miércoles, 30 de julio de 2008

Partidos y concepciones (Ernesto Villanueva)

La iniciativa gubernamental en materia de derechos de exportación excedió la capacidad decisional de sus fuerzas en el orden social, legislativo y ejecutivo. Más en castellano, los otros eran más que nosotros. Esto es, la propuesta de las retenciones móviles no se compadecía con el poder propio existente. Ello no fue transparente al principio. Por el contrario, el Gobierno dictó la resolución 125 en la creencia de que sería aceptada, aún a regañadientes. Sin embargo, la tempestad que se levantó superó con mucho las expectativas gubernamentales, y ello repercutió en un proceso revelador.

Nuestros partidos políticos son casi inexistentes. En muchos casos adoptan la forma de catch all, partidos "toma todo", con ideologías blandas que se adaptan de acuerdo con el público, el territorio y las circunstancias. Si a ello se le agrega la heterogeneidad estructural de la Argentina, en varios casos se trata de confederaciones provinciales; de ligas de gobernadores. En este contexto, no es de extrañar que una medida donde se discutía más lo ideológico que otra cosa, casi todas las estructuras estallaron. Por supuesto, el Partido Justicialista, pero también la Concertación Plural y los socialistas.

Quizás éste sea el saldo más positivo de esta batalla perdida. El pragmatismo está dejando lugar a las concepciones, y es bueno que así sea. Obviamente, si el Gobierno insiste por un camino de transformación social, ha tenido un momento espectacular para saber quién es quién, en particular para conocer cuál es la fuerza propia y reposicionarse desde esa certeza: La sociedad también ha tenido sus descubrimientos: a Barrionuevo, Miguens, Lozano, Llambías, Carrió y otros sólo les falta venerar un macho cabrío para conformar un aquelarre, que no será de la Edad Media porque es auspiciado por Clarín.

De ambas certezas, batalla perdida y reconocimiento de las propias fuerzas, se deducen las próximas actividades; mas aún si se tiene en cuenta la emergencia de una militancia incipiente que ha tenido una prueba de fuego con simbología incluída.

Reconocer la derrota, reagrupar y posicionar las propias fuerzas, dar señas inequívocas de la dirección asumida, constituyen piezas ineludibles para esta situación que tendrá otros contextos y otros nombres pero que se inscribe en la gran zaga de todas las naciones en conformación: si economía de enclave o economía integrada, si asimilación o autonomía, son preguntas que se resuelven a diario en la calle, en las leyes y en la orientación de los funcionarios.

miércoles, 23 de julio de 2008

Más democracia (Página 12, 23 de julio de 2008)

El debate sobre una futura ley de radiodifusión debe contemplar efectivamente la representación de los actores sociales. En este marco la universidad también tiene responsabilidad en la construcción de actores políticos.


Por María Graciela Rodríguez* y Santiago Marino**

Participamos de la reactivación de un debate tan necesario como ocultado por 25 años: la necesidad de sancionar una ley de radiodifusión democrática en democracia. Esa discusión se da en el marco de un conflicto político intenso que permitió observar el modelo hegemónico de producción de sentido (y por ende de consensos) sobre los acontecimientos. Este modelo, derivado de la concentración de la propiedad de medios, exige un análisis amplio sobre las dinámicas políticas, el marco normativo y también sobre el concepto de “representación”, elemento cultural y político clave.

La radio y la televisión utilizan el espectro radioeléctrico, un espacio finito y declarado patrimonio de la humanidad. Por pertenecer a todos los ciudadanos debe ser administrado por el Estado, cuya acción requiere garantizar el derecho a la información. En Argentina es regulado por el decreto-ley 22.285, sancionado en la dictadura más cruel de nuestra historia. Las reformas realizadas en el sistema democrático –por acciones del Estado y presiones del mercado– empeoraron las condiciones de acceso y participación (sobre todo ésta) de los ciudadanos a la comunicación. Porque la concentración de la propiedad de medios y la centralización de la producción/distribución de discursos afectan la democracia y la construcción de identidades nacionales, en la que acciona –entre otros– el concepto de representación.

En tal contexto, es necesario garantizar la construcción de distintas voces, para acercar lo más posible la brecha entre la representación política y la cultural, tándem que –en el contexto mediático nacional actual– aparenta ser una misma cosa y sin embargo está lejos de serlo.

Parece una idea simple: la representación, por definición, no puede abarcar a todos los sujetos. Acaso por eso mismo, la representación política es la base del funcionamiento democrático. La democracia opera constitutivamente a partir de disensos y consensos. Si éstos no existen habrá otra cosa, pero no democracia. La representación política, que por definición implica un desfase con aquello que dice representar, es entonces el lugar de apoyatura del debate público. Por su parte, la representación mediática es, en un sistema mercantilista, de otro carácter: la orientan intereses privados y comerciales. Los medios ponen en circulación bienes culturales portadores de significados y regidos por las lógicas del mercado; que son a la vez mercancía y vehículos de significación, que no sólo poseen un valor (económico) de cambio, sino que son condición y motor para el establecimiento de consensos. Por eso mismo presentan una arista sumamente delicada en la construcción democrática.

En esta trama se construye la ilusión de que la representación democrática y la representación mediática son equivalentes. Pero mientras que la superficie mediática da visibilidad a actores sociales diversos (seleccionados por criterios de noticiabilidad y de potencialidad de venta), la trama institucional democrática corre por otros andariveles.

Así, las representaciones que los principales multimedios (señales de noticias de TV por cable, Grupo Clarín, diario La Nación) realizaron del lockout agropecuario, superpuestas de modos complejos con las representaciones políticas, construyeron una ilusión que no es sólo causa, sino también parte constitutiva del problema.

Los medios no pueden darles voz a todos los actores sociales sin traicionar su propia lógica mercantil. Las instituciones democráticas no pueden desatender la voz de las mayorías sin traicionar su propia lógica republicana.

Existe una necesidad pública de avanzar hacia una regulación nueva y democrática. La sanción de un marco normativo democrático es condición necesaria pero no suficiente. La acción no se agota con la ley, son complementarias las gestiones de control y la militancia social. El nuevo marco normativo deberá garantizar las condiciones democráticas que definen claramente los “21 puntos por una radiodifusión democrática”. Pero además deberá permitir –en su espíritu y aplicación– la representación de todos los sectores. Sólo así podremos darle más democracia a la democracia.

* Magister en Sociología de la Cultura, docente UBA y Unsam.

** Magister en Comunicación y Cultura, docente UBA.

jueves, 17 de julio de 2008

Mi abuelo (Carla Wainsztok)

1. Mi abuelo nació en Carlos Casares, era un gaucho judío. Pero pronto se tuvo que ir a trabajar a la ciudad. Aquí, en la CABA tuvo que laburar al mismo tiempo en tres trabajos para sobrevivir y mantener a su familia, mi abuela, mi tía y mi vieja. Sus familiares le alquilaban, si le alquilaban donde vivir. Mi abuelo fue peronista, sus familiares que le alquilaban donde vivir no. Con el peronismo mi abuelo tuvo vacaciones por primera vez, tuvo aguinaldo por primera vez, sus familiares se burlaban del peronismo, no podían creer que mi abuelo como muchos otros argentinos y argentinas tuvieran derechos. Derecho a tener un solo trabajo, derecho a vacaciones, a aguinaldo. Derecho a tener una biografía y una historia social.

2. Sus familiares, mis familiares eran gorilas. Se burlaban tanto de los peronistas como lo hace el señor Llambías en estos días. Es decir, en estos días, la dicotomía civilización-barbarie sigue produciendo efectos. Están los civilizados, ellos que son bienpensantes, autónomos, ocurrentes como dice alguna vieja propaganda de gaseosa y también estamos los bárbaros los que marchamos pagados, los invisibles como dice Bruschtein. La dicotomía sigue viva y muy fuerte. Esta nació, afirma Svampa, allá en los comienzos de las revoluciones burguesas. Pero si hacemos nuestras lecturas y nos apropiamos de ella, recordemos en primer lugar los bárbaros fueron los indios y los gauchos, luego fueron los inmigrantes, “el puerto era un foco de infección”, más tarde el “aluvión zoológico”, “los subversivos”, los inmigrantes de los países vecinos, Canal 13 decía hasta hace un tiempo: un peruano robó un locutorio, etc. etc. Luego decía un señor peruano, es que las palabras hacen cosas, hoy la barbarie de nuevo es representada por el peronismo.

3. Cuenta Paulo Freire haber leído luego del exilio un texto de una joven obrera paulista que preguntaba, y a continuación se respondía ¿Quién es el pueblo? “El que no se pregunta quién es el pueblo” Y digo pueblo, popular no populista, que me disculpen los “intelectuales”.

4. Por mi parte quisiera recordar la colonización pedagógica que denunciaba Jauretche. Colonización que se manifiesta en las ideas que no son pasadas por nuestro tamiz, y en los aparatos de difusión, escuela, medios, universidad. Apropiarnos lo dijimos ya muchas veces es lo contrario de la alienación, la alienación no sólo es económica, también es cultural es la pérdida de nuestras capacidades y productos en sentido jurídico y económico, es decir, es desposesión pero es también extrañamiento, destierro, alejamiento. Hemos sido despojados de nuestras riquezas y de nuestras identidades. El arqueo no puede ser sólo económico. Tenemos que recuperar nuestras historias, nuestros relatos.

5. ¿Por qué en la Argentina sólo hubo generaciones hasta 1880? Recuerdan la generación del 10, generación del 37, generación del 80, claro, es que luego irrumpieron las mayorías y se sabe, claro está, que estas son amorfas, peligrosas. Ni poseedores de tierras, ni de relatos, en eso nos quieren transformar.

