "Kirchner montonero", no fue eso lo que más me preocupó, han dicho otras cosas también del ex presidente. Debajo de eso decía: "Videla volvé". Por favor, quiero que reflexionemos, no estoy hablando para el grito ni para el aplauso, quiero que reflexionemos. Pregunté y me pregunto todavía quién será el que pudo escribir eso, será una mujer, un hombre, un viejo, un joven, quién puede en la Argentina querer que Videla vuela, quién puede quererlo. Lo vi fotografiado, en letras de molde.

Vi también caras de conocidos defensores y defensoras de los genocidas, también, en esa Plaza de Mayo, que después supimos no fue espontánea, la cadena de emails había empezado por la mañana, mucho antes de que la Presidenta hablara. También fue antes el paro por tiempo indeterminado, antes de que la Presidenta hablara también se lanzó un paro por tiempo indeterminado; sin embargo se tituló que la reacción fue por el discurso duro de la Presidenta.

Y quiero que reflexionemos acerca de estas cosas por las responsabilidades que nos caben a todos: dirigentes institucionales, sociales, mediáticos en la construcción de una Argentina pacífica y con inclusión social. Porque la inclusión social es la verdadera garantía de la pacificación nacional. (APLAUSOS).

Quiero también decirles que junto a esta Argentina, que vimos transmitida por los medios, casi en son de drama, hubo otra Argentina, también, en la Semana Santa: 2 millones y medios de argentinos que salieron de vacaciones, el 5 por ciento más, que el año pasado. Ayer me pasaban las cifras del crecimiento en la construcción, no es la Argentina que nos quieren plantear en la que todo va mal y en la que todo está mal la Argentina real, hay otra Argentina porque los argentinos que han recuperado el trabajo, la esperanza y las ilusiones viven esa otra Argentina.

Pero hablando de los cuatro atributos principales, quiero analizar, junto a ustedes, qué fue exactamente lo que disparó esto que se presenta como un conflicto con un sector económico que por algunas características que yo vi, por lo menos aquí en la Capital Federal, parece algo más que eso, parece un conflicto político, fundamentalmente de aquellos sectores que condenan nuestra política de derechos humanos y aquellos que han perdido las elecciones (APLAUSOS). Porque también vimos a dirigentes de partidos, autodenominados revolucionarios y que piden la reforma agraria, también allí compartiendo el reclamo entre comillas de lo que parece ser un despojo que este Gobierno le está haciendo a un sector económico.

Entonces con estos cuatro atributos fundamentales quiero pasar muy brevemente a que miremos qué fue realmente lo que disparó este conflicto. Parece ser que, por lo que dicen, fueron las retenciones que se fijaron, quiero explicar un poquito esto muy brevemente. Las retenciones no empezaron con este Gobierno, este Gobierno ha tomado la decisión estratégica de rebajar, por primera vez, las retenciones del trigo y del maíz y aumentar las de la soja. ¿Por qué las de la soja y móviles, de acuerdo a como esté el precio internacional para tener certidumbre? Porque necesitamos, además, los argentinos como decisión estratégica que no se sojice todo nuestro campo, necesitamos más productores de trigo, necesitamos más de maíz, necesitamos más productores de leche, necesitamos más productores de carne. Y entonces no solamente por una cuestión de diversidad, sino fundamentalmente porque hace a la calidad de vida de los argentinos. Necesitamos para que los precios internos, que usted los argentinos comen todo los días: el pollo, la carne, la leche, el pan no valga a precio internacional y puedan acceder a los bienes que se producen. (APLAUSOS).

Uno de los problemas, hablando en términos de política agropecuaria en serio, que tenemos hoy, en la República Argentina, es que por la altísima rentabilidad de la soja, que se exporta totalmente el 95 por ciento de lo producido, cada vez es menor la producción de trigo, de maíz y de carne. ¿Y por qué la necesitamos? Porque también hay otras industrias, que necesitan del maíz para mantener a sus vacas, a sus pollos, a sus cerdos, las cadenas de valor.

Quiero contarles que desde el boom sojero, en la República Argentina, el crecimiento ocupacional, del sector rural creció solamente en un 1,5, mientras que el resto de la economía, afortunadamente, (industria, servicio, comercio) pudo hacer crecer la tasa de ocupación en un 17 por ciento. Por eso hoy tenemos un 7,5 por ciento de desocupación. (APLAUSOS).

Quiero decirles que no es una política antisoja, es una política esencialmente pro-Argentina, pro-pueblo, pro-campo también, pro-pueblo. (APLAUSOS). No es una cuestión, como alguien quiere hacerlo aparecer, entre campo e industria, una parte importante de la planta industrial es de la agroindustria, todos son necesarios: el campo, la industria, el comercio, los servicios, pero todos tenemos que entender que todos tenemos que participar armónicamente de ese crecimiento porque es la única manera de erradicar definitivamente el hambre y la miseria, en la Argentina, como lo estamos haciendo. (APLAUSOS).

Tampoco, argentinos y argentinas, es una cuestión de peronismo y antiperonismo, acá me acompañan muchas personas que nunca fueron peronista, ni lo van a ser, yo soy peronista y lo he sido toda mi vida. Pero quiero contarles algo, argentinos y argentinas, los peronistas hemos hecho un duro aprendizaje, alguna vez creímos que éramos el todo, alguna vez creímos que nosotros sólo podíamos transformar el país y que los demás no importaban. Nos equivocamos, nos equivocamos y pagamos caro nuestras equivocaciones. Hoy comprendemos que no solamente son peronistas los que quieren un modelo de país más justo, más equitativo, más digno, los hay también de otros partidos políticos, de organizaciones sociales, lo aprendimos duramente. (APLAUSOS).

Por eso, lo recuerdo como si fuera hoy, en aquella Semana Santa del 87', el peronismo estuvo junto al Gobierno constitucional, de entonces, algo que nadie había hecho con él, cuando los golpes de Estado y eso es aprendizaje (APLAUSOS). También lo han hecho los otros, los que tal vez desde el anti pensaban que los peronistas eran todo el problema del país. Todos los argentinos hemos hecho un duro aprendizaje.

Por eso, cuando uno ve esta resolución, en la cual bajamos el precio de la retención para el maíz, para el trigo, cuando vemos que esto provoca, además, la reducción de los alquileres de los campos, de los arrendamientos de los campos. Porque ustedes saben, argentinos y argentinas, que hoy el 60 por ciento casi del campo está arrendado y está en valores de quintales de soja, esa es la medida de cotización de un campo. Por eso a un productor de leche, por eso a un productor de carne, por eso a un productor de trigo y maíz le cuesta tanto, por eso es una medida absolutamente racional. Y ustedes se preguntan, pero y entonces si esto es así porqué un paro empresarial, un lock out patronal por tiempo indeterminado para privar de alimentos a los argentinos, ¿Por qué? No y acá viene el segundo atributo, que es el de la sinceridad, antes les hablaba del primero, de la racionalidad de las medidas y las decisiones. Ahora quiero hablarles de la sinceridad, este Gobierno no está en contra de los hombres y de las mujeres, pequeños productores que trabajan con sus manos el campo. No, no, les quieren hacer creer a los pequeños productores que queremos ir por ellos. Pero no piden por los pequeños productores, piden por la totalidad de la eliminación de las retenciones, los de los pooles sojeros también, los de los grandes productores también.

Entonces, el primer ejercicio que debemos hacer todos: la Presidenta de la República y los dirigentes sectoriales es entonces decir la verdad a todos. Este Gobierno otorga compensaciones a tamberos, a productores trigueros, a invernadores, uno lo puede ver en internet, basta con ingresar a ONCCA, que es un organismo que integra la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación, compensaciones para poder sostener el precio interno de la carne, de la leche, del pan. ¿Cómo vamos a estar en contra de abordar el problema del pequeño productor, pero detrás de los pequeños productores se esconden otros intereses, los de los grandes pooles, que son los que están diciendo que es el Estado el que se quiere llevar toda la ganancia. Quiero hablarle con la sinceridad absoluta y no estoy tampoco en contra de que alguien arme un fideicomiso financiero, un pool y trabaje, este es el capitalismo y esta es la rentabilidad.

