lunes, 25 de junio de 2007

PALABRAS DEL DR. NÉSTOR KIRCHNER EN LA PRESENTACIÓN DEL SEGUNDO CONGRESO INTERNACIONAL EXTRAORDINARIO DE FILOSOFÍA

21/06/2007 - Casa Rosada, Salón Sur

Señor Presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación; señor Gobernador de San Juan; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; autoridades nacionales, provinciales; representantes del cuerpo diplomático; legisladores; señores Intendentes; profesores; filósofos; señoras y señores: en primer lugar, ustedes saben - y esto también es parte de la filosofía - que cuando a muchos de nosotros la historia nos da la posibilidad de tener la iniciativa política en la conducción de la nación, nos sentimos administradores, estadistas, filósofos, somos todos. Conmigo quédense tranquilos que yo no voy a inventar ninguna frase de Sócrates, como hizo algún expresidente.

Creo que si queremos hablar de filosofía y de este Segundo Congreso sobre Filosofía; en 1949 el General Perón fue quien lo convocó; en 1987, en Córdoba, el Dr. Alfonsín y ahora tenemos este Tercer Congreso, que se hace en nuestra querida provincia de San Juan, donde la provincia de San Juan tiene un rol relevante.

Yo creo que son épocas muy diferentes, son Estados y tiempos diferentes; es muy difícil poder enlazar y es muy difícil encontrar y combinar las respuestas que se daban en el 49’, con las del 87’, con las del 2007 y por supuesto las propuestas de la construcción del mundo que está por venir. Porque Argentina forma parte de un mundo, de un mundo que tiene basada su esencia hoy en el fundamentalismo, de muchos vértices y que evidentemente si tomamos y miramos décadas hacia atrás, nos vamos a encontrar que quienes hoy formamos parte y podemos ser activos en la convocatoria de este Congreso, que es muy interesante e importante para discutir y profundizar el concepto filosófico de qué es lo que somos, hacia dónde vamos y qué debemos construir, nosotros, la mayoría de nosotros pertenecemos a generaciones que cargan una honda frustración sobre sus espaldas.

Porque muchos de los valores que nosotros defendimos con mucha convicción y lo seguimos haciendo han sido puesto en crisis, a veces por nosotros mismos y a veces por las circunstancias, los hechos y a veces por los errores propios cometidos como generación, porque es muy difícil discutir y debatir la realidad de este mundo y de la Argentina sin que se coloquen aditamentos cada vez que se intenta pensar, cada vez que se intenta elaborar una idea, cada vez que se intenta elaborar un pensamiento.

En la Argentina, y pasa en la mayoría de los lugares del mundo, pero hablando de la Argentina cada vez que alguien se anima a pensar, que se anima a elaborar ideas nuevas, distintas o que generan tensiones o que agudizan y muestran la crisis o lo que nos muestran lo qué somos en nuestra identidad, en nuestra calidad cultural o cuando nos sacamos el ropaje, la discusión y la elaboración de la propia idea nos demuestra qué es lo que somos y que nuestras crisis no fueron casualidades, sino son fundamentos propios de lo que nosotros somos, generalmente se colocan aditamentos y etiquetas. Es decir, acá se habla mucho del pensamiento, de la libertad de pensamiento, de la necesidad de la pluralidad, de la necesidad de los consensos, pero cada vez que alguien va a ejercer – con acierto y con errores – la voluntad de pensar, de elaborar, de discutir la identidad, la calidad humana, de valores que están en juego, enseguida surgen etiquetas y aditamentos, a veces, groseros y absolutamente injuriantes y agraviantes en muchos temas difíciles, que tiene la Argentina por delante para resolver. Veo como la sociedad española lo está discutiendo con mucho valor, con mucho fundamento en nuevas pautas culturales, de convivencia y demás y rápidamente se le colocan aditamentos y etiquetas y se dice que se ataca tal o cual valor que es histórico para la formación, es decir surge un pensamiento supuestamente tradicionalista que no es tal, sino que esconde el derecho a no pensar.

Por eso yo creo que lo más importante que tiene que tener este Congreso de Filosofía es no temer miedo, hay que atreverse, hay que pensar, hay que discutir todos los temas.(APLAUSOS).