6. Mi abuelo se llamaba Bernardo y trabajaba en Aerolíneas cuando eran Argentinas. Una vez mi abuelo me preguntó sobre su voto para unas elecciones en la Amia, y el partido que le sugerí sacó muy poquitos votos, recuerdo que me preguntó ¿a quién le había hecho votar? El estaba acostumbrado a las mayorías populares. Como aquella vez que dijo cuando Alfonsín había ganado en Perico que su partido el peronista había perdido.

7. Mi abuelo me enseñó a jugar el truco, me enseñó algo del peronismo. Mi abuelo hablaba mal de los radicales, yo creía que exageraba, pero en estos días una es partícipe de una verdadera clase magistral de radicalismo, ¿no es cierto Cleto? Saben qué, Manzioni, Scalabrini tenían razón. Ah me olvidaba, a ellos los conocí en la Carrera de Sociología. Aunque suene extraño, algunos poquitos docentes me enseñaron que no sólo existen y bienvenidos son a mis pensares y sentires Durkheim, Weber, Marx y tantos otros. Pero agradezco poder hoy dar clases donde digo “Las zonceras no se enseñan como una asignatura. Están dispersamente introducidas en todas y hay que ir entresacando.” De Angeli, Buzzi, tal vez necesiten que les recordemos la zoncera Nº 32 y 33, la de las fuerzas vivas, la de la Sociedad Rural.

8. Nosotros tenemos como tarea entresacar, desalojar, expulsar los conceptos, el discurso del Amo, el amo televisivo, radial y nos queda apropiarnos, crear, inventar nuevas realidades, nuevos conceptos. Tenemos que recuperar las lecturas del gordo Cooke, de Hernández Arregui pero no como argumento de autoridad sino para construir nuevas culturas prácticas y teoréticas.,

9. Pero volvamos a Don Arturo, no estaría nada mal recordar el Medio Pelo, aquellos quienes creen que cruzar la puerta de la Sociedad Rural es entrar a ser poseedor, poseedor de narraciones, de recursos económicos, se la piyan dice Jauretche. O como diría el viejito de Carlitos, uno no es lo que se imagina, sino lo que hace.

10. Mi abuelo se entristecía con cada derrota popular, ¿quiénes están contentos hoy? Ripoll, Miguens, Carrió, Menem, Duhalde, Esstensoro, Biolcatti, ¿quiénes se sienten tristes? Sin embargo me gustaría dejar otra idea de mi querido Don Arturo, nos quieren entristecer pero nada grande se construye desde la tristeza.

11. Mi abuelo se llamaba Bernardo Chertcoff hoy me levanté pensando en él.

miércoles, 16 de julio de 2008

Discurso de Néstor Kirchner en la Plaza de los Dos Congresos


15 de julio de 2008

Queridos compañeros, queridos amigos, les pido por favor que bajemos un poco los carteles para vernos la cara, los ojos, los sentimientos, para sentir el palpitar de nuestro corazón. En primer lugar, quiero traer el saludo, el abrazo fraterno y la lealtad permanente de nuestra compañera presidenta Cristina, que le están cayendo como nunca lágrimas de los ojos porque ven esta asamblea popular... Fortalece la esperanza de cambio, fortalece la posibilidad de estar en un punto de inflexión para construir un nuevo país, el país que nos contenga a todos los argentinos.

Todavía recuerdo aquel 25 de mayo de 2003 cuando nos dejaron la Argentina prendida fuego, y tuvimos que sacar el pecho para levantar la patria con coraje, con fuerza y con amor. Todavía recuerdo los rostros de millones de argentinos que clamaban por un trabajo, por reconstruir su hogar, por poder vivir. Reconozco el permanente acompañamiento del pueblo argentino. Pero ustedes saben que hemos sido leales, que nos hemos jugado siempre y que estuvimos al frente de todas las batallas de la recuperación argentina. También me paro ante ustedes y ante todos los hermanos que nos están mirando por los distintos medios, y les digo que apenas empezamos nuestro gobierno allá en 2003, terminamos con la Corte Suprema vergonzosa que tenía la patria, para garantizar la justicia independiente; renegociamos la deuda externa privada, y por primera vez en la historia la Argentina obtuvo una quita del 70% de esa deuda; ahorró 70.000.000.000 dólares, que no salieron de los bolsillos de los argentinos. Y también ustedes saben que la noticia de todos los medios era cuando llegaba a la Argentina la comisión del FMI. Junto con la dignidad de este pueblo, le pagamos al Fondo y le dijimos “Chau. Los argentinos vamos a gobernar nuestro destino”.

También dijimos permanentemente que queríamos memoria, que queríamos justicia y que no queríamos impunidad, y junto al pueblo argentino y todas las fuerzas nacionales y populares terminamos con la impunidad en la Argentina, terminamos con 30 años de impunidad y definitivamente se terminaron las leyes de indulto, Punto Final y Obediencia Debida, como correspondía. También, cuando esas leyes pasaron a ser pasado, sufrimos un ataque violentísimo de los sectores concentrados de la economía y de los sectores que miran con la nuca al pueblo. Nosotros no queremos tener un pie en cada vereda; queremos tener los dos pies en la Argentina. Esto es central y fundamental.

También empezamos a construir hospitales, más de 300.000 viviendas; superávit fiscal primario, comercial... Entramos con toda nuestra fuerza en la construcción de la patria grande y latinoamericana. Y también con mucha fuerza dijimos “Tenemos que crear empleo”, y generamos 4.000.000 de trabajos, 4.000.000 de empleos en tiempo récord en la Argentina. Bajamos la desocupación al 7,5%, 8%; bajamos la indigencia al 7%; bajamos la pobreza del 60% al 20%. Son números concretos y reales que nuestra patria tiene en esta gran batalla que hemos dado permanentemente. Entramos a construir un país federal. Sin distinción de banderías, ayudamos a todas las provincias argentinas, y junto con los gobernadores e intendentes fuimos construyendo la patria diferente, trabajando solidariamente sin importarnos a qué partido pertenecían, trabajando con los trabajadores, con la Confederación General del Trabajo y con la Central de Trabajadores Argentinos, juntos todos más allá de cualquier diferencia, pensando en la patria, en la unidad, en el trabajo, en la equidad, en la justicia y en la inclusión social.

También logramos 1.600.000 nuevas jubilaciones para aquellos que quedaron en la década neoliberal del '90 fuera de sus trabajos, y hubo 1.600.000 argentinos que se pudieron jubilar porque el gobierno, junto con todos los argentinos, generó la administración necesaria para lograr esa reivindicación histórica. Recuperamos empresas vitales como Yacimientos Carboníferos Fiscales, que estaba fundida y quebrada; las minas de carbón, que volvieron a manos del pueblo; como el correo argentino; como la central de comunicaciones; como Aguas Argentinas; y como ahora está trabajando fuertemente Cristina para que Aerolíneas Argentinas vuelva a servir al pueblo como corresponde y que termine la ignominia que estamos sufriendo.

Trabajamos par a par con todos los productores y refundamos la industria nacional con un crecimiento industrial que no ve en décadas la Argentina. Fuimos a trabajar y a desendeudar a los productores argentinos, a quienes abrazamos, porque los productores no son nuestros enemigos. Nosotros con los que tenemos que estar atento y con los que tenemos que tener cuidado es con aquellos pooles que especulan con la riqueza argentina y que quieren enriquecerse a costa de todo el pueblo argentino. Nuestros productores crecieron como nunca lo hicieron; se desendeudaron. Por eso yo les pido que tengan la gratitud no con un gobierno, sino con la patria, de aplicar toda la solidaridad que se pueda para que en esta Argentina la distribución del ingreso y la pobreza desaparezcan definitivamente. Solidaridad, convivencia son elementos fundamentales para construir un país que lo soñamos, que Cristina lo sueña, con una clase media, como está ahora haciéndolo junto a los trabajadores, junto a los empresarios, junto a los intelectuales, junto a los estudiantes, junto a todos los argentinos que quieren construir este nuevo país.

Y decirles a los jóvenes argentinos que ellos... Hoy ustedes, hermanos de la juventud, militen donde militen, tienen la posibilidad de hacer el cambio en paz y en democracia que nosotros como generación no tuvimos. Por eso, participen; por eso, opinen; por eso, sean transgresores; por eso, ganen las calles; por eso, recorran las universidades, recorran los talleres, los trabajos... Esta juventud tiene que ser el punto de inflexión de la construcción del nuevo tiempo. Esta Argentina que tuvo héroes como Mariano Moreno, José de San Martín, Manuel Belgrano, Hipólito Yrigoyen, Juan Perón... El corazón vivo de la transformación: ¡Eva Perón, Evita! Y aquellos pañuelos blancos que fueron la consciencia vida de la justicia: nuestras abuelas en Plaza de Mayo, que siempre las recordamos con nuestra fuerza y nuestro amor.

Hemos trabajado intensamente por construir una Argentina diferente. Yo desde acá les quiero agradecer todo lo que me ayudaron, y les pido que como me ayudaron a mí la ayuden a Cristina, que es una mujer con coraje, dispuesta a transformar la patria. ¿O ustedes creen que si Cristina hubiera querido quedar bien con ciertos sectores no lo hubiera hecho, como lo hicieron tantos dirigentes, dándose un abrazo en la oscuridad, fuera del aire libre, tratando de arreglar este conflicto de cualquier manera? Y Cristina dijo “No, no vine a dejar las convicciones en mi casa. Las voy a llevar hasta el final. Vine a luchar por una patria justa, vine a luchar por la equidad, por la inclusión social, porque se consolide el nuevo modelo, por el nuevo tiempo, la nueva historia”.