Pero, por favor, hablemos con sinceridad, hablemos con transparencia porque es, entonces, la manera como seguramente todos nos vamos a entender. No es, entonces, un problema de los pequeños productores, que dicho sea de paso escuchaba, el otro día, a alguien recordar el Grito de Alcorta. Yo quiero rendir homenaje, desde aquí, al Grito de Alcorta. Muchos jóvenes, tal vez, no sepan qué fue el Grito de Alcorta, fueron nuestros abuelos y bisabuelos. Tus abuelos Kichner seguro que llegaron a Esperanza, Santa Fe, corridos por el hambre o la política desde Europa y venían a hacerse chacareros. Los arriendos que les cobraban, el alquiler de las tierras no los dejaban vivir, los esquilmaban y surgió así el Grito de Alcorta. Y quiero también homenajear, además del Grito de Alcorta, en esta tarde, a Francisco Netri, el abogado napolitano que representaba los intereses de los chacareros contra el Gobierno conservador y que fue asesinado, en 1916. (APLAUSOS).

Francisco Netri, asesinado, en 1916, por un sicario, dicen de la aristocracia del campo, la historia. Por eso, cuando uno recuerda hay que recordar las historias completas. Y este Gobierno popular, este gobierno que me enorgullezco de encabezar, este Gobierno popular siempre va a contemplar los intereses de los pequeños productores, que no le quepa duda a nadie. (APLAUSOS).

Pero, entonces, Presidenta, qué es lo que se está discutiendo, entonces, en la República Argentina. Y yo creo que en la República Argentina se está discutiendo la distribución del ingreso y un modelo de país. Eso es lo que estamos discutiendo, argentinos y argentinas. (APLAUSOS). Ustedes habrán escuchado a muchos dirigentes políticos hablar permanentemente de la distribución del ingreso; también en letra de molde escribirse acerca de que todavía está pendiente una mejor distribución del ingreso y esto tiene que ver con el modelo de país. Lo que pasa es que hay que preguntarse a quién se refieren, porque cuando uno dice "distribuir el ingreso", yo les pregunto a los señores periodistas, a los señores políticos y a todos los argentinos: ¿el ingreso de quién? Porque esta es la gran cuestión. Escribir sobre la distribución del ingreso, es muy fácil, pero hacerlo cuesta un poco más y sino, miren lo que está pasando. (APLAUSOS)

Distribución del ingreso que tiene que ver con un modelo de país. Las retenciones no solamente son una medida antiinflacionaria para que el alimento del pueblo, de todos, de los obreros, de los que trabajan en el comercio, los que trabajan en los talleres, en los servicios, en la fábricas, hasta de los que no tienen trabajo, pueda estar accesible para todos los argentinos y quieren también un fuerte impacto distributivo porque lo hacen los sectores de más alta rentabilidad y que exportan todo. Todo es costo argentino para ellos, pero todo lo que recaudan es costo europeo, en euros, en dólares. Y esto no está mal, no tenemos que enojarnos porque haya gente con dinero en la República Argentina, no tiene que molestarnos.

Quiero decir algo -y esta sí permítanme porque es una licencia del peronismo-: el peronismo nunca planteó la lucha de clases, el peronismo nunca planteó la guerra entre los pobres y los ricos, para qué, no. (APLAUSOS) Al contrario, somos los creadores de la articulación entre el capital y el trabajo y fíjense, por estas cosas que tiene la vida, que hasta hace unos días atrás, unas semanas atrás, durante toda la campaña inclusive presidencial y durante todos mis primeros meses de gestión, los grandes titulares en cuanto a la cuestión socio-económica era qué iba a pasar con la presión gremial por los salarios. Parecía que los malos de la película en la República Argentina iban a ser los trabajadores que iban a pedir salarios para que se derrumbara el crecimiento, la producción, la actividad económica.

Nada de eso está pasando. Por el contrario, en un formidable aprendizaje histórico; los trabajadores argentinos y sus dirigentes sindicales, han comprendido que el país está primero por sobre todas las cosas. (APLAUSOS)

Pregunto yo: si los que son asalariados tienen este nivel de comprensión, de articulación con los intereses de los demás sectores, de los que aún no consiguieron trabajo o de los que aún teniendo trabajo informales ganan mucho menos, ¿cómo no podemos obtener el tema de la sensibilidad de los que más ganan?

Y aquí viene la tercera cuestión, la sensibilidad. Y bueno, alguien me podrá decir, como escuché en algún medio: "está bien, yo voy a seguir ganando plata, pero yo quería ganar más porque me correspondía más". Y es bueno, no se puede criticar a alguien por querer ganar toda la plata. Me parece que lo importante es, entonces, que entendamos cómo funciona un país. Porque junto a la sensibilidad para entender cómo funciona un país, está la viabilidad de que ese país tiene como sociedad y como Nación.

Hemos probado de todo los argentinos, hemos probado desde 1900 para adelante muchas fórmulas. La fórmula de "la Argentina del Centenario", agroexportadora únicamente la riqueza concentrada en unos pocos y el resto la "ñata contra el vidrio". Duró poco. Con el voto popular, sube al gobierno de Hipólito Yrigoyen. Luego, probaron, a partir de 1930, con los golpes militares. Luego, vinieron los gobiernos de signo popular que traicionaron el mandato y se convirtieron en los gobiernos más liberales y seguidores del Consenso de Washington. Luego, probaron con un partido popular, centenario y democrático, con un sector del progresismo, casi nos vamos todos al tacho.

Han probado de todo, pero solamente ahora llevamos en 100 años, 5 años de crecimiento sostenido y este año, si crecemos, argentinos y argentinas, va a ser el crecimiento más importante de los últimos 200 años, toda nuestra vida.

¿No les parece un buen motivo para discutir, para dialogar, para debatir? Pero el diálogo también tiene que ver con la responsabilidad. Dialogar con una pistola en la cabeza, es muy difícil, sobre todo en democracia, sobre todo en democracia, sobre todo en democracia. (APLAUSOS) No se dialoga de esa forma.

No se dialoga tres horas antes de que hable la Presidenta de la República decretando un paro, un lock out patronal, contra el Gobierno, en definitiva, contra el pueblo al quitarle los alimentos o al hacer que estos suban producto de la escasez.

¿Cómo se dialoga? El otro día leía un interesante artículo -también hay interesantes artículos en los diarios, sobre todo cuando los periodistas escriben lo que ellos piensan realmente y no lo que por ahí se sugieren que escriban los dueños de los diarios (APLAUSOS)- del periodista Zaiat que hablaba de la metodología, esencialmente, de este paro y se preguntaba qué pasa si el día de mañana los concesionarios de los peajes, por ejemplo, dicen "o me aumentan las tarifas tanto por ciento o no pasa ningún auto más". ¿Qué pasa si el día de mañana los empresarios de los distribuidores de los servicios de gas, por ejemplo, dicen "o me aumentan tanto las tarifas o no hay más gas para nadie"? ¿Qué pasa si los distribuidores de energía eléctrica me dicen "o me aumentan tanto las tarifas de energía eléctrica o no hay más energía..."? ¿Esta es la forma de negociar y de dialogar en la República Argentina? No creo. (APLAUSOS)

Creo, sinceramente, en la forma de dialogar, diálogo al que siempre estamos dispuestos. Pueden dar testimonio de ello nuestro Ministro de Economía y nuestro Jefe de Gabinete que en dos oportunidades llamaron a los dirigentes del campo y no vinieron a dialogar. Pero sepan que es necesario, no por una cuestión de fuerza, no por una cuestión de orgullo, sino de responsabilidad institucional de una Presidenta de la República de que no puede negociar sin que hayan levantado las medidas de fuerza que extorsionan a la población. (APLAUSOS)

Es una cuestión no de respeto a la Presidenta, de respeto a la democracia, a las reglas de la democracia, sobre todo con gobiernos que hemos sido elegidos por el voto popular. (APLAUSOS)

Y sobre esto, sobre el voto popular y la responsabilidad, es también de lo que quiero hablar. Mucho se ha hablado de la calidad institucional en la República Argentina, calidad que parece ser sólo se le demanda a cierto sector. También, y permítanme la digresión, he visto que algunos diferencian según si el que hizo un piquete es de un color de piel y entonces está bien y si es el piquete de uno de color rubio está mal. Así no se construye sociedad, así no se construye democracia, así no se construye libertad de prensa. Se construye libertad de prensa cuando se trata a todos por igual, independientemente del color de la piel o del apellido. Eso es libertad de prensa y eso es democracia en la República Argentina y en todas partes. (APLAUSOS)

Pero les decía sobre la responsabilidad. Yo entiendo también a los dirigentes del sector, de todos los sectores, tanto como si me toca hablar con los de un sector sindical como de un sector empresarial, representan los intereses de los sectores, unos, los sectores populares y, otros, los sectores del capital, todos necesarios a la hora de construir país y nación.