Seguramente, se tendrán posiciones absolutamente diferentes, pero si no resolvemos qué es lo que somos, hacia dónde vamos o en qué fracasamos o por qué pasamos de esa autoestima, de eso de creernos que somos los mejores del mundo cuando las cosas más o menos nos van bien a cuando las cosas no nos salen tan bien y nos creemos los peores, tenemos una absoluta baja estima. No nos lo podemos explicar con la calidad de pensamiento, de recurso humano, con la calidad de los intelectuales argentinos, con la calidad de los intelectuales latinoamericanos o con la calidad de los intelectuales que hay en el mundo. Esto yo lo decíamos en una Cumbre Iberoamericana con nuestro amigo el Presidente de España, el doctor Zapatero, con quien hablábamos sobre que la marcha del nuevo marco de las civilizaciones era muy importante.

Yo creo que hay que atreverse, no hay que tener miedo, a este Congreso no vayamos con las ideas supuestas o con discusiones antagónicas, porque en el espacio de pensamiento al que yo pertenezco también tenemos muchas responsabilidades y si tenemos la verdad, que no sea la verdad absoluta y los que no piensan como nosotros es gente que no entiende lo que hay que hacer o por qué etapa estamos pasando. Esto, evidentemente, nos puede llevar a una nueva frustración.

Entonces, tiene que ser un Congreso bien abierto, donde se discuta fuertemente, que la sociedad tenga la oportunidad de estar informada porque necesariamente nos vamos a encontrar con muchos que dirán por qué se tienen que poner a discutir de filosofía, por qué se ponen a discutir el destino con todos los problemas y cosas que tenemos. Nos quieren llevar a un pragmatismo vacío porque esto es lo fundamental, para que no se formen intelectuales que puedan pensar, que puedan determinar y que puedan ayudar al avance tecnológico, al avance científico que le puedan dar un contenido, un sentido y un rumbo para construir la sociedad que nosotros merecemos.

Porque sino, tiene razón Gobernador, podemos lograr grandes éxitos económicos y hasta podemos avanzar mucho en el campo de la investigación y de la tecnología, pero si no sabemos para qué, por qué y hacia dónde vamos, evidentemente, corremos el riesgo de nuevas frustraciones.

También hace a la identidad del propio ser humano, hace ver que parecían indestructibles, es decir, hay sectores de la sociedad que si uno quiere discutir ciertos temas o debatir ciertos temas que hacen a la propia vida de la gente y a la propia construcción de la vida que rápidamente se generan los peores de los epítetos para tratar de descalificar al que puede pensar así.

Uno puede pensar así o no puede pensar así, pero es necesario debatir. El mundo de hoy nos lleva a debatir todos los temas en forma muy profunda, muy abierta y éste es el pensamiento que nosotros tenemos.

Llamamos a quienes nos visitan, a todos nuestros intelectuales, a todos nuestros pensadores, a todos los argentinos, es decir, este tipo es el peor de los temores que se pueden tener, porque el nacimiento del sectarismo, del fundamentalismo en el mundo precisamente se debe a que se ha coartado la libertad de pensar. No se puede pensar y esto lo hacen quienes más poder ostentan en el mundo y nosotros, necesariamente, tenemos que tener un concepto diferente y una construcción diferente, por lo menos de las convicciones que uno tiene. De lo contrario, la verdad es que vamos a construir nuevas frustraciones y nosotros, que venimos de una generación con muchos aciertos, con muchos desaciertos pero, fundamentalmente, de una generación golpeada, dolorida, donde en determinado momento creíamos que teníamos valores absolutos, estos son los valores, nos llevaba un determinismo que estos son los valores y para allí tenemos que ir y tengamos cuidado con aquél que discute ese determinismo y ese camino porque ese está equivocado o el que no piensa como yo es un traidor, todas esas frases tan grandilocuentes que en la Argentina se saturó.

Por eso, creo que ustedes pueden dar un paso fundamental, puede ser un punto de inflexión de una sociedad que quiere crecer, tiene que entrar a valorar a los pensadores, a los intelectuales, a los constructores de cultura, a los constructores de identidad, a los constructores del tiempo que la Argentina necesita.

Yo creo que es un gran desafío, que estamos en condiciones de hacerlo y hagámoslo con la mayor de las libertades.