Para algunos, lo que tenía que hacer la presidenta era un acto de racionalismo, era tratar de acordar de cualquier forma. Ese el racionalismo claudicante y temeroso. Cristina tiene el racionalismo de la inclusión, de la equidad, de la justicia, y por eso está al lado del pueblo, al frente de la lucha de la distribución del ingreso. Todavía nos falta mucho. Generamos mucho trabajo, pero tenemos que recuperar la calidad del trabajo; logramos la financiación para el sistema educativo con el 6% del PBI, pero falta una educación de calidad y que llegue a todos los argentinos; logramos jubilar muchísimos compañeros y mejorar los sueldos, pero tenemos que seguir mejorando los sueldos de nuestros jubilados para que recuperen todo el tiempo perdido; logramos el financiamiento de nuestras universidades, pero tenemos que hacer universidades que consoliden cuadros al servicio del crecimiento del país y la transformación que en el país se está llevando adelante.

¿Qué les quiero decir con esto? Que faltan asignaturas pendientes. Estamos conduciendo y tenemos la iniciativa política en el Estado, pero tenemos que mejorar el Estado, tenemos que mejorar las neuronas del Estado; tenemos que hacer un Estado eficiente, cristalino y al servicio del pueblo, donde todo el pueblo se sienta representado. Tenemos en claro cuáles son las asignaturas pendientes. Cuando venimos a una plaza como esta, venimos a decir lo que hicimos, venimos a criticarnos lo que hicimos y venimos a decir lo que nos falta hacer, porque lo importante es tener los oídos bien abiertos y el corazón despierto para que el pueblo siga en el proceso evolutivo hacia un mejor mañana. En estos tiempos y en estos días, dijo la presidenta que era fundamental -y escuchen bien- que a la mesa de los argentinos los alimentos lleguen a precios nacionales y no internacionales, y puso las retenciones. Y aquellos que ahora tienen que ser solidarios, no todos, pero aquellos de la concentración económica, saltaron rápidamente porque no quieren compartir ningún esfuerzo con el resto de los argentinos. Entonces, hay un Estado que tiene que poner equilibrio, y las retenciones permiten que ustedes puedan comer a costos nacionales. Hay un dirigente de ellos que lo dijo casi con una actitud de caradurismo increíble: dijo que paguemos el lomo a $80, como los uruguayos. ¡Qué poco le importan los argentinos! (Se corea “Hijo de puta”)

Hablan de democracia, y cortan las rutas; hablan de democracia, y desabastecen a los argentinos; hablan de democracia, y nos queman los campos; hablan de democracia, y -escuchen bien, por favor, esto-, como en las peores etapas del '55 y el '76, salen como comandos civiles o grupos de tarea a agredir a aquellos que no piensan como ellos en forma vergonzosa.

La presidenta me pidió que sigamos poniendo la otra mejilla, que por la patria vale todo, que unidos y solidarios vamos a lograr los objetivos que nosotros tenemos que llevar adelante en la construcción de la Argentina que todos estamos soñando. Pero también tenemos que tener en cuenta que el mundo vive un problema central con el precio de los commodities y el petróleo, o sea, el de los alimentos. Todos sabemos por qué suben los precios del petróleo: porque las transnacionales han perdido reservas; entonces, para mantener el valor de las acciones, suben su precio. Y nosotros tenemos que cuidar acá el bolsillo de todos los argentinos. Es la tarea que todos nosotros tenemos que llevar adelante con toda nuestra fuerza. Por eso, también la presidenta me pidió que les diga: más institucionalidad, más democracia; y me dijo que me juramenta ante ustedes que nosotros respetamos la decisión del Congreso Nacional sea cual fuere. No venimos a apretar a nadie ni venimos a especular.

(Se corea “El pueblo unido jamás será vencido”)

Todos sabemos que hemos sido sometidos a agresiones diferentes; todos sabemos que nos intentaron confundir. Pero todos sabemos que la historia muestra que el pueblo jamás se confunde. Nosotros también dejamos en claro eso, porque entendemos y somos la generación que sufrimos terriblemente la falta de democracia. Cuando se resolvía en otro lugar, que no era en el Congreso, que no era en el Poder Judicial o que no era en el Poder Ejecutivo, donde se resolvía en las sombras, y en las sombras se condenó a muerte a 30.000 compañeros desaparecidos que nosotros tenemos, todos los argentinos ¡30.000 amigos, 30.000 argentinos de distintas ideas!

Sabemos, si ustedes me permiten, queridos compañeros y queridos amigos, que es importante que en esta plaza histórica, una de las plazas más grandes de la historia argentina, que lleva hasta la 9 de julio, que se han llenado las distintas calles colaterales y que el pueblo se ha convocado a esta asamblea popular...

Y nosotros recordemos que el 2 de abril de 1976, como otro de los días nefastos de la historia, cuando el jefe de la banda de desenlace o de la junta de desenlace o la junta de enlace -como le dicen-, Martínez de Hoz, iniciaba el remate de la República Argentina. Por eso, con la firmeza en las convicciones, con la firmeza en las ideas... Muchos de ellos ni siquiera cambiaron los collares; son los mismos. Por eso tenemos que tenerlo absolutamente presente, y por eso nuestra clase media, que fue lamentablemente instrumentada muchas veces, tiene que darse cuenta de que nunca van a encontrar la solidaridad de los sectores de la oligarquía argentina. Sí van a encontrar la solidaridad de los trabajadores, de los intelectuales, de los estudiantes, de toda la patria entera. Por eso la Argentina hoy se encuentra acá. Yo hoy les puedo asegurar que vine a esta plaza a convocar a los argentinos en el campo nacional y popular...

(Se corea “Si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”)

Fíjense ustedes que cuando digo permanentemente que acá quisieron destituir al gobierno nacional y popular lo digo con la fuerza de la realidad. Hoy están mostrando todos los que actuaban en la oscuridad dónde están, cómo se movían; hoy empezaron a verse en los diarios abrazados unos con otros. Ellos eran los que estaban y los que quieren desestabilizar la patria. Ahí están los que quieren enlodar las banderas de Perón y Evita, claudicando con esa oligarquía que persiguió hasta el cadáver de Eva Perón; ahí están los que claudicando y queriendo enlodar la memoria de Perón y Evita se abrazan junto a Rojas y a todos aquellos que históricamente estuvieron contra los intereses nacionales y popular. Ahí están, ahí los vieron. También pasó en las dictaduras y en la noche liberal.

Por eso, nosotros sigamos fuertes con las banderas y el espacio nacional y popular, en la alianza policlasista, en la convergencia de todos los sectores de la sociedad. Y para ir terminando, queridos compañeros, que de esta plaza no salga un solo gesto de rencor, sino un gesto de dignidad. Venimos a defender nuestras ideas en paz, en convivencia, en pluralidad; que no salga un gesto de odio, sino que pongamos la otra mejilla; que no salga un gesto de intolerancia, sino la tolerancia que necesita la patria. Y a todos los argentinos, por favor, a todos los que están mirando, nosotros aceptamos la resolución del Congreso Nacional, sea cual sea, porque queremos más institución, más democracia y porque es la única forma en que pueden convivir los pueblos civilizados que buscan la justicia y la equidad. Esperemos que todos hagan lo mismo. Basta al corte de rutas, basta a los comandos civiles, basta al grupo de tareas, basta todos estos esquemas de enfrentamiento, estos esquemas de cobardía que el pueblo no necesita más. Abramos los brazos, abramos las avenidas de la patria, abramos la convivencia, abramos la pluralidad. ¡Viva la patria, viva la Argentina, vivan los trabajadores, vivan los estudiantes, viva la juventud, vivan nuestros intelectuales, vivan nuestras madres y abuelas, vivan el general Perón y Eva Perón! ¡Viva la patria! ¡Fuerza, dignidad, alegría, convivencia! Con los brazos abiertos, con el corazón… Los abrazo fuertemente y les digo y les juro por Cristina, que me dijo que se lo transmita y que lo dijo con lágrimas en los ojos, adelante con ustedes. Vamos adelante, como corresponde. Muchas gracias, compañeros."

Kirchner con los intelectuales

Durante dos horas, Kirchner se sometió a las reglas de una asamblea horizontal en la que trescientos intelectuales dialogaron con él, le formularon críticas y repreguntas. Hubo aplausos, pero también silbidos cuando defendió el tren bala. Una experiencia sin precedentes en la democracia argentina, donde los líderes populares han acostumbrado a decidir en soledad y sin escuchar. ¿Alguien se imagina a Menem, Duhalde, Alfonsín o De la Rúa en esta situación?