Pero también quiero que sepan qué intereses represento yo. Yo represento los intereses, no solamente de los que me votaron, que fueron muchos, sino también de los que no me votaron. Yo represento, además, los intereses de lo que dije en la campaña electoral, porque hay otra cosa de la que nadie habla. Si hoy un dirigente rural tiene la representación de su sector, yo también tengo la representación de lo que dije qué iba a hacer como Presidenta de la República Argentina, porque eso es calidad institucional. (APLAUSOS)

Yo dije en mi campaña que el eje era la inclusión social, que íbamos a trabajar por la distribución del ingreso. Me preguntaron muchísimas veces acerca de las retenciones y dije que no se podían modificar, porque no solamente eran redistributivas, sino porque además ayudaban a sostener los precios de los principales alimentos de los argentinos.

Sin embargo, hubo otra fuerza política a la que escuché criticar en estos días y que ganó aquí en la Ciudad de Buenos Aires, una importante elección -no hay que silbar a nadie-, 60 por ciento de los votos, absoluta legitimidad política y social. En la campaña, sin embargo, cuando le preguntaban si iban a aumentar los impuestos, lo negaron terminantemente. Luego, aumentaron los impuestos inmobiliarios de los sectores más pudientes, con lo cual estoy de acuerdo, yo soy vecina también de la Ciudad de Buenos Aires. Estoy de acuerdo con que cuando uno vive en un barrio con servicios y en lugares que denotan un alto poder adquisitivo, uno tenga que pagar más impuestos, está muy bien que sea así. (APLAUSOS)

Ahora, lo que no se entiende, cuando uno ve algunas paquetas señora vecinas de donde yo vivo gritar con tanto entusiasmo contra retenciones que se distribuyen entre el pueblo y aplaudir tanto a los que en definitiva les aumentan los impuestos a ellas, con la misma lógica que estamos empleando, ustedes no me habrán escuchado una sola palabra. Sé que hubo dirigentes de nuestro sector que no estuvieron de acuerdo con esto, no habrán escuchado una sola palabra de esta Presidenta al respecto.

Y, entonces, ¿de qué naturaleza es el conflicto para algunos sectores? De una naturaleza política. Pero no política por partido, política por modelo de país. También soy consciente de que parte de esas cacerolas que el otro día estaban en la calle, son nuestra política de derechos humanos, no tengo ninguna duda tampoco. (APLAUSOS) Bastaba ver las caras que había de algunos defensores y defensoras de los genocidas junto a otros dirigentes autodenominados revolucionarios que proclaman la reforma agraria. En fin, uno podía ver de todo.

Yo lamenté que Enrique Santos Discépolo no estuviera vivo, lamenté sinceramente, argentinos y argentinas, que Enrique Santos Discépolo no estuviera vivo, hubiera superado "Cambalache siglo XX" si hubiera visto algunas escenas como me tocaron ver a mí, inclusive en la puerta de Olivos cuando algunos nos gritaban "no queremos a Cuba, no queremos a Evo Morales, no queremos a Chávez". ¿Qué tiene que ver todo esto con los intereses de los pequeños productores rurales? (APLAUSOS) ¿Qué tiene que ver? Nada. (APLAUSOS)

Esta es la cuestión del modelo de país, que es en definitiva lo que uno propone cada cuatro años cuando va a elecciones, y entonces los argentinos deciden quién es su presidente o su presidenta. Porque cada uno de nosotros se presenta y dice qué es lo que quiere hacer con el país.

Yo les dije, hermanos y hermanas, a todos los argentinos y a las argentinas, lo que quería hacer. Quería continuar la gestión y la obra de ese hombre que está sentado allí que llevó a la Argentina desde el infierno, como a él le gustaba decir, a esto que no sé si será el purgatorio o la entrada del cielo pero que sí es otra argentina diferente.

Por eso, yo quiero convocar a todos los argentinos al diálogo, pero, fundamentalmente, al sector que hoy todavía corta algunos caminos, que todavía no ha levantado la medida de fuerza. Yo les pido, humildemente, como Presidenta de todos los argentinos y en nombre de todos los argentinos, que levanten el paro para entonces sí dialogar, levanten el paro. Humildemente, levanten el paro y vamos a dialogar. (APLAUSOS)

Por favor, en nombre del género les pido que cambien esa consigna, acuérdense que tienen una compañera Presidenta. Así que es hora de que actualicen consignas, compañeros y compañeras. Pero bueno, vale la intención.

Quiero decirles, argentinos y argentinas, que creo profundamente en el diálogo, pero creo profundamente en el diálogo democrático, donde cada uno expone sus posiciones, sus intereses y, entonces, quién tiene que tomar la decisión, la toma. Es imposible muchas veces en función de gobierno, tomar una medida que deje contentos al ciento por ciento. Es mentira el que dice eso, es porque nunca gobernó o que no sabe qué es la distribución del ingreso.

Alguien que me habla de la distribución del ingreso y me dice que podemos tomar medidas que dejen contentos y satisfecho a todo el mundo, no está hablando de distribución del ingreso, está haciendo un discurso electoral nada más, no está hablando de distribución del ingreso, está haciendo un discurso electoral. (APLAUSOS)

Por eso, con la legitimidad que en este país, por suerte a partir de 1983, tenemos quienes hemos sido electos por el voto popular, con la legitimidad que también nos da haber llevado adelante una política que va a empezar su quinto año de crecimiento consecutivo en el mejor ciclo económico que recuerda la historia, con la legitimidad que nos da que en este proyecto económico, social, político y cultural han crecido todos, ha crecido el campo, ha crecido la industria, los trabajadores han recuperado el trabajo perdido, el salario, estamos recuperando de vuelta un lugar en la Tierra, argentinos, un lugar en el mundo, nuestro lugar, la República Argentina, en nombre de esas legitimidades, la del pueblo, la del resultado económico y, fundamentalmente, para que todos los argentinos y para que todas las argentinas podamos vivir mejor, los convoco al diálogo en serio, desde aquí. (APLAUSOS) Las puertas de la Casa de Gobierno están abiertas, pero por favor, levanten las medidas contra el pueblo.

Quiero agradecer la presencia de hombres y mujeres que no son de mi partido, pero que tienen una convicción profunda en un modelo de inclusión social de crecimiento económico; quiero agradecer la presencia de dirigentes sindicales, de organizaciones sociales; quiero también agradecer el apoyo recibido por muchos ciudadanos y ciudadanas que me dicen todo el tiempo "no afloje" y yo quiero decirles que desde la alta responsabilidad que tengo como Presidenta de la República Argentina, voy a hacer lo que le prometí a los argentinos antes de que emitieran su voto: representar los intereses de todos.

Muchas gracias, muchas gracias argentinos, muchas gracias argentinas, con el corazón, como siempre, con el corazón. (APLAUSOS)

jueves, 27 de marzo de 2008

LAS CACEROLAS DE BARRIO NORTE (Germán Ibáñez)

En la noche del 25 de marzo, volvieron a resonar las cacerolas en algunos barrios porteños y en ciudades del interior del país, pero poco tuvieron que ver con aquellas jornadas de protesta ciudadana que eclosionaron finalmente en diciembre del año 2001. Por entonces, miles de pequeños ahorristas con sus depósitos confiscados confluyeron con todos los sectores sociales que desde mucho tiempo antes venían manifestando su repudio a las políticas neoliberales que enajenaron el patrimonio nacional y aumentaron exponencialmente la pobreza. Ahora, luego de algunos años de crecimiento económico que recompuso el ingreso de la parte acomodada de las clases medias y disminuyó los índices de pobreza y desempleo, suena nuevamente el repiqueteo de las emblemáticas cacerolas. ¿Cómo se explica esta protesta de una clase media favorecida objetivamente por las políticas económicas impulsadas por el “kirchnerismo”?

La interpretación que aparece de manera más inmediata es la que parece esbozar las leyendas escritas en algunos carteles de los que se manifestaron: “estamos con el campo”. Claro que en los cánticos de la jornada, y las respuestas que dieron algunos participantes ante las preguntas de los cronistas que cubrieron la protesta, aparecen otras causas: el “autoritarismo” y la “soberbia” de la Presidenta Cristina Fernández (y su cónyuge y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner). Son dos cosas distintas, y conviene preguntarse por ambas.

¿Qué significa “estamos con el campo”?

Lo primero es precisar quiénes están con el campo; sin desmedro de que en integrantes de otros estratos sociales exista simpatía por la posición asumida por las dirigencias ruralistas, lo que la jornada de ayer mostró es a la clase media acomodada de Belgrano, Palermo y otros barrios porteños manifestándose en sus zonas residenciales o marchando a Plaza de Mayo. Insistimos en que son sectores favorecidos por la política económica vigente; sin embargo ahora asumen una pública oposición al gobierno nacional aduciendo “solidaridad” con los productores agropecuarios.