Ya sabemos las sociedades del pensamiento único y uniforme donde terminan, yo prefiero las sociedades tensionadas, a veces en crisis, porque de las crisis del pensamiento, naturalmente, salen nuevas verdades contenedoras que nos permiten construir nuevos caminos, y, evidentemente, una sociedad que no tiene referentes intelectuales y que no tiene referentes y pensadores que la ayuden a orientarse hacia dónde vamos, es muy difícil que tenga y se pueda orientar en el futuro que la Argentina necesita.

Así que, bien entroncados en el mundo, entendiendo la globalización que no existe solamente en la economía, hay una globalización del pensamiento nos guste o no. A veces, algunos grandes pensadores amigos se enojan cuando yo digo esto, pero yo creo que nos han globalizado en muchos casos también el pensamiento, nos han generado miedos de definir ciertos temas, nos han generado etiquetas cuando nos definimos, creo que ustedes pueden generar ese punto de inflexión para cualificar y lograr esa síntesis superadora que el mundo, América y la Argentina están necesitando.

Así que, para mí, Gobernador, queridos amigos, visitantes, gente de la Argentina, es un tremendo honor poder hacer esta presentación y espero que sea un debate duro, difícil, tensionante; no importa, discutan, debatan, generen nuevas síntesis, ayúdennos a pensar y todo lo que está en crisis hay que discutirlo y sabemos que tenemos muchísimas cosas en crisis porque no hubiéramos tenido las crisis que terminaron derivando siendo económicas si hubiéramos avanzado de acuerdo con las necesidades globales que tenía el mundo y la Argentina y no hubiéramos dejado de discutir y debatir como pasó en la Argentina en algún momento y como muchas veces nos generan el temor, “no, mejor no, vamos a lo concreto”. Y ustedes se dan cuenta, nosotros, los propios dirigentes a veces decimos “vayamos a lo concreto, no discutamos ciertos temas”, como si discutir ciertos temas fuera perder el tiempo.

Perdamos el tiempo si queremos construir una Argentina como corresponde.

Muchísimas gracias.

jueves, 21 de junio de 2007

Conducción Política (J. D. Perón)

FORMACIÓN DE LOS CUADROS PERONISTAS

Como tercer asunto, o tercera misión, creo que sigue en importancia la formación de los cuadros. Los cuadros peronistas deben ser cubiertos, no solamente con hombres que trabajen para nuestro Movimiento, sino que también deben ser predicadores de nuestra doctrina. Todos los movimientos de acción colectiva, si necesitan de realizadores, necesitan también de predicadores. El realizador es también hombre que hace sin mirar atrás. El predicador es el hombre que persuade para que todos hagamos, simultáneamente, lo que tenemos que hacer.

PREDICADORES Y REALIZADORES

Por eso considero que la formación de los cuadros, que ha de iniciarse en esta casa, es una función principalísima para el éxito de nuestro Movimiento y de nuestra doctrina: formar hombres realizadores y formar también predicadores. Los dos son indispensables para nuestro Movimiento. En esos cuadros quien logre ser a la vez realizador y predicador es, el ideal que puede alcanzar un hombre. Pero hay algunos que no tienen condiciones para realizar. No los debemos desechar, porque ellos pueden tener condiciones para hacer realizar a los otros, lo que ellos no son capaces de realizar. Es indudable que en este orden de ideas, para el Movimiento Peronista todos los hombres que llegan a esta casa son útiles.

CAPACITAR A LOS HOMBRES PARA OUE SEAN MAS ÚTILES

Nuestra misión es capacitarlos para que sean más útiles. Debe estudiarse aquí a cada hombre, porque cada uno ha recibido, en diversa dosificación , condiciones que son siempre útiles, activas y constructivas para nuestro Movimiento. Les daremos las armas que más cuadran a sus inclinaciones y a la misión que deberán desarrollar en la vida peronista, y si lo hacemos bien, ellos nos lo agradecerán y el Movimiento irá progresando paulatinamente, en proporción con la capacidad de que sepamos dotar a nuestros propios hombres. Por eso la función de formar los cuadros de nuestro Movimiento en esta Escuela tiene una importancia extraordinaria, porque en la formación de ellos ya va incluido todo el proceso anterior, de mantener, consolidar y desarrollar nuestra doctrina, inculcarla y mantenerla al día, como ya hemos explicado, que son las cuatro funciones de la Escuela.