Por Horacio Verbitsky

Durante dos horas Néstor Kirchner participó en una asamblea popular, con más de trescientos miembros del espacio Carta Abierta, formado por intelectuales, artistas de distintas especialidades, decanos y docentes universitarios. La invitación fue tramitada hace más de un mes pero recién se concretó el sábado, en un salón de la Biblioteca Nacional, cuyo director, Horacio González, fue uno de los impulsores del espacio. Kirchner hizo una exposición general y luego contestó preguntas. Hubo mucha presión sobre el ex presidente en cuatro temas: la cobertura del canal 7, la destrucción del INDEC, la personería retaceada a la CTA y el proyecto de construcción del tren bala. Kirchner fue aplaudido en muchos pasajes pero también silbado, una sola vez, cuando defendió el proyecto del tren bala. Lo aceptó sin enojo y expuso sus argumentos. Había pedido que lo criticaran todo lo que fuera necesario e insistió varias veces en la necesidad de contestar al desafío de la junta de desenlace, como llama a los líderes de las cámaras patronales agropecuarias, con más democracia y profundizando el proyecto nacional y popular, cuyas carencias admitió. El diálogo se caracterizó por una notable horizontalidad, Kirchner habló con humildad ante un auditorio que le hizo sentir tanto afecto como diferencias de criterio y dejó una imagen contradictoria con los estereotipos mediáticos sobre su personalidad. Lo que sigue es una síntesis de sus intervenciones. No se encomillan porque provienen de apuntes y no de una grabación.

Punto de inflexión

Estamos en un punto de inflexión. El desafío de la mesa de desenlace nos ha despertado. Si no aprovechamos este momento, por errores propios o por la avaricia de la oligarquía, pasarán décadas hasta que el país pueda volver a pensar en la utopía. Tengo que confesarles que la decisión de asumir como presidente del PJ fue por un pedido de Cristina. ¿Se imaginan lo que pasaría hoy si otro fuera el presidente? El PJ está atravesando por un período de decantación, como lo vemos a diario, de redefinición de posiciones. Cuando me preguntaron por los votos del PJ en contra del proyecto de retenciones contesté que no somos una sociedad anónima, que creemos en la ideología. También me han insistido mucho por qué llevamos a Cobos como Vicepresidente. Me calientan la cabeza, que los radicales esto o aquello. Y la verdad es que me parece que no nos equivocamos. Si en lugar de Cobos hubiera habido allí un compañero, ¿dónde estaríamos nosotros ahora? En el pasado regalamos espacios que luego nos jugaron en contra. No repitamos esos errores, tengamos esos espacios bajo control. La racionalidad que nos piden es el comienzo de la rendición, que nos pongamos de espaldas al pueblo para cuidar la imagen. Pero Cristina dijo no y ratificó su compromiso con la distribución del ingreso. No a la racionalidad traidora, sí a la racionalidad creativa, a favor del campo popular. El doble comando es un invento al que acudieron para dejarla sola a Cristina, para que yo tuviera que callarme y ellos pudieran marcarle la cancha.

Nos dicen que nos estamos alienando a la clase media. La clase media se alienó con el proyecto neoliberal de los 90. Aquellos que participaron como progresistas críticos, ahora prefieren votar con la oligarquía. Los vimos en la Cámara de Diputados, supervisados por la junta de comandantes del desenlace. Ni se van a poder mirar al espejo, porque hay momentos de la historia en los que hay que estar de un lado. Algunos economistas, como Prat Gay, dicen que soy un almacenero. Prefiero ser un buen almacenero y no el administrador de los intereses del establishment.

Un movimiento golpista

La anulación de las leyes de punto final y obediencia debida fueron los momentos decisivos durante mi gobierno y siento que este desafío por las retenciones lo será del de Cristina. Porque hay que decirlo con toda claridad. Estamos ante un movimiento destituyente, golpista. Han querido que Cristina se fuera del gobierno. El Día D que habían fijado fue en aquel fin de semana largo. Estábamos en Olivos, con la presidente y algunos amigos, y en la puerta golpeaban con las cacerolas de teflón. Estaba el audaz y revolucionario Hugo Biolcatti, con el comandante guerrillero Eduardo Buzzi y el primo Luciano de Martínez de Hoz. Ya vimos cómo funciona la transversalidad de la oligarquía, con compañeros de mi partido, camaradas de la izquierda, democráticos alfonsinistas, la señora que no quiero nombrar, la señora Pando, el general Reimundes, enemigos como siempre, y es bueno que lo sean. Esto nos dio fuerza. Otra vez vienen de atropellada, con la escarapela, para agredir. Pocos medios se animan a decir que la bandera es de todos y que ellos la mancharon. La respuesta debe ser más democracia y más institucionalidad.

Frente a esto, no podemos ser miserables y dar dos pasos atrás. Tenemos que dar cinco pasos adelante, por nuestra historia, por nuestros compañeros que no están. Hay asignaturas pendientes que hay que rendir. Hemos recuperado el empleo, pero tenemos que recuperar la calidad del empleo. Hemos puesto en marcha el financiamiento educativo, pero tenemos que recuperar la calidad de la educación, fijar el proyecto educativo nacional. Hemos avanzado en la distribución del ingreso, pero es insuficiente. Nuestro país sigue siendo asimétrico. El conurbano bonaerense y el norte han sido devastados por el modelo neoliberal. Tenemos que enfrentar la concentración económica, los monopolios mediáticos.

Fierros mediáticos

Hoy que afortunadamente las Fuerzas Armadas no se dejan tentar en estas situaciones, los fierros son mediáticos. Y han actuado sin miramientos. En el 55 nos hubieran encerrado en un barco y en el 76 estaríamos bajo tierra, pero yo estoy más apasionado que nunca. Venimos de una derrota durísima, que en parte se debe a errores que cometimos. Pero después de muchos años de resignación, vuelve la movilización, la ética, los pibes jóvenes quieren saber de qué se trata y podemos rendir las asignaturas pendientes y decirles a nuestros compañeros que hemos cumplido en nuestro paso por la historia. Podemos construir una Argentina diferente en una América Latina diferente, con racionalidad, con diversidad, con prudencia. Nuestro destino no es ser granero del mundo, sino asumirnos como bloque con nuestros hermanos de América Latina para discutir con los otros bloques. El diario La Nación expresa a la oligarquía, es la continuidad de la historia desde Mitre hasta Martínez de Hoz, siempre en defensa de intereses que no tienen nada que ver con los del país.

Le preguntaron por la relación con el grupo Clarín y por el decreto que prorrogó por diez años todas las licencias de radiodifusión. Eso es culpa de Alberto Fernández –respondió entre risas, propias y del aludido–. Luego explicó que asumió la presidencia con apenas el 22 por ciento de los votos. La Plaza de Mayo estaba llena de gente que quería comer, que había perdido toda esperanza. Personas importantes de mi partido se reunieron conmigo y me plantearon que iban a poner un corte a los juicios por el terrorismo de Estado. Les dije que no me quitaran la posibilidad de que yo capitalizara ese gesto fuerte, que esperaran. Por suerte me creyeron y me dieron tiempo. No podía contar lo que pensaba porque me echaban en dos o cuatro días. Llegué como pude, en una Argentina quebrada, con la tapa de los diarios encendidas cada vez que llegaba el delegado del FMI a imponernos condiciones. Cuando iba a España me querían matar, sólo podía pelearme con los empresarios. Teníamos una fuerza propia nula. Pese a eso no le cedimos espacio a los personeros de los intereses de siempre y fuimos construyendo nuestra fuerza. Respecto de Clarín, cada gobierno le hizo alguna concesión, fue cediendo, por la idea de que de otro modo Clarín te destruye. Yo entiendo la crítica que me hacen a la prórroga de las licencias, pero con toda sinceridad tengo que decirles que de otro modo otros tres canales quebraban y Clarín se quedaba con todo. Sé que es discutible lo que hicimos, pero sentíamos que no había otra alternativa. Pero otras concesiones no hicimos, soportamos dignamente el apriete. Para hacer ciertas cosas hay que tener el poder necesario. Ahora Cristina planteó la nueva ley de radiodifusión.

Aciertos y errores

Nos proponemos reconstruir un espacio que estaba dormido, en forma paulatina, con aciertos y con errores. Si nos hubiéramos apurado, no estaríamos aquí. Nos propusimos consolidar la retaguardia y cada vez que podíamos hacer actos de vanguardia. Tuvimos que demostrar que el progresismo podía administrar. Recuerden en qué condiciones asumimos. A pocas horas de estar en el gobierno la Corte Suprema amenazó con dolarizar la economía y hacer reventar todo. Ahí no nos quedó otro camino que sanear la Corte Suprema. Y ese proceso, que la sociedad reclamaba y valoró, fue junto con la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida lo que parió mi gobierno. Del mismo modo siento que este conflicto que ya no es por las retenciones sino por el modelo económico y el poder político va a parir el gobierno de Cristina. Si yo les pregunto por la ley de comercialización de granos, dudo que sepan que sigue vigente la de Martínez de Hoz. Esto es algo que nuestra presidente descubrió ahora, en medio del conflicto. Tenemos que llenar de neuronas el Estado para que podamos saber esas cosas sin necesidad de un conflicto. Estos señores van a perder más de lo que esperaban, porque ahora se está descubriendo el fraude que le hacían al Estado.

Del infierno al purgatorio

Salimos del infierno, pero ahora hay que resolver cómo salimos del purgatorio, que está lleno de pecados, y desarmar el esquema jurídico que nos montaron en medio siglo. Hay que construir un nuevo espacio político. En los 90 apareció una alternativa en la que muchos confiaron, pero terminó siendo parte del espacio del adversario. La decantación se va produciendo en forma espontánea. La Federación Agraria representa otras cosas que las que se creían. El 70 por ciento de sus miembros viven de rentas y por eso se acercan a la oligarquía, porque tienen los mismos intereses. Esta es la Federación Agraria de la renta, y se maneja con un discurso tramposo, que no da cuenta de este cambio. El señor Buzzi hizo algo imperdonable, que fue llevar a una madre de Plaza de Mayo al acto de la oligarquía, con tal de mostrarse progresista. Los pañuelos son intocables.