En realidad, esta historia es vieja: la recurrente sumisión ideológica de las clases medias acomodadas al patrón cultural establecido en la vieja Argentina agropecuaria. Durante el apogeo del Estado oligárquico y del modelo agro exportador de economía abierta que encadenó nuestro país a los imperativos económicos de Gran Bretaña, se consolidó una cosmovisión cultural que reflejaba los intereses de los grandes terratenientes de la Pampa húmeda. Fue la era del “progreso”, heredera de los conquistadores del “Desierto” (¿desierto?) y de los positivistas sin fe en el pueblo pero encandilados con Europa. Los políticos conservadores y los intelectuales orgánicos de la oligarquía, los grandes diarios, la Universidad y la escuela, construyeron la visión de un país “exitoso”, gracias a la potencialidad de su producción agropecuaria, claro que ocultando el aplastamiento de las insurgencias gauchas en las represiones cruentas de la presidencia de Bartolomé Mitre, y el marginamiento de las multitudes trabajadoras, criollas e inmigrantes. Un principio fue establecido y divulgado entonces con insistencia, hasta convertirlo en sentido común: el Estado no debía intervenir en la economía, pues eran los propios actores económicos los que asegurarían la “prosperidad” del país.

Sin embargo, pronto aparecieron las voces de quienes cuestionaban el status quo oligárquico: una República sin soberanía popular, sin autodeterminación nacional, sin distribución de la riqueza (justicia social). En esa dirección se orientaron el naciente movimiento obrero y partidos políticos de vocación popular: primero el radicalismo de HipólitoYrigoyen y luego, y más consistentemente, el peronismo. Se trataba de redistribuir la riqueza, y de ampliar los horizontes productivos del país asegurando una mayor independencia económica frente a las grandes metrópolis del Norte; para eso había que buscar la riqueza adonde estaba. Y el Estado, ampliado democráticamente por la irrupción de los movimientos populares, se transformaba en el instrumento para reorientar la renta nacional y favorecer un mayor desarrollo económico. Especialmente el peronismo, entre los años 1946 y 1955, que intentó aprovechar la extraordinaria renta agraria para financiar el crecimiento industrial y sostener su política social: pleno empleo, aumento de la parte de los asalariados en la riqueza nacional, alta tasa de sindicalización, extensión de los derechos del trabajador (inclusive en la Carta Constitucional).

Esa distribución de la renta nacional, fue resistida furiosamente por los terratenientes, que condenaron abiertamente la “intervención del Estado” en la economía; eran los mismos intereses que durante la crisis de los años ’30 instrumentaron el intervencionismo estatal para salvar sus propiedades. Allí quedó claro que ese sector social considera un “abuso confiscatorio” cualquier intervención del Estado que no tenga como fin “salvarle las papas” en las crisis o asegurarle las máximas garantías de rentabilidad sin ninguna contrapartida de responsabilidad social.

Para dotarse de una base de masas acudieron entonces, y después, a la cosmovisión instaurada durante los “años gloriosos”, y señalaron al enemigo: la política “estatista” que esquilmaba a los verdaderos creadores de la riqueza y sostenía la “demagogia” peronista. Las clases medias más acomodadas, socializadas en esa visión del mundo, se acoplaron a la posición oligárquica, y aplaudieron la caída del “tirano demagogo”. La sensibilidad “democrática” de esas clases medias no era herida por la violencia abierta de la Revolución Libertadora, con sus fusilamientos, persecuciones políticas, torturas generalizadas y detenciones arbitrarias. El intervencionismo “desmedido” fue denunciado entonces, y se procuró restituir la parte de la riqueza que le tocaba a los “verdaderos productores”: es decir a los privilegiados, que ya no eran solamente la vieja oligarquía vacuna sino también la nueva burguesía industrial.

El Estado intervino en la economía, a despecho de la ideología liberal, claro que para sostener la “rentabilidad” de los poderosos; así se sucedieron “Patrias contratistas” y “Patrias financieras” apoyadas siempre en gobiernos dictatoriales con infinitas excusas a mano para postergar el reparto equitativo de la riqueza. De Martínez de Hoz a Cavallo, los Ministros de Economía ponderaron las virtudes del mercado y condenaron la aberración del estatismo, pero siempre instrumentaron al Estado para asegurar el marco jurídico –político de las grandes ganancias de los más poderosos empresarios, incluyendo los terratenientes, los “inversores” extranjeros y los acreedores internacionales. De distribuir la riqueza…nada.

Para que estas políticas tuvieran un mínimo de consenso y asegurar la “gobernabilidad”, fue necesaria la gran sangría popular de la última dictadura militar (¿es necesario recordar nuevamente a Martínez de Hoz, de familia terrateniente, en la máxima conducción económica?), y la poderosa orquestación mediática que, al retorno de la democracia, no cejó de insistir con que “el Estado es mal administrador”. De esta ideología es tributaria la clase media acomodada porteña, que acaba de votar a Macri porque no quiere ver cartoneros, y que se “solidariza” con el campo mientras murmura contra la negrada piquetera. ¿Se solidariza con los productores rurales? En realidad, no se solidariza con nadie fuera de ella misma. Lo que sucede es que repite, una vez más, el viejo patrón oligárquico antiestatista: el gobierno no debe meter la mano en el bolsillo de los “verdaderos productores”. Esa es la cuestión. “Estamos con el campo” significa: estamos contra cualquier gobierno que meta la mano en las “justas ganancias” de los actores privados, y sobre todo si aduce como argumento la distribución de la riqueza. Ese es el argumento “demagógico”, se alarman, y ya imaginan a la negrada recibiendo prebendas “por no hacer nada”, lo cual nos lleva a la segunda causa de la jornada cacerolera del 25 de marzo.

¿Un gobierno autoritario?

Es curioso como se fue generalizando en las clases medias acomodadas la idea de un presunto “autoritarismo” de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Si eso fuera cierto ¿cómo llamar entonces al gobierno de De la Rúa, que dejó más de veinte muertos en las calles antes de retirarse, o al gobierno de Duhalde, bajo cuya gestión cayeron asesinados los militantes sociales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán? Ni que hablar de las dictaduras terroristas. En realidad, la acusación de “autoritarismo” no se sostiene en ninguna avalancha represiva, sino que ha sido divulgada concienzudamente por los grandes medios de comunicación, en virtud de cierto “estilo” blindado de la pareja gobernante. Tal vez la derecha económica, política y mediática agradecería que estos últimos gobiernos se aviniera a negociar amablemente su proyecto de país con ellos. Entonces hablarían de “grandes acuerdos democráticos”, de “políticas de Estado” y archivarían los argumentos maliciosos sobre la soberbia y el autoritarismo presidencial. Ser “democrático” es cumplir con el mandato popular, no transar el programa de gobierno en las roscas con la oposición, bajo la amable tutela de los operadores políticos de los grandes medios.

La clase media acomodada salió anoche a repudiar el “estilo de gobierno” que los diarios, radios y programas de televisión afirman que cultivan la actual Presidenta y su antecesor. El gobierno, en boca de la principal mandataria, salió a reafirmar su posición: ¿es eso más autoritario que el lock out que desabastece de productos básicos, o que la especulación de algunos vivos que hacen subir los precios? Debe darse un gran debate nacional acerca del problema agropecuario: la concentración de la propiedad de la tierra, el crecimiento exponencial del cultivo de soja, el desmonte de bosques, la explotación de la mano de obra asalariada rural, el desplazamiento marginación de pequeños campesinos y comunidades originarias. No fue eso lo que la clase media acomodada de la Capital Federal quiso plantear con sus cacerolas, sino una oposición ideológica y política al actual gobierno nacional, al que acusa de “autoritario”, repitiendo como loros lo que difunde la derecha mediática.

Tal vez quiera un gobierno que le asegure altos ingresos sin asumir el costo de distribuir la riqueza, que no es otro que el de enfrentar a los poderosos que se niegan a recortar sus ganancias. O un gobierno sin “piqueteros” oficialistas, que contaminan con el tufo de una negrada que quiere recibir dádivas sin trabajar. Ayer la chusma plebeya y el aluvión de los cabecitas negras, hoy la mugre de los cartoneros y la negrada piquetera, esos son los nombres del prejuicio de una clase media que naturaliza la “justa ganancia de los verdaderos productores” y abjura de la ardua tarea retomar el desarrollo nacional con autodeterminación y justicia social. Y para hacerlo no hay oro camino que recortar las ganancias de los que más tienen. Este gobierno debería ser juzgado por si se acerca o no a una más justa distribución de la riqueza, no por un presunto “autoritarismo” que es solo el nombre actual de un viejo prejuicio antiplebeyo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, DOCTORA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE FIRMA DEL CONVENIO ENTRE AySA Y MUNICIPIOS DEL CONURBANO

Casa de Gobierno, 25 de marzo de 2008


Recién escuchaba muy atentamente las palabras del señor presidente de AySA, nuestra empresa de aguas, que atiende a la provincia de Buenos Aires, por lo menos a gran parte del conurbano bonaerense, y a la Capital Federal, y escuchaba hablar de transformación, de lo que significa una política inédita en materia de saneamiento durante las últimas décadas.

Pero yo quiero permitirme, en esta tarde, de hoy, hablar de la profunda transformación que ha tenido nuestro país.

Las imágenes que me tocó ver este fin de semana largo, aquí en la República Argentina, casualmente en Semana Santa, siempre Semana Santa ha sido emblemática para los argentinos, y como si fuera una señal pegada, en esta oportunidad, a la memoria de una de las peores tragedias que tiene la historia Argentina, y que fue la del 24 de marzo de 1976. Son señales tal vez que se toma la historia, la casualidad, pero lo cierto es que en estos cinco días, el último día fue 24 de marzo.

Creo que en lo que nosotros pudimos ver, en estos días, hemos visto la transformación tan importante, que ha tenido la Argentina, desde el año 2003, a la fecha. Recuerdo esa Argentina de los años 2003, 2002, 2001, miles de argentinos en piquetes, cortando calles, rutas porque les faltaba trabajo, porque hacía años que habían perdido su trabajo o, tal vez, en el 2001, porque se habían apropiado de los depósitos de pequeños ahorristas de la clase media, Eran los piquetes, como digo yo, de la miseria y la tragedia de los argentinos.

Este último fin de semana largo nos tocó ver la contracara, lo que yo denomino los piquetes de la abundancia, los piquetes de los sectores de mayor rentabilidad.

La Argentina ha cambiado muchísimo, se ha transformado de aquella tragedia a esto que parece casi un paso de comedia, porque si bien la historia ha cambiado y algunos sectores que parece ser que insisten con las mismas prácticas de siempre y que parece que no están decididos ni a cambiar ni a comprender ni a entender. (APLAUSOS). Y aquellos argentinos que desesperados por la falta de trabajo, por la miseria se lanzaron a las calles y que fueron duramente denostados de algunos medios. Yo me acuerdo, año 2003, 2004, como pedían al Gobierno que diera palos y pusiera orden en la República Argentina; infinidad de editoriales, de artículos pidiendo orden para los que no tenían trabajo.

Hoy, afortunadamente, millones de argentinos han recuperado la dignidad del trabajo y curiosamente, entonces, aparecen nuevamente los piquetes, pero esta vez mucho más violentos y protagonizados por el sector, tal vez, de mayor rentabilidad de los últimos cuatro años y medio o cinco. ¿Y por qué hago esta señalización tan exclusiva de fechas o de períodos? Porque alguien desprevenido que viera la imagen diría, "bueno, este es un sector que siempre fue rentable, que tuvo una altísima rentabilidad, de repente viene un Gobierno, el ‘gobierno malo' del presidente Kirchner o la "presidenta mala' Cristina Fernández de Kirchner que quiere apropiarse de una rentabilidad que venía de mucho tiempo en el sector". Pero es exactamente a la inversa, porque junto con aquellos desocupados, junto con aquellos ahorristas, también captados en sus depósitos, los productores del campo se debatían, también, entre el remate de sus campos y la falta de competitividad que la economía argentina, como tal, como sistema macroeconómico los había llevado al fondo del pozo.

Eso sí, allá por 1991, cuando se instaura la convertibilidad, el uno a uno, se eliminaron las retenciones. No había retenciones en la República Argentina, eso sí casi nos quedamos sin productores con el uno a uno. Yo me acuerdo el surgimiento de los movimientos de mujeres en lucha porque remataban los campos, me acuerdo los primeros tiempos de nuestro propio Gobierno, cuando los dirigentes ruralistas, que hoy amenazan, no al Gobierno, sino a la sociedad con el desabastecimiento de comida, venían a pedir que por favor tuviéramos una política de recuperación en materia de créditos bancarios para que no fueran rematados sus campos; política que realmente se llevó a cabo desde el Banco Nación, que siempre -bueno es reconocerlo- hizo el aguante a todos los productores.

Hay una rara conducta, muchas veces, es como que cuando hay pérdidas la sociedad debería absolverlas, es una suerte de socialización de las vacas flacas y cuando las vacas vienen gordas, las vaquitas para ellos y las penitas para los demás. (APLAUSOS).

Yo quiero aportar, porque siempre es bueno aportar reflexión y pensamiento y preguntarles a todos y cada uno de los que integran el sector, más allá de que algunos me dicen: "hay una fuerte carga ideológica". Bueno, uno puede ser peronista, antiperonista, no peronista, comunista, puede ser cualquier cosa, en política se puede ser cualquier cosa, pero en economía hay que tratar de ser lo más sensato y racional posible. Es precisamente a partir del gobierno que se inicia en el año 2003, donde realmente comienza a tener competitividad el sector, no es solamente un problema de alza de las commodities. Para los brasileros también subió el precio internacional, sin embargo el sector agropecuario brasilero, que no tiene retenciones, tiene un 16 ó 17 por ciento menos de rentabilidad que el sector agropecuario argentino. Y ¿por qué? Muy simple, por el tipo de cambio; sostener un tipo de cambio competitivo, como lo hace el Estado argentino a través de un sistema, no de regulación cambiaria, sino de administración cambiaria, es decir, absorbemos dólares cuando entra y se liquida toda la cosecha para que se mantenga el valor porque sino el dólar se cae, se hace con una política que está siendo sustentada por el Gobierno y que también forma parte de la utilización del superávit fiscal.

Pero además del tipo de cambio, imaginen por un instante, todos los hombres y mujeres que dedican su vida con pasión al trabajo en el campo, que este dólar no estuviera más a 3,17 o 3,18, que de repente estuviera a un tipo similar al que está la relación del real, por ejemplo, con el dólar, qué sucedería, si realmente el Estado no se dedica a comprar dólares, que también lo hace con el superávit fiscal.

Pero imaginemos, por un momento, que tampoco hubiéramos desacoplado los precios del combustible; el campo consume aproximadamente 4 mil millones de litros de gasoil, 4 mil millones de litros de gasoil, que no tienen a un precio internacional, sino a un precio argentino subsidiado por todos los argentinos, subsidiado por todos los argentinos (APLAUSOS). Pero sigamos imaginando, además, que los salarios no fueran en pesos argentinos o las tarifas no fueran en pesos argentinos, es el sector que exporta prácticamente todo. La soja se exporta, prácticamente, en un 95 por ciento, no se exporta en pesos argentinos, se exporta en euros, en dólares, pero los costos son argentinos que sostiene el peón rural, que es el peor pagado de toda la escala salarial. (APLAUSOS). Lo sostiene el peor pagado y el que más trabajo en negro hay, de esto se puede dar fe, también, en el Ministerio de Trabajo, pese a las constantes inspecciones y contralor que se hace desde el Ministerio de Trabajo. Pero todos saben que lo que estoy diciendo es cierto.

Entonces esta competitividad que tiene el sector y que le ha agregado tecnología, inversión y que está muy bien que lo haga, pero que las condiciones macroeconómicas del modelo que tanto critican y que es instauró desde el 25 de mayo de 2003, es el que los ha tornado absolutamente competitivos y con una rentabilidad nunca vista. Por eso digo, es bueno explicar estas cosas, qué pasaría, además, porque se habla también de la voracidad fiscal. En principio, si no hubiera retenciones, quiero decirles a los argentinos, que el pollo, la carne, la leche la verían por televisión porque realmente la historia de las retenciones en la Argentina, que no empieza con el Gobierno del presidente Kirchner, sino que ya se da inclusive, desde el siglo XIX, siempre tiene que ver cuando se adquiere un tipo de cambio competitivo, precisamente porque al ser un sector muy vinculado con la exportación, la retención actúa como un efecto redistributivo que permite también, mediante el pago de compensaciones, porque quiero decirles que también pagamos compensaciones al sector lechero para que el precio de la leche pueda estar accesible para todos los argentinos. Si no pagáramos ese subsidio que se reconoce por cada litro de leche, el precio de la leche, que es uno de los que más ha crecido en el mercado internacional, estaría francamente a precios prohibitivos.

Pero además, ese superávit fiscal que ayuda a sostener a todos los argentinos, inclusive, los que menos tienen son los que más aportan, porque el IVA, que es el principal ingreso impositivo argentino, lo pagan todos, hasta los desocupados cuando van a comprar un litro de leche o un kilo de pan. (APLAUSOS)

Las retenciones que contribuyen a conformar el ingreso fiscal en aproximadamente un 10 por ciento, no solamente se utilizan entonces para sustentar estas condiciones macroeconómicas del sector y que sigan siendo competitivo, sino también, por ejemplo, para infraestructura.