La CTA y los progresistas

Con la CTA tenemos una larga relación, con Víctor De Gennaro, pero hubo muchos problemas que no resolvió, por vacilaciones, por falta de ductilidad y por esa aspiración de ser siempre diferente. Así terminan votando con la Sociedad Rural. Los fiscales de todos, los que se ofrecen como garantía para corregir errores de nuestro gobierno, que tiene aspectos amarillos, aquellos que estuvieron con la señora que no quiero nombrar, votan con la oligarquía. Digámoslo con claridad, si perdíamos en Diputados hoy no teníamos más a nuestra presidente. No tuvieron grandeza ni solidaridad. Eso no los convierte en malos sino en mediocres.

Este fue uno de los temas que provocaron más réplicas. Uno de los asistentes dijo que el voto de Claudio Lozano en el Congreso, que los intelectuales repudian tanto como Kirchner, no evita la discusión sobre la personería de la CTA, que es el instrumento que los sectores progresistas supieron construir a lo largo de muchos años de lucha contra el modelo neoliberal. Kirchner respondió que conversa a menudo con los actuales dirigentes de la CTA, igual que la presidente, y recordó que le había hecho un reconocimiento público en su conferencia de prensa desde el Partido Justicialista. Se han generado en los últimos tiempos interlocuciones que otras actitudes habían cerrado. Roberto Baradel, secretario general de los docentes de la provincia de Buenos Aires, le informó que el secretario general de la CTA, Hugo Yasky convocaba a la Plaza de los dos Congresos el martes, junto al intendente de Morón Martín Sabbatella y a dirigentes de otras organizaciones y de los intelectuales de Carta Abierta, así como lo habían hecho el 16 de junio, con la consigna “Más democracia, más distribución”. Kirchner dijo que reconocía esos gestos y que el gobierno debía profundizar las asignaturas pendientes, la inversión en vivienda, en energía, en la calidad del trabajo. Los acuerdos del Bicentenario deben darse en un marco de pluralidad. Debemos pasar del individualismo a la construcción colectiva. Si hay ruido es porque estamos vivos.

El tren bala

No podía faltar una pregunta sobre el tren bala. Cuando Kirchner dijo que el país lo necesitaba y que no era tren bala sino tren rápido, una silbatina saludó su respuesta. Desde la audiencia alguien recordó cómo se viaja en el Gran Buenos Aires. Sin alterarse Kirchner dijo que sería una cobardía decir que se trató de un error. Explicó que formaba parte de un plan general de reconstrucción del sistema ferroviario, destruido por el neoliberalismo, que incluye el soterramiento del ferrocarril Sarmiento, la electrificación del San Martín y el Roca y la recuperación del Belgrano Cargas. A veces compramos el símbolo que nos coloca el enemigo. Ser progresista no es tenerle miedo al progreso. En una referencia general al proceso de privatizaciones, mencionó que a las telefónicas les vendieron hasta los cables y que a Aerolíneas Argentinas no le quedó nada, por lo que la recuperación va a ser discutida.

Canal 7 e INDEC

Una de las preguntas, del editor Aurelio Narvaja, fue sobre canal 7, que en lo más caliente del conflicto transmitía el campeonato de básquet en Chañar Ladeado. Kirchner dijo que sobre esos temas debían preguntarle a Alberto Fernández, porque él no formaba parte del gobierno. Fernández respondió que el canal 7 se ve en todo el país. Desde la audiencia lo interrumpieron: “Por eso mismo”. Cuando lo dejaron continuar, Fernández explicó que en Buenos Aires, canal 7 es una oferta entre muchas, pero que en muchos lugares del interior es el único canal que se ve, y esto implica una demanda distinta, de la que no se puede suprimir el entretenimiento. Agregó que con la designación del periodista Felipe Yapur había mejorado la cobertura informativa, que se estaban intercalando flashes informativos cada media hora, para competir con los canales privados de aire y que la solución al problema que se planteaba era el lanzamiento de un canal de noticias de canal 7, que ya está listo para comenzar a transmitir, en cuanto solucione el conflicto tradicional por el encuadramiento sindical de los trabajadores, en el sindicato de prensa y/o en el de televisión.

Una antigua funcionaria del INDEC le preguntó cómo era posible que una colaboradora de todos los gobiernos, como Ana María Edwin, estuviera al frente. Kirchner dijo que habría que preguntarle al jefe de gabinete, pero respondió que el INDEC había sido copado por las consultoras y que funcionarios importantes del organismo trabajaban para favorecer a los tenedores de bonos indexados que más cobran cuanto más alto es el índice de precios al consumidor. El INDEC es parte del problema general del Estado. Miren lo que pasó con la ONCCA. A pedido de los asistentes, Alberto Fernández tuvo que explicar que era el organismo de control de la comercialización agropecuaria. Kirchner explicó que durante su gobierno, sin que él lo supiera, la ONCCA trabajó en contra. Tenemos errores y la voluntad es corregirlos. Ahora hay allí un buen funcionario, Ricardo Echegaray, que está descubriendo muchas cosas. El enemigo trata de producir un quiebre en lo que hacemos bien. Por eso no es bueno que nos martillemos todo el día los dedos por lo que no nos sale del todo bien.

Cooke y los jóvenes

El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, le preguntó por los legados históricos, no porque crea en la repetición de la historia, sino para fijar nuestro diccionario, ¿qué peronismo, qué socialismo, qué nacionalismo de izquierda? En especial quiso conocer qué significaba para él John William Cooke. Kirchner dijo que era necesario no volverse dogmático, no aislarse del pueblo, para construir el campo de la Nación. No quiero poner nombres. Construyamos y después pongámosle el nombre y no al revés como hacíamos antes. Dijo que conoció a Cooke en sus años de militancia en la FURN de La Plata. “Fue un gran compañero y trasciende largamente al peronismo.”

El martes en la plaza

El martes estaremos en la plaza porque hemos aprendido la lección de la historia. No se puede dar un paso atrás, regalar las ideas ni la calle. La provocación nos obliga a convocar en pluralidad. Como dijo nuestra presidente, que vayan a elecciones y que discutan en la democracia. La democracia sin contenido sirve de poco, pero sin democracia no se puede vivir. Tenemos que llenar la democracia de contenido. Esta es una oportunidad histórica, si nos animamos a defender la mesa de los argentinos, y a ser autocríticos para corregir nuestros errores.

Yo soy más intuitivo que inteligente. El 18 de junio sentí que pasaba algo diferente, que estábamos en un punto de inflexión, que alumbraba un nuevo pensamiento, una nueva conciencia moral transformadora, la posibilidad de volver a creer. A la banda del desenlace vamos a tener que agradecerle que nos haya ayudado a despertar. Una gran asignatura pendiente es la construcción de espacios para que todo eso pueda expresarse. Ustedes tienen que construir esos espacios. Las grandes cosas siempre nacen en medio de una convulsión.

El sub-30

Una integrante del sub-30, que se presentó como militante juvenil del peronismo preguntó por el rol de la militancia y el trasvasamiento generacional. Kirchner dijo que lo que más lo alentaba era ver cómo la política volvía a los jóvenes. Se terminó la generación del miedo y la del discurso único neoliberal. Pero el trasvasamiento generacional fue una de las grandes mentiras que se usaron para encorsetar a una generación, por decirlo en forma suave, nos engañaron con esa palabra. Es importante que los jóvenes participen, que no esperen que los llamen, que discutan todo y que disputen. No es cuestión de edad sino de neuronas. Sean implacables con nuestras claudicaciones, que nadie los va a cercenar por ello. En la mesa de la discusión del poder no se pierde pureza. Por no entenderlo, le regalamos el poder a los sinvergüenzas. Tuvimos un problema cuando nosotros éramos jóvenes. En nuestra JP algunos creíamos que había que hacer política, participar en la democracia, pero también hubo quienes entendieron que tenían que tomar otro camino, militarista. Esa discusión ha sido zanjada por el tiempo y por eso ahora decimos que queremos más democracia, más política. Ustedes jóvenes, participen, no regalen espacios, sean parte de las instituciones, no se queden afuera para después tener que ir a esos despachos que podrían haber ocupado a pedir algo a quien los ocupa y si no los escuchan radicalizarse y contribuir al fracaso de todo.

El martes preveo mucha presencia espontánea, de gente humilde que está harta de la extorsión. Nuestro proyecto es seguir avanzando, consolidar la democracia, profundizar los aspectos pendientes. Sólo la reacción masiva del pueblo puede evitar que nos hagan lo mismo que a Allende. Cristina estaba viendo un documental sobre el 73 chileno, con corte de rutas, desabastecimiento, cacerolazos, el alineamiento de los medios de comunicación y la desventaja en el Congreso. Algunas cosas coinciden, pero otras son diferentes. No hay golpismo en nuestras Fuerzas Armadas y el Congreso está actuando en forma responsable y reflexiva. Aquí los cortes los realizan los sectores más concentrados, con su apéndice payasesco. El pueblo argentino tiene una actitud de mayor profundidad, debido a lo que nos pasó. No hay que perder la calma. Nos están provocando, respondamos con mas democracia y convivencia, con paciencia oriental.

Un joven geógrafo, también del sub-30 dijo que desde el punto de vista racional, quería ofrecer la ayuda de la mesa de científicos de Carta Abierta, en la elaboración de las futuras leyes de Energía y de Transporte, pero que también quería transmitirle un mensaje afectivo. “Gracias por habernos hecho creer que es posible un país distinto. Yo soy hijo de gorila y sos el primer peronista que voté. Estoy seguro de que no me equivoqué.”

lunes, 7 de julio de 2008

Entrevista con Envar El Kadri

Un hombre de acción que piensa (Por María Esther Gilio)

Envar El Kadri fue protagonista de los años de plomo argentinos. Aquí retraza su historia, que se confunde con la de una generación que, desde el peronismo, vio en el Che su modelo.

-Nací el 1 de mayo de 1941 y dice mi madre que mientras yo me asomaba al mundo explotaban las bombas de estruendo con que se anunciaban los actos políticos de ese día.

-Veo que está convencido de que esa fecha fue profética. Su vida no fue de las que se deslizan entre pájaros y flores. ¿Cuándo empezó a militar?

-Después del 55. Tenía 14 años.

-Había caído Perón.

-Sí, y yo estaba en el liceo militar General San Martín, donde nos ordenaron hacer una quema de los libros peronistas que tuviéramos. Me negué. No tanto por partidismo, sino por algo más visceral. ¿Por qué debía obedecer en una cosa que era tan personal como mis libros? Allí se dieron además algunos hechos que me confirmaron en mi peronismo. Vi cómo algunos oficiales eran expulsados del ejército por el hecho de ser peronistas. Y cómo "los negros" no podían llegar más allá de sargentos o cabos.

-Se dice siempre que el ejército argentino tiene una fuerte base aristocrática.

-Sí, los negros recién con Perón pudieron, a partir de un examen, ascender hasta mayores o capitanes.

-Cuando usted dice los negros se refiere a quienes entraban como soldados. En general gente del interior.

-Sí. El ejército nunca le perdonó a Perón que abriera el coto que los de arriba se reservaban para ellos.

-Ese apoyo al peronismo, siendo tan niño, ¿cómo empezó?

-Con mi familia, con mis abuelos maternos, con mi padre libanés, que llegó a la Argentina y se casó con mi madre, hija de italianos. Mi padre adhirió a las ideas de Perón cuando éste era coronel y estaba al frente del Partido Laborista.

-¿Qué vivió usted en la ideología peronista para adherir con tanto fervor, siendo tan joven?

-La defensa de la justicia social. Que los pobres tuvieran mejores posibilidades.

-Lo cual no tenía que ver con la situación de su familia.

-No, mi padre era comerciante y mi familia se mantenía sin mayores problemas. Pero todos apoyaban a Perón.

-¿Hasta cuándo estuvo en el liceo militar?

-Hasta que me echaron. Había muerto un compañero del curso y los mandos decidieron que no daban permiso para ir al velatorio.

-¿Por qué no?

-Vaya a saber. Por la arbitrariedad de los militares. Dijeron no y está. Nosotros respetuosamente insistimos. -Si no nos dejan ir al velatorio no entramos a clase.

-Bueno... tan respetuosamente no.

El Kadri responde riendo que ya sobre la hora los dejaron ir pero que a partir de allí quedó marcado como uno de los cabecillas, hasta que al pasar a quinto lo promovieron pero le cerraron las puertas del liceo.

-Así pasé al liceo Urquiza, en Flores, donde conocí un mundo maravilloso que me deslumbró.

-Empezó la verdadera militancia.

-Podía salir todas las noches y sí, claro, podía militar. Tenía 17 años y rápidamente me integré a la Juventud Peronista.

-¿Cómo funcionaba en esa época la Juventud Peronista? Perón ya había salido de la Argentina.

-Funcionaba de manera muy espontánea. Sin jefes.

-Y para no hablar de ideología, ¿cuáles eran los propósitos del grupo?

-Simplemente el retorno de Perón. Ahora podría decir que significaba eso, pero, si soy honesto, en ese momento creo que todo era muy emocional, muy epidérmico.

-¿Y el peronismo no ha sido siempre muy emocional?

-Sí, ésa es quizá una de sus características más lindas: que no ha sido racional, científico, sino algo muy espontáneo, más vinculado al corazón que a la cabeza.

-¿Y eso no le imprimió ciertas características confusas?

-Sí, también -dice y queda pensativo. Sonriente y pensativo-. No es que esté en contra de lo racional, pero me gusta cómo pesa ahí, en el peronismo, lo emocional. Lo que pasa es que, claro, en el movimiento se daban muchas contradicciones difíciles de ver porque la figura de Perón lo unificaba todo.

-¿Y más tarde no se sintieron las carencias?

-Sí, pero en esa época no lo notábamos. Las cosas eran blanco o negro. La vuelta de Perón era toda nuestra obsesión. Sin embargo, cuando caí en cana por primera vez, en el 61, ya habíamos empezado a saber que no bastaba con luchar por el retorno de Perón, que había que dar un contenido al movimiento. Se hablaba de expropiar tales y cuales bienes de la oligarquía, terminar con los colegios privados, privatizar la banca, romper relaciones con Estados Unidos. Era algo que, si no afinamos mucho, apuntaba al socialismo.

-¿Pensaban que la vuelta de Perón significaba todo eso?

-Sí, eso pensábamos.

-Usted participó recientemente en la película Che, Ernesto dirigida por Miguel Pereyra, director de La deuda interna. ¿Se trata de un documental o de ficción?

-Digamos que es un documental. La historia -que refiere al segundo viaje que el Che hizo por las venas abiertas de América Latina- se va conociendo a través de los diálogos que mantiene conmigo un joven de 25 años, llamado Gerardo Klein, que desconoce todo sobre la historia del Che.

-¿Y usted a quién representa?

-Hago de mí mismo, de Envar El Kadri -dice riendo, dominado de pronto por un súbito ataque de timidez-. La película toma el viaje que el Che, con su diploma de médico bajo el brazo, realizó hacia el leprosario de Maiquetía en julio de 1953, para encontrarse con su amigo Granado.

-¿Cómo se construye el filme? ¿Con diálogos y fotos?

-Con diálogos y un recorrido por Bolivia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Guatemala, México.

-O sea por los lugares por donde pasó el Che en ese viaje que termina en México.

-Sí, los jóvenes podrán, con este filme, conocer el sentido profundo de esa imagen que llevan en las camisetas. Podrán saber que el Che era mucho más que un tiratiros.

-¿A usted mismo lo esclareció en algo este viaje del Che?

-Vi cuánto influyeron en Ernesto -todavía no era el Che- las revoluciones nacionales. La del MNR en Bolivia, que se había producido hacía un año. El vio allí cómo las milicias obreras habían derrotado al ejército. Vio a la gente armada en las calles. Y luego de muchas vueltas, va a Guatemala, cuando cae el gobierno democrático, lo cual produce un verdadero punto de quiebre en su vida. Allí un gobierno electo por el pueblo, en elecciones absolutamente democráticas, es derrocado.

-El llega a los tres años de estar Jacobo Arbenz en la presidencia.

-Sí, en el 54. El 16 de junio de ese año comienzan los bombardeos sobre el palacio presidencial y descubre que todos los aviones que protagonizan el bombardeo son estadounidenses, aunque Somoza trataba de darles base de apoyo y cobertura.

-¿Cuáles son las conclusiones del Che en este episodio?

-El Che critica a Arbenz por no haber armado al pueblo. Y allí hay algo que acerca al Che a Perón cuando se entera, por boca de Arévalo, que el gobierno de Guatemala había honrado a Perón con la orden del Quetzal por su actitud en ocasión del bloqueo realizado por Estados Unidos a los puertos guatemaltecos.

-¿Qué había hecho Perón?

-Había ordenado a todos los barcos argentinos que andaban en la zona que rompieran el bloqueo.
-Perón también se opuso a la condena de Arbenz propuesta por Estados Unidos en la reunión de la oea en Caracas. ¿Usted recuerda las reformas puestas en marcha por Arbenz?

-Sí, algunas recuerdo. En Guatemala, donde el 2 por ciento de la población poseía el 70 por ciento de la tierra, Arbenz llevó a cabo reformas que golpearon directamente el monopolio de la United Fruit Company. Expropiación de latifundios yermos, salarios mínimos, contratación colectiva, derecho de huelga.

-La OEA condenó al gobierno de Arbenz. Sólo Argentina y México se opusieron. Usted me decía algo que suelen decir los biógrafos del Che: la importancia que tuvo Guatemala en sus decisiones posteriores.

-Empezó a preguntarse para qué servía la democracia si el pueblo no estaba capacitado para defenderla.

-Había que armar al pueblo.

-Ahí se va a México, donde se conecta, por pura casualidad, con un muchacho, Niko López, a quien había conocido en Guatemala.

-¿No era cubano Niko López?

-Sí, era uno de los sobrevivientes del ataque al cuartel Moncada. Según se cuenta, Niko relata al Che todo el episodio del Moncada y el Che, que lo escucha, le dice con ese tono cachador bastante argentino: -Contate otra de cowboys.

-No le creyó.

-No, lo que Niko contaba no era creíble. Con este Niko, a quien reencuentra luego en México, el Che había salido por las calles de Guatemala a vender imágenes del Cristo de Esquipula, un Cristo negro traído por los españoles, a quien los guatemaltecos atribuyeron poderes milagrosos. La cosa es que después de eso pasa un tiempo en que se pierden de vista totalmente, hasta que de pronto vuelven a encontrarse en un hospital de México donde el Che está trabajando -dice Cacho El Kadri con tal expresión de sorpresa que podía pensarse que él mismo acabara de encontrarse con el Che.

-¿Por qué es tan sorprendente este encuentro?

-Pensemos en esa enorme ciudad que es México y en estos dos que se habían conocido en Guatemala, cruzándose en el pasillo de un hospital de México. Si uno pasa 30 segundos antes, ya no se cruzan. Si dobla aquí en vez de seguir derecho, ya no se cruzan.