Yo escuchaba el otro día a un productor que decía "cuando se nos inundaba el campo en La Picasa nadie nos vino a dar una ayuda". La laguna La Picasa es una laguna ubicada en la provincia de Santa Fe, en zona limítrofe también con Entre Ríos, que inundaba toda la zona y yo me preguntaba dónde estaba este hombre el día que yo fui a inaugurar con el presidente Kirchner La Picasa donde el Estado argentino, los argentinos invirtieron 62 millones de pesos. (APLAUSOS)

¿Saben cuánto hemos invertido, argentinos, en obras hídricas que han permitido recuperar 8 millones de hectáreas que se anegaban? 3.600 millones de pesos. (APLAUSOS) También es parte del superávit fiscal. Hectáreas que, bueno es decirlo, cuando se recuperaron estaban en el orden, no sé, de los 500, 800 dólares la hectárea, hoy, están a precios siderables, se han quintuplicado, sextuplicado los precios. Esto lo saben todos, pero lo saben también todos y cada uno de los habitantes que tienen un vecino o un amigo o un conocido en el pueblo en la ciudad que lo vieron siendo propietario, dueño de campo en el 2001, en 1999 y lo ven hoy, han visto cómo han podido reconstituir y recuperar su nivel de vida.

Está bien, nadie critica que puedan comprarse una 4 por 4 o que vivan bien y que tengan lo que tantísimos argentinos querrían tener; lo que no me parece bien es que además quieran hacerlo a costa de que otros argentinos no puedan acceder a las cuestiones más elementales. (APLAUSOS)

Yo quiero contarles además, argentinos, que en obra viales, que atraviesan todas las provincias argentinas, yo veía el otro día a un grupo de productores ahí en Ceibas, en el cruce de la 14, ahí estamos construyendo la Ruta 14, la autovía, la famosa "ruta de la muerte", lo sabe el Gobernador de Entre Ríos, ¿con qué fondos creen que se construyen estas obras de infraestructura, la Ruta 9? 18.000 millones de dólares hasta ahora únicamente en obra viales, hace poco inauguré la 81 que atraviesa la provincia de Formosa y 5.600 millones de dólares más que vamos a invertir este año.

Yo me preguntaba cuando hablaba de la zona de Villa María, Córdoba, Río IV -allí veo a un diputado de Río IV- la Ruta 9, ¿por qué se hace intransitable? Porque había agua, no, intransitable por la cantidad de camiones que transportan mercaderías. Y está muy bien que lo hagan, reses, granos, para salir por el puerto cerealero más grande del mundo que es Rosario. Para ellos también lo estamos haciendo y para ellos fundamentalmente es la Ruta 9, yo no ando por la Ruta 9 ni ando subida transportando camiones, la mayoría de los argentinos tienen otras actividades. Con lo cual uno puede observar el inmenso despliegue de infraestructura en materia vial, en materia de recuperación hídrica.

Y también en otros como en educación: 12 provincias argentinas reciben el aporte del Tesoro Nacional para que sus maestros tengan un salario digno, ni qué ver las escuelas.

Me invitaba el otro día el intendente de La Calera para que inaugurara la escuela técnica más grande de la Argentina hecha también durante esta gestión. La escuela técnica para formar obreros argentinos.

Así podría seguir enumerando todo lo que significa la infraestructura en materia vial, en materia económica y social para todos los argentinos.

Pero también me puse a mirar los datos de exportaciones en estos días de huelga. ¿Para quién es la huelga pregunto? Entre el día 13 de marzo y 23 de marzo, en esos 10 días, han salido exportaciones por 402 millones de dólares, de los cuales, 122 millones de dólares son de maíz. Yo leía un cable de hoy de Roberto Doménech, presidente de la Asociación de Productores Avícolas que denunciaba que se le están muriendo los pollos por la falta de maíz.

La huelga me parece que se la están haciendo a los argentinos, porque las exportaciones siguen viento en popa. Los pedidos de embarque entre el día 5 de marzo y creo 18 de marzo, si mal no recuerdo, van por 2.900.000 toneladas de granos.

O sea, podrán morirse los pollos argentinos veremos también tal vez crecer el precio de los mismos. Ustedes saben que los argentinos consumen aproximadamente 30 kilos de pollo por año más unos 70 kilos aproximadamente de carne, lo que nos convierte en uno de los consumidores de proteínas más importantes del mundo y bienvenido sea porque eso nos da neuronas y porque eso nos da una calidad humana que nos ha distinguido en toda la América latina, pese a que algunos, tal vez, les gustaría que lo que comen los argentinos a precios argentinos pudieran exportar mucho más y entonces tener mayor rentabilidad. (APLAUSOS) Pero esto es lo que yo digo qué país queremos, si queremos volver al país de unos poquitos o queremos volver a un país más justo, con mayor equidad, con mayor distribución.

Porque las retenciones, no son medidas fiscales, son profundas medidas redistributivas del ingreso. Escucho y leo muchas veces a periodistas que por allí tienen un marcado tinte progresista, encarar el tema de las retenciones desde una percepción únicamente fiscal. Pero a ver, ¿qué es la distribución del ingreso? ¿Cómo se hace la distribución del ingreso si no es, precisamente, sobre aquellos sectores que tienen rentas extraordinarias sino de qué ejercicio me están hablando en materia de distribución del ingreso, a quién le vamos a pedir, a los países fronterizos, a quién, qué es la distribución del ingreso? Algo que siempre se declama, algo que siempre se dice pero que muy pocas veces se cumple, ¿por qué?, porque hay que tocar intereses que muchas veces son muy poderosos y que cuestan.

Yo quiero llamar a todos estos sectores de los cuales también son parte de la Argentina, parte importantísima de la Argentina, son gente que produce, son gente que trabaja y que tiene la suerte de tener una excelente rentabilidad por políticas que han sido sustentadas por todos los argentinos. Pero así como les digo y los llamo a la reflexión, también les digo que no me voy a someter a ninguna extorsión, a ninguna, a ninguna. (APLAUSOS)

Yo puedo entender los intereses del sector, pero quiero que sepan que soy Presidenta de todos los argentinos y que tengo que gobernar para todos los argentinos y para los intereses de todos los argentinos y para que los argentinos que vivimos aquí, en la Argentina, sigamos teniendo costos también argentinos en materia de alimentos, en materia de todo lo que hace a nuestra vida cotidiana. Porque somos todos nosotros los que con el esfuerzo sostenemos este modelo y permitimos que los sectores que tienen una mayor competitividad, puedan tener también una mayor rentabilidad.

Yo quería, finalmente, dirigirme a todos los argentinos y pedirles un esfuerzo muy grande de tolerancia, porque siempre las pujas distributivas y los enfrentamientos con sectores generan, en definitiva, violencia, violencia que por cierto he visto mucho más en los sectores de alto poder adquisitivo que en aquellos que no tenían trabajo.

Me tocó escuchar este fin de semana a un muchacho de Chivilcoy que decía que le habían dado un "puntazo" -lo escuché por un canal de televisión- porque estaba distribuyendo carne en el pueblo de Chivilcoy. Lo entrevistaba alguno que no quería que vendiera carne le había dado un "puntazo". Violencia que realmente es inentendible sobre todo -siempre es inentendible la violencia- pero cuando tiene un determinado lugar en la sociedad, cuando uno tiene una determinada posición económica, una determinada holgura económica, la violencia es mucho más incomprensible y mucho más insostenible. Porque si alguien que pertenece a uno de los sectores de mayor rentabilidad en la Argentina actúa con ese grado de violencia, ¿qué podemos esperar de alguien que no tiene trabajo, que nunca tuvo casa, esos pibes para los cuales muchas veces sin trabajo y sin familia se pide bala y palo? (APLAUSOS)

La verdad es que me parece que deberíamos todos hacer un ejercicio de reflexión, pero sepan que voy a seguir representando los intereses de todos los argentinos, de los que me votaron y de los que no me votaron también porque ese es mi deber como Presidenta de la República Argentina y lo pienso ejercer con todos los instrumentos que la ley, la Constitución y el voto popular me han conferido.