-Si el tema le interesa, lea a Paul Auster. El también se fascina con esos cruces del destino.

-Da para pensar... Ahí se encuentran, se abrazan. -¿Qué hacés acá? -Estoy como médico, ¿y vos? -Seguimos preparando la revolución, vamos a volver a Cuba. Nos reunimos en la casa de María Antonia. Vení, le dice. Y el Che va, se encuentra con Fidel y descubre que piensa lo mismo que él. Todo lo que dice Fidel es igual a lo que él había pensado. Y cosa rara...

-El Che a Fidel le cree.

-Le cree, en lugar de pensar que era uno de esos charlatanes desbordantes que nunca hacen nada. No sé cómo habrá hablado Fidel, sentado en el suelo de la cocina de María Antonia durante toda la noche, pero el Che, sentado a su lado, lo escuchó y le creyó. Confió en ese hombre que recién conocía. Es lo más lindo que hay, ese encuentro. Allí nace una amistad que es para toda la vida. Y... no sé cómo decírselo, pero toda la gente que comparte las experiencias de la lucha armada, que pone en juego su propia vida junto a otros, forma una hermandad. Yo me acuerdo del amor que se forjaba con el compañero que había participado con nosotros del peligro, y a veces del miedo. Ese hombre se transforma en un hermano.

-Usted, que estuvo recorriendo los lugares recorridos por el Che, ¿vio esa cocina? ¿Existe?

-Sí, claro, está todavía. Una cocina pequeña y vieja. Me emocioné pensando que ahí en el suelo habían estado sentados los dos, hablando hasta las seis de la mañana. Y pensando en todo lo que pasó luego, a partir de esa conversación.

-¿Su profundo interés en el Che, viene de lejos o se concretó con la película?

-Siempre sentí al Che muy próximo. Como un hermano mayor. Pero sólo había leído algunas cosas. El socialismo y el hombre en Cuba, El diario y poco más. Quise profundizar, saber algo más para iluminar esa recorrida que hizo él por Santiago del Estero, Jujuy, Salta. Saber de sus conversaciones con obreros y campesinos. Me pregunté, tantas veces, de qué podía haber hablado en esa Argentina de los cincuenta si no era del peronismo. El tiene frases que me recuerdan otras de Perón o Evita. Por ejemplo, Endurecerse sin perder la ternura, que parece sacada del libro La razón de mi vida, o -El verdadero revolucionario se mueve por un sentimiento de indignación ante la injusticia, que Evita repitió cien veces.

-Lo que en general se dice es que tuvo siempre una gran indiferencia por el peronismo. Evita muere durante el viaje del Che por Bolivia, pero nada aparece sobre el hecho en su diario. Eso dice el mexicano Jorge Castañeda en La vida en rojo.

-Sin embargo, creo que aquel muchacho no puede haber pasado indemne por todo ese tejido que era mitad propaganda, mitad verdad, demagogia, solidaridad. Y, lo más importante, nunca fue antiperonista. Lo dice Hilda, su primera mujer. Hay una carta que Ernesto Sábato le envía a Cuba, donde le dice que aquí en la Argentina hay un equívoco entre peronismo y castrismo. Que la gente en la calle grita -muera Castro porque creen que Castro es un gorila. Y le pide que le ayude a disipar ese equívoco. -Aquí la Revolución Libertadora -dice Sábato- empezó escribiendo todo con mayúscula pero pronto pasó a escribirlo todo entre comillas. El Che le contesta una carta lindísima donde le dice, entre otras cosas, que a la Revolución Libertadora le vio las comillas desde el primer día. Y, respondiendo a una alusión que hace Sábato de las sirvientas llorando la caída de Perón por los rincones, el Che dice: -Aquí las sirvienticas lloraron, pero de alegría, cuando cayó Batista. Y todavía hay más.

-Sé que al Che lo puso furioso el bombardeo a Plaza de Mayo, en 1955. Pero de allí tal vez no se pueda deducir que estaba a favor de Perón.

-En una carta a su madre él le habla de esos mierdas que después de bombardear la plaza se refugiaron en Montevideo. Y algo más, en respuesta a una carta de su madre, donde ésta le habla del dolor de un amigo, que perdió un hijo en el bombardeo, él dice que no duda de su tristeza, pero que él está pensando en esos negros de los que pocos se acuerdan que murieron allí, y también tienen familia.

-¿Cómo repercutió en usted la Revolución Libertadora?

-La Libertadora me marcó profundamente por los fusilamientos en ese año y en el siguiente, el 56. El 9 de junio de 1956 un grupo de militares, entre los cuales estaba el papá de un compañero de clase, se subleva. ¿Usted sabe lo triste que puede ser cuando uno tiene 15 años y llaman a la dirección al compañero con quien convive a toda hora, para comunicarle que su padre ha sido fusilado? Se llamaba Cogorno y esa tristeza que sentí no se me olvida. Fusilaron a 34.

-De estas cosas se enteraron años más tarde.

-Nooo, enseguida, por trasmisión oral. Los jóvenes peronistas nos juntábamos en Corrientes y Esmeralda y allí se sabía todo. Julio Troxler, uno de los que se había salvado en esa Operación Masacre, estaba en Bolivia, desde donde nos llegaba dinamita y armas.

-¿Llegaba para qué?

-Para lo que genéricamente se llamaba la resistencia peronista.

-¿Eran jóvenes de qué edad?

-Cuando caímos presos, en el 60, yo era el más joven. Tenía 19 años.

-¿Por qué cayeron presos?

-Por esto que le cuento de las armas. Nos descubren y quedamos presos hasta el 63, cuando gana el radical Arturo Illia, y por una ley de amnistía, salimos. Cuando nos sueltan comenzamos a organizar la Juventud Peronista a nivel nacional. En ese momento peleábamos mucho entre nosotros y yo sufro una cierta desilusión. Yo veía que todos los valores de compañerismo, amistad y camaradería parecían irse al demonio a la luz de pequeñas, idiotas diferencias.

-¿Cuáles, por ejemplo?

-Si debemos ir más lentamente o más rápido. Si un poquito más hacia la izquierda o un poquito menos. ¡Qué horrible! Nos habíamos jugado la vida y la libertad juntos y ahora cualquier cosa insignificante nos separaba. -¿Hay que ir a ver a Perón?, -¡No, no hay que ir!.

-Pero usted va, finalmente, a Madrid.

-Sí, voy al poco tiempo de salir en libertad. Tenía 22 años. Era un impertinente -dice riendo-. Me había educado en esa escuela del hacer, y Perón era un estratega. Lo que yo y mis compañeros queríamos era empezar ya mismo a los tiros. El decía que volvería en el 64 -como prenda de unión y de paz entre todos los argentinos. Y yo: -No puede ser, general, no lo van a dejar volver si no es por las armas. -Bueno -dijo él-, ya que sabe hacer tan bien la revolución, hágala usted La conversación siguió hasta que finalmente él propuso esperar hasta el 31 de diciembre del 64. En un año volvería para ayudar a reconstruir el país.

-Aceptaron.

-Ahí mismo me agarré de sus palabras y le dije que, de acuerdo con esto, el 1 de enero del 65 quedábamos en libertad de acción.

-A usted lo que más le interesaba era la lucha. Si se la sacaban perdía en parte el interés.

-Sí, eso es verdad. Yo me encuadraría en una definición que leí una vez: -Un hombre de acción que piensa. No soy alguien que actúa a partir de pensar. O no lo era para nada en aquellos años. Después leí algo que, creo, decían los tupas y tal vez Mao también, sobre la acción como criterio de verdad. -En lo teórico todos parecen tener razón, pero lo que diferencia una teoría de otra es la acción.

-¿Por qué a veces se dice de ustedes que eran folclóricos? Ustedes mismos lo dicen.

-Porque no había serias medidas de seguridad, de compartimentación.

-¿Se veía eso en los resultados?

-Claro, caímos con tremenda frecuencia.

-¿Qué pasó a su vuelta de Madrid?

-Me querían matar. -Tenías que convencer a Perón y él te convenció a vos, me decían. Ese año lo dedicamos a acciones propagandísticas. Teníamos amigos periodistas que venían y sacaban fotos de lo que preparábamos y hacíamos.

-En el 68, me pregunto cómo se les ocurrió comprar el campo donde se estableció la guerrilla de Taco Ralo. Eso siempre me resultó muy curioso y bastante cómico.

-No, no es cómico. Nosotros prepararíamos allí un campamento de entrenamiento, pero las operaciones no partirían de allí, sino de otro lugar llamado Cochuna, a 1.500 metros de altura, con bosque tropical húmedo. Ernesto también compró en Bolivia.

-Taco Ralo pasó rápido. Veinte días y se los llevaron presos. Salieron cuando Héctor Cámpora llegó al poder, cinco años después. ¿Y qué pasó entre el 65 y el 68?

-En el 65 nosotros habíamos tenido contacto con un grupo de compañeros protagonistas de una acción muy importante que se llamó el Policlínico Bancario. Se trataba del grupo Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT).

-Un grupo de derecha.

-Venían de un grupo de derecha, pero tomaron conciencia y rápidamente viraron, haciéndose peronistas.

-Eso es lo que en Uruguay cuesta entender. Peronistas y también antisemitas y verticalistas.

-No, no, este grupo no. El que quedó con algo de esas características fue la Guardia Restauradora Nacionalista. Pero el MNRT no. Rápidamente se sensibilizó e integró con la Juventud Peronista. No eran antisemitas. Fueron protagonistas de la expropiación del Policlínico, con cuyo dinero pensaban iniciar la recuperación de las islas Malvinas. Pero descubiertos, fueron presos y desbaratados.

-¿Nell Tacci, que estuvo preso en Uruguay, no pertenecía a ese grupo?

-Claro. Cuando él se escapa de Tribunales nosotros somos quienes lo protegemos y ayudamos a irse a Uruguay.

-¿Existía ya conexión entre ustedes y los grupos uruguayos?

-Sí. Yo conocía personalmente a Sendic, al Ñato (Eleuterio Fernández Huidobro), a Julio Marenales, a Montes de Oca, Andrés Cultelli y a otros. Hacíamos intercambio de conocimientos -dice y añade riendo-: En fin, lo que hacíamos era un buen intercambio profesional. -Vuelve a pensar y mientras piensa sonríe. Nosotros teníamos la idea de la patria grande, la integración. Y pensábamos que eso estaba empezando. Cuando recuerdo que éramos 20 de un lado y 20 del otro... Sin embargo, es así que se empieza a veces.

-¿Usted piensa que el peronismo sigue teniendo vigencia?

-Ya no. Los viejos peronistas no renunciamos a nuestra identidad, pero la disputa sobre si el Partido Justicialista o Menem son o no, ya no tiene sentido. Creo que uno es lo que hace, no lo que dice ser. Menem no tiene nada que ver ni con nuestra historia ni con nuestra lucha. El entregó el país, vendió la economía, regaló los resortes clave de nuestras riquezas al extranjero, apretó a los obreros, creó un plan de flexibilización laboral... Todo lo que hizo bajo el nombre de modernización del Estado fue enterrar nuestros mejores proyectos.

EMPLEO E INGRESOS EN EL "CAMPO" ARGENTINO (Ateneo Arturo Jauretche)

EMPLEO E INGRESOS EN EL "CAMPO" ARGENTINO

Algunos indicadores sobre el empleo agropecuario

¿Por qué analizar la realidad laboral del “campo”?

La implementación por parte del Gobierno Nacional de un esquema de retenciones móviles a las exportaciones de granos y oleaginosas, derivó en un salvaje lock-out con cortes de ruta, llevado a cabo por las patronales del sector.

El grave conflicto suscitado a partir de allí –con los problemas de desabastecimiento y encarecimiento de productos de primera necesidad- pusieron en primer plano del debate público, la realidad del sector agropecuario, y la discusión de fondo sobre cómo pensar el Desarrollo Nacional.

Y pensar las modalidades del Desarrollo Nacional impone examinar la realidad laboral de los sectores productivos que algunas opiniones interesadas destacan como estratégicos o fundamentales.

Esto es, cuando se dice que la Argentina tiene una “oportunidad histórica” para posicionarsee como proveedora de alimentos, vale la pena examinar cómo y quiénes se benefician de esa “oportunidad”. Más especificamente, vamos indagar en la realidad de uno de los actores involucrados del que poco se ha hablado durante el conflicto: los trabajadores del sector agropecuario.

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Aniversario del fallecimiento del General Perón

El 1° de Julio de 1974 moría el General Perón. Leonardo Bettanín, diputado por la Juventud Peronista en el Frente Justicialista de Liberación (FreJuLi) escribía el siguiente artículo:

Dos países diferentes velaron al General Perón.

Uno era el de los pasillos, de los sillones. Los uniformes relucientes, la gomina y las invitaciones especiales. Era el país de las instituciones, de los discursos engolados. El país de la televisión y las declaraciones. Era la dirigencia argentina azorada y preocupada por la muerte de un presidente.

El otro el país de los oprimidos. De los humildes y desposeídos. La Patria anónima, el país del adiós silencioso, del llanto contenido. El país de la flor apretada contra el pecho durante horas, mojada por la lluvia, pero sostenida firme en las manos para terminar dejándola a los pies del cajón. Era la Patria despidiendo a su mejor amigo. El país de la tristeza y el dolor.

Pusieron una valla para separar los homenajes. De un lado estaban las visitas oficiales, que se podían quedar un rato cerca del General. Del otro la gente pasando apurada por la policía y la gente de la CGT. Había una valla pero la división era más profunda. Era la eterna división entre los privilegiados y los marginados, entre los dueños y los desposeídos. La división entre los que no puede decir nosotros, los que dicen tú y yo. Por eso el tabique divisorio era gratuito. La división venía de antes.

Los de adentro se mostraban. Era el imperio del codo y la pechada para aparecer por televisión o acercarse a los que bancan. Era la tristeza del funcionario cubierta por una mueca de solemnidad “de acuerdo a las circunstancias”. Era un Perón diferente al que velaban.

Los de afuera se guardaban el dolor bien apretado para adentro, recortando ese cachito -esa fracción de segundo- para siempre. Así se lo llevaron a su casa al General. Apenas si tenían tiempo de verlo, pero le tiraban un beso, lo saludaban con un adiós tímido y contenido, los miraban fijo guardándose para siempre la imagen del patriarca quieto y silencioso. Entre sí se hablaban en silencio y se apretaban las manos. Por el frío y el dolor. Se aguantaron todo. No fue como el de Evita. Acá se intuía desde un principio que se tenía que despedir al General en un territorio ajeno, lejano, distante. Como algo que no le pertenecía. Hasta le hacían sacar a la gente la escarapela y el luto y abrocharse la camisa. Y la gente hacía 48 horas que estaba de pie bajo la lluvia y el frío. Se aguantaban todo. Y eso por usted mi General. Porque sabían que tenían que sortear todos los obstáculos para cumplir, para poder decirle “aquí estamos Viejo, como siempre, firmes a su lado”.

También se equivocaron fulero con el asunto de los parlantes. Al pueblo le decían público, nunca compañeros. No solamente hubo que soportar la luvia y el frío, se les cayó encima una chorrera interminable de formalidades y lugares comunes, mechada con absurdas apologías de Lopez Rega y Lorenzo Miguel. Todo falso. No entendieron. Fueron incapaces de poder entablar un diálogo con la masa. Se separaron conscientemente. Se deschavaron que no tienen ni quieren tener nada que ver con el pueblo. son otra cosa.

Y el General ahí. En medio de esos dos países. Descansando. Con toda la majestuosidad de saberse dueño de treinta años de historia. Si daba bronca verlo ahí, quieto, con ganas de plantearle cómo lo quisimos, cómo vimos caer compañeros desangrándose, mordiéndose ese Perón o Muerte que nos juntaba a todos. Cómo nos divertimos con las trampas y maniobras que le hacía a los gorilas, nos cagamos de risa detrás de su enorme simpatía. Y también cómo nos amargaba toda esta última etapa de desencuentros. Pero en ese desencuentro estaba encarnado nuestro origen. Porque a nosotros nos parió el peronismo, medio ilegítimos, pero nos parió el peronismo. Pero eso lo defendíamos y no queríamos que se pudriera. Y ahí General, en ese Salón Azul, desfiló permanentemente esa contradicción. Los peronistas de un lado. La dirigencia del otro. Y nosotros queremos estar de este lado de la valla, donde llovía y hacía frío. Porque a la larga esa es la verdad. No hay vuelta que darle.

Verlo ahí firme, con el uniforme de milico. Era dificil pensar que todo eso era cierto. Se hace duro empezar a ver la política nacional sin Juan Domingo Perón. Pero si hay algo inmortal es la memoria colectiva de un pueblo. Y ahí el General está clavado con toda firmeza profunda se de tremenda envergadura. Y así los despidió el pueblo. Gritando su nombre. Haciendo caso omiso a sugerencias de silencio de los parlantes y la policía. El pueblo te saludo como se saluda a un amigo que se va. Sin formalismos. Como entre viejos conocidos. Puenteó todas esas vallas que pusieron los temerosos, los mezquinos de espíritu.

Ese sentimiento dentro del Congreso era apenas una referencia lejana. Todo era un enorme y pretencioso organigrama para los responsables del velorio. Números y calles. Distribución de tropas y órdenes a ejecutar. Charlas y televisión. Se definía con la misma frialdad a qué hora la tropa debía servir el mate cocido como a qué hora se iba a cerrar la puerta del Congreso y ya nunca más nadie podía, iba a poder, ver al General. La rigidez y el formalismo era lo imperante. Algunos, mas conscientes, tenían miedo a la reacción de la gente cuando se enterara que no iba a poder entrar. Reacción justificada, por otra parte. No le podían seguir escamoteando al General. Y menos muerto.

Pero nuevamente las masas demostraron su sabiduría. A esa hora de la madrugada cuando ya los “dirigentes” se habían retirado, le cerraron la puerta en la cara a la gente. Pero las masas no entraron en la provocación irracional de una planificación absurda. Se retiraron en silencio, pero sabiendo que cumplieron. Cumplieron con usted, mi General. El resto va a la cuenta de los irresponsables.

Y así lo grito el pueblo cuando llegaron y se fueron los restos del General del Congreso. Al principio fue el silencio. Luego, se levantaron los brazos y un atronador “Perón-Perón” cubrió de ternura el cuerpo ya frío de nuestro líder.

De los parlantes pidieron silencio.

Le contestaron con la marcha.

Por eso los dos velorios. El de este lado es el que vale. El que llevó la flor escondida en el bolsillo, el que se aguantó el manoseo, el que no quiso escuchar las gansadas de los parlantes, el que se mojó y chupó frío.

El que te dijo en un susurro peronista: Chau Viejo, Hasta Siempre Mi General.