Muchas gracias. (APLAUSOS)

domingo, 16 de marzo de 2008

El largo viaje hacia el PJ (Nicolás Casullo, Página 12, domingo 16 de marzo de 2008)

¿Sirven las historias para seguir pensándonos como comunidad? ¿O todo se reduce a la novedad de la noticia? Respecto a la reorganización del Partido Justicialista que emprendió el kirchnerismo, poco se ha reflexionado sobre el complejo significado que tuvo en el peronismo esta relación con su propio organismo partidario. Cómo se pensó por ejemplo está relación en 1946, en 1955, durante la extensa resistencia, o en el tiempo camporista del ‘73. Relación clave y a la vez fallida (en aquel pasado previo a nuestro último cuarto de siglo) frente a la siempre reverenciada dimensión del movimiento nacional.

El partido que vuelve a la primera plana de los diarios al calor de las actividades diarias de Néstor Kirchner tiene un largo atrás polémico. Con debates cruciales sobre sus quilates en distintas encrucijadas, que no son para nada sin embargo un “tiempo que ha sido”. Como toda tradición, o memoria, resultan “astillas del pasado” de una crónica que hoy se hacen presentes de manera invisible. Que hablan desde sus fantasmas danzando por detrás, con 60 años de teorías y ensambles laboristas, populistas, sindicalistas, reformistas o revolucionarios que pensaron, desde 1945, qué partido para qué peronismo.

Pero no hay tiempos argentinos iguales entre sí. El justicialismo es hijo hoy de un presente donde la cuestión del partido asume características inéditas, en cuanto a necesidades y formas representativas para una democracia asentada nacionalmente. Y en un Occidente que discute, post siglo XX, esto mismo: qué nuevos dispositivos de masas para la política y sus crisis.

Ahora comienzan a leerse solicitadas, documentos y correos electrónicos de militantes y sectores sobre el Partido Justicialista, textos que hablan de “derechas”, “izquierdas”, adentro y afuera, puestos y luchas, militantes y jetones, renovación, retroceso o modernización, aliados y convidados de piedra, organigrama cerrado o espacio popular abierto. Como si aquella extensa historia del “partido” removiese su esqueleto, intentando alcanzar ahora la figura que le piden los nuevos vientos.

Del lado periodístico sobre “el asunto PJ” prima hoy la noticia como boom anecdótico, como información bastante iletrada al respecto, comentarios opositores de descrédito, a lo que se suma el habitual silencio kirchnerista en cuanto a no fecundar políticamente sus propias operatorias para un mundo medio que suele rechazar, por opaco, casi todo obrar “peronista”, y para una época en general que adolece de un profundo déficit narrativo en cuanto a desconsiderar contenidos y sentidos de la política.

El súbito Partido

Sobre fondo de la relación Secretaría de Trabajo-sindicatos, y de la jornada de octubre del ‘45, se constituyó la fuerza política que triunfará en las elecciones presidenciales de febrero de 1946. Perón alentó y dio forma, a dedo limpio y en 10 semanas, la reunión del bisoño Partido Laborista, la Cruzada Renovadora del Radicalismo que nucleaba sectores críticos de la última década radical, el Forjismo proveniente del yrigoyenismo antiimperialista que se disolvió en las entrañas de la nueva criatura política, grupos independientes del socialismo y candidatos de la Alianza Libertadora Nacionalista.

Este tinglado “partidario” pasará a ser un arma electoral menor, para Perón, en relación al vigor del movimiento nacional que el líder pensó en sedes fabriles sindicalizadas y en las calles repetidas de octubre. La disparidad se hará notar inmediatamente desde el mismo criterio de Perón, en lo que hace a su idea de relación entre clase obrera y política. Pese al éxito en las urnas, el caudillo rechazó un laborismo a la usanza inglesa (partido sindical) para apostar a un movimiento social y político que trascendiese “la politiquería partidaria” infeccionando al obrero (Perón dixit). Un modelo democrático popular abierto abajo, bajo cuadrícula esencialmente sociogremial.

El peronismo post-electoral va a apuntar a una horma de corte vertical en su mando, pero ampliamente inclusora de bases sociales diversas (no clasista). Perón llama a disolver los nucleamientos políticos que conformaron el triunfo del ‘46, y ya para diciembre de 1947 funda el Partido Justicialista con sus obedientes “ramas”, no con sus “alas” diversas. Criatura que devendrá peronismo a secas. El Movimiento será la organización histórica.

Enfrentar al conjunto de todos los partidos políticos de derecha a izquierda (Unión Democrática) con un dispositivo armado entre gallos y medianoche en 60 días, gestó una genética peronista desde donde se leyeron ideológicamente las cosas de la siguiente manera: 1) Su historia provenía “de afuera” del sistema democrático liberal, historia que en pleno 1945 fue ilegitimada por dichas “instituciones de la patria”, tildándola de fascista, nazi, totalitaria, o una suerte de acarreo “anarco-comunismo” lumpen. En este extremo clima de confrontación el partido licuó su significado. 2) En la natividad peronista real lo partidario fue una ausencia total. Luego, desde la matriz movimientista-populista posterior, fue apenas una parte fragilizada de un “todo gobernante” que partió culturalmente al país en dos. El partido de diputados y senadores no pudo dar cuenta ni representar ese dato mayor que rebasaba lo institucional. 3) El partido ocupó una suerte de “no lugar” en la década de gobierno, en tanto instancia que el propio peronismo desconsideraba como extrasindical, esto es: pseudotrabajadora, improvisada, más bien “inorgánica”, una existencia sin nervadura, de la que el líder y Evita no daban cuenta de su existencia en las concentraciones de la plaza.

El Partido cortesano

Cuando el peronismo es derrocado en 1955 ya había instalado su liturgia y su forma de ser, donde el PJ jugó de manera secundaria y hasta patética como un simple “engorde” de afiliación pasiva. Perón y las masas trabajadoras eran a esa altura la historia peronista. Junto a eso, una administración de gobierno jaqueada, un partido inocuo, y un inmenso mundo pequeñoburgués urbano antiperonista que derrotó –en la cotidiana batalla cultural y política de entonces– al 62 por ciento de los votos obtenidos por Perón en 1952. Ahí había fallado, básicamente, el partido “interclases” como universo de mayores pluralidades inclusoras.

Para John W. Cooke en ese oscuro ‘55 se da “un Perón insustituible”, y un mundo político partidario burocratizado “espectador”, “aplaudidor del líder”, “cortesano”, dice. Un partido que no resuelve “ningún problema sino que plantea que no hay problemas”, aclara Cooke. Y sentencia: “Faltó un aparato político en que se plantease la nueva marcha”. Dicho aparato no estuvo en los desvelos de nadie como corazón de una política en democracia. Ni Perón ni Evita ni los sindicatos imaginaron un peronismo devenido partido a la usanza clásica liberal, sino una fuerza descamisada contra un histórico andamiaje dominante. El mismo Cooke había sido llamado tardíamente a reorganizar infructuosamente el PJ de Capital poco antes de la caída. Ya en ese ‘55 Cooke comienza a exponer lo que sería esta dramática peronista de un partido poco real, casi “pintado”.

La “cueva de burgueses”

Desde ese 1955 el nuevo fondo de escena histórico, para el movimiento popular, pasó a ser la misma Plaza de Mayo, pero ahora no festiva sino bombardeada con 350 asesinados. Luego vino la derrota. El exilio de Perón y de centenares de cuadros políticos, los fusilamientos de José León Suárez y Campo de Mayo, miles de presos, sindicatos intervenidos y toda actividad partidaria prohibida. Esto abre un tiempo tan inesperado e inédito para el peronismo como lo había sido el repentino post-Octubre del ‘45. Su democratismo popular dejó de formar parte de “la República” democrática castrense.

En los 18 años restantes el peronismo en el llano, el de la resistencia, sellará a fuego valores y lecturas indelebles sobre sí mismo y sus formas organizativas partidarias. Su espejo decisivo será esa edad heroica y utópica en pos del regreso de una “felicidad perdida”. En ese largo interregno la problemática del partido entrará en un eclipse acentuado.

Un Perón, radicalizado, piensa o acepta las ideas de una guerra integral, comandos de lucha clandestinos, golpear y negociar sindicalmente, organigramas armados, sabotajes terroristas e incipientes experiencias guerrilleras. El peronismo prohibido había entrado en otra sintonía estratégica, también en la cabeza de sus activistas: la meta fue la huelga general revolucionaria, la de la insurrección popular a labrar. Lo que transformó al partido en el espacio olvidado, o en un simple artilugio del movimiento nacional para elecciones que nunca llegarían.

“El Consejo superior del Partido Justicialista ha dejado de existir”, informa por carta Cooke a Perón en 1957, a la vez que detalla la lucha de la resistencia y la dudosa opacidad de los dirigentes políticos. “Todos los acuerdistas, derrotistas y pacificadores son como bosta de paloma”, le contesta Perón ese año refiriéndose a la mayor parte de la actividad de los políticos oficiales. Poco más tarde los Leloir, Bramuglia, Saadi, Gelsi y otros apañarán los partidos neoperonistas acuerdistas, que reciben contradictoriamente la venia y a la vez la crítica del caudillo en lejanía.

Recuerda en una entrevista el militante Gustavo Rearte esas disputas en 1959: “el sindicalismo era lucha y caño; los del partido, una cueva de burgueses”. Comenta por esa fecha Cooke: “Los figurones del partido lo acusan a usted, General, de que nunca organizó el peronismo desde el gobierno y tampoco lo hará ahora, que son maniobras de distracción suyas”. A lo que Perón responde: “La verdadera fuerza del peronismo está en el campo de los trabajadores”, y agrega: “Es decir, en todas partes”.

Ya para 1964 Cooke, pensando en una vanguardia peronista revolucionaria, le escribe al General desde La Habana: “Solo por rutina puede pensarse que el peronismo pueda estructurarse democráticamente y en forma orgánica por los medios clásicos de los otros partidos”. Perón parece acordar con esa idea, y al tiempo le comenta de manera indiscernible: “El peronismo surgió contra todos los partidos e hizo saltar para siempre el esquema de partidos”.

1973: “los partidos”
del Partido

El desemboque de esa edad represiva se da a fines de 1972 con el regreso de Perón al país, el armado del Frejuli, y el congreso partidario en el Hotel Savoy que elige la candidatura de Cámpora por decisión del líder, quien hace de su propio cuerpo la representación casi sacra del “PJ”, con el único visto bueno que le importaba: la CGT.

Para marzo de 1973 opinaba la revista Envido, impregnada de la atmósfera de JP y Montoneros: “El proceso de liberación debe enfrentar aquellas variantes que le piden al peronismo su reconversión en un gigantesco y dormido partido ‘centro izquierdista’, pletórico de un inocuo reformismo”. En esos mismos días argumentaba frente al periodismo el general Sánchez de Bustamante, comandante del Primer Cuerpo de Ejército: “¿Cómo anhela este comandante que se exprese el movimiento de masas? Como Partido Justicialista, sujeto a reglas expuestas en el estatuto de todos los partidos. ¿Será posible esto? Dudo mucho, el peronismo se presentó siempre con ingredientes de nítida fisonomía marxista que llama a preocupación a los hombres de armas y de orden”.

Consultado en Madrid por una agencia de noticias italiana poco antes de su regreso definitivo al país, el general Perón explicaba escuetamente en un párrafo, que había que tomar principalmente en cuenta a “las socialdemocracias escandinavas” como “partidos populares de avanzada y bienestar”, los cuales se “habían organizado a partir de los grandes problemas del presente y el futuro de la humanidad”.

Un extenso tiempo argentino se cerraría pocos años después (1976) de manera infausta, aglomerando en sus sótanos esta turbulenta biografía de un partido que hoy vuelve a remover la política nacional.

Sin epopeyas de octubre por detrás, con seis décadas de vida, actuando en absoluta libertad ahora durante un cuarto de siglo democrático, y siendo gobierno, por primera vez el PJ asume un inusual protagonismo como tema central ordenador de un Todo peronista histórico.

martes, 4 de marzo de 2008

Discurso de Cristina Fernández de Kirchner en la Federación Nacional de Camioneros (4 de marzo de 2008)

Dicen que la Patria está en todas partes y es cierto, pero cuando una está junto a los Trabajadores siempre siente a la Patria más cerca, y hoy en este día tan especial, en esta verdadera fiesta popular que significan los Trabajadores reconociendo a sus dirigentes, porque saben que cuando reconocen a sus dirigentes también están reconociendo sus propias luchas, quiero decirles que me siento hoy más que nunca con el mismo compromiso que tuve toda mi vida con los intereses populares. (Aplausos)

Siento orgullo por el testimonio que siempre hemos dado acerca de nuestras convicciones e ideas, pero también siento un profundo orgullo por lo que significó el Peronismo en la vida de los Trabajadores de la República Argentina: (Aplausos)

En los orígenes, hermanos y hermanas, del Movimiento Sindical, era siempre el enfrentamiento a veces hasta sangriento entre el Capital y el Trabajo. Y fuimos nosotros desde la historia, desde la construcción que hizo el Peronismo, en el que siempre he militado, los que volvimos a articular la alianza entre el Capital y el Trabajo que permitió construir un país más justo para todos los Argentinos y para todas las Argentinas. (Aplausos)

Quiero estar con Uds. en esta mañana de fiesta y alegría, como tiene que ser cuando los Trabajadores se reúnen porque hay un país más justo, porque hay una Sociedad, porque hay un País que ha decidido reiniciar un camino de Reconstrucción Nacional, como recién decía Hugo, decisión nacional, economía al servicio del pueblo para un país más justo. Estas son las 3 claves en las cuales podemos articular entonces hoy todos los argentinos, independientemente del lugar político-ideológico que tengamos, ya que tenemos posibilidades de un presente mejor y un futuro con esperanzas y con ilusiones.

Yo quiero agradecer en nombre de todos los argentinos el esfuerzo que los dirigentes sindicales de este nuestro país están haciendo para darle sustentabilidad a un Modelo Económico Social y Cultural. No lo hacen de buenos, lo charlábamos en la última reunión que mantuvimos con los compañeros de la Confederación General del Trabajo, todos los que hoy estamos aquí sentados como dirigentes sindicales o como dirigentes políticos vivimos aquellos años 70. Tal vez en lugares diferentes pero ninguno de nosotros fuimos comentaristas o analistas, éramos militantes políticos que participábamos activamente en la vida del país y vimos cómo el país se desmoronó.

Entonces, en ese aprendizaje histórico, de Trabajadores y dirigentes políticos advertimos que cada vez que se tensiona de una manera la sociedad, cada vez que no podemos articular adecuadamente los intereses entre el Capital y el Trabajo, finalmente los que siempre especulan y quieren la riqueza de unos pocos y la miseria de muchos son los que terminan ganando.

Eso pasó en 1976 cuando se instaló un proyecto de decadencia, de atraso y de genocidio para el país, ese duro aprendizaje todos los hombres y mujeres lo hemos hecho. Por eso, con seriedad, con responsabilidad, con racionalidad, estamos construyendo esta economía de todos los días que necesita del aporte de todos. De los empresarios, que tienen que entender que debemos mejorar la distribución del ingreso; de los Trabajadores también, que saben que tenemos que aportar para mantener la inversión, el crecimiento y la producción. (Aplausos) No es que haya uno más vivo que los otros, es que hemos hecho aprendizaje y aquí estamos, dando testimonio y aportando a la construcción de este país que ha dado un salto cualitativo y cuantitativo en mejorar la calidad de vida de los Trabajadores.

Yo siempre digo que para poder tener mejores salarios es necesario que todos tengan trabajo, porque cuando las colas en las fábricas se llenan de desocupados, allí caen las condiciones laborales, y es entonces cuando debemos luchar para lograr un régimen de pleno empleo. Por eso, porque cuanto más empleo haya mejores condiciones de trabajo podrá haber para todos los argentinos, es que estamos dándole sustentabilidad a este Modelo.

Quiero además decirles que siempre, como cuando era Legisladora y lo recordaba Hugo hace unos instantes, ahora como Presidenta de los Argentinos siempre estaré del mismo lado, del lado del Pueblo, ni un centímetro más allá de los intereses del Pueblo Argentino. Es mi compromiso de vida, es mi compromiso político y es mi más intima convicción.

Finalmente, agradecerles a los Compañeros de la Confederación General del Trabajo, al compañero Hugo Moyano, este magnífico acto que revela el grado de organización y participación de los Trabajadores. (Aplausos). Al mismo tiempo, argentinos y argentinas, en este mismo ámbito de Trabajadores, donde siempre luchamos por la paz, quiero también como Presidenta de todos los Argentinos, convocar a toda la Región Latinoamericana al compromiso con la Paz y con la liberación también de Ingrid Betancourt y los rehenes en Colombia.

Los argentinos somos solidarios, las argentinas queremos la Paz y en eso vamos a seguir trabajando, todos y cada uno de los días, porque sabemos que debemos aprovechar este momento que vive la región, donde por primera vez los países emergentes estamos en un proceso de crecimiento, para que nada ni nadie intente perturbar ese crecimiento ni tampoco los liderazgos populares y democráticos obtenidos por el voto popular en nuestra Región.

Por eso, hoy más que nunca, compromiso con la Paz y con el Trabajo, como siempre. (Aplausos)

Gracias, muchas gracias. Fuerza, a seguir trabajando, los quiero mucho, gracias. (Aplausos)