CAPACITAR LA CONDUCCIÓN

Ahora, dentro de la formación de esos cuadros, viene un capítulo que es de suma importancia: el de capacitar la conducción. En los movimientos de hombres, en los movimientos colectivos, siempre la función más difícil es la de conducir. Por eso no existen muchos conductores en el mundo y muchas colectividades carecen de hombres que las sepan y las puedan conducir, porque la conducción es un arte, y los artistas no se forman, desgraciadamente, en las escuelas. Las escuelas dan técnicos, pero no dan artistas.

CONDUCTORES NACEN O SE HACEN POR EL TRABAJO

Por esa razón nosotros no decimos que puede ser función de la Escuela el formar conductores, porque los conductores no se hacen. Desgraciadamente, los conductores nacen, y aquel que no haya nacido, sólo puede acercarse al conductor por el método. El que nace con suficiente óleo sagrado de Samuel, no necesita mucho para conducir; pero el que no nace con él, puede llegar a la misma altura por el trabajo. Por eso Moltke dijo una vez que el genio es trabajo. Al genio se llega por esos dos caminos. También por la perseverancia, el perfeccionamiento, el trabajo constante, se puede llegar al genio.

NECESIDAD DE CULTIVAR LAS ARTES

Esas dos concepciones son las que nos apartan de la escuela fatalista del siglo XVIII, donde decían que si los artistas nacen, no habría necesidad de cultivar las artes, ya que si nace, nacerá sólo, y si no, no llegará nunca a conformar un artista.

Yo no creo que todos los artistas hayan nacido. Hay un gran porcentaje que con el trabajo se acerca tanto al genio que ha llegado a conseguirlo. Por eso digo que esta cuarta función de la Escuela es quizá la más difícil y la que hay que manejar con una mayor prudencia, para no descorazonar a los hombres y para prestar al Movimiento la ayuda más eficaz, en el orden de su conducción.

TÉCNICA DE LA CONDUCCIÓN

Por otra parte, la conducción, en el campo político es toda una técnica. En el mundo, en general, no se ha estudiado mayormente esta conducción, porque los hombres encargados de realizarla, en su mayoría, no apuntaron a ser grandes conductores desde muchachos. Apuntaron a todas las demás inclinaciones, más o menos convenientes para ganarse la vida o para triunfar en la vida, pero pocos se han dedicado a profundizar lo que es la conducción, pensando a los quince años que a los cincuenta ellos serian conductores. De manera que poca gente se ha dedicado en el mundo a estudiar profundamente lo que es la técnica de la conducción.

LA CIENCIA Y EL ARTE DE LA CONDUCCIÓN

La conducción política es todo un arte, y ese arte está regido por principios, como todas las artes. Si no tuviera principios no sería un arte, así como una ciencia que no tiene leyes tampoco es una ciencia. La diferencia que hay entre la ciencia y el arte consiste en que la ciencia se rige por leyes, leyes que dicen que a las mismas causas obedecen los mismos efectos, y el arte se rige por principios que son comunes en su enunciación, pero que son infinitamente variables en su aplicación, y ahí está la dificultad del arte, porque el arte no presupone solamente la aplicación de leyes, sino también la aplicación de principios en las cuales la creación representa el ochenta por ciento del fenómeno, y la creación no es producto de una técnica. La creación es producto de una inspiración que los hombres tienen o no.

En esa técnica de la conducción es indudable que existen factores ponderables y factores imponderables.

NO HAY RECETAS PARA CONDUCIR PUEBLOS

Por esa razón, en este proceso no se puede aplicar un cálculo de probabilidades, porque los imponderables son tan grandes como los factores que pueden ser previstos y contrapesados en el cálculo.

El empleo de formas rígidas, en esta clase de acciones, no es posible. No hay recetas para conducir pueblos, ni hay libros que aconsejen cuáles son los procedimientos para conducirlos. Los pueblos se conducen vívidamente, y los movimientos políticos se manejan de acuerdo al movimiento, al lugar y a la capacidad de quienes la acción para manejarlos. Sin eso es difícil que pueda conducirse bien. No es la fuerza, no es solamente la inteligencia, no es el empleo mecánico de los métodos, no es tampoco el sentido ni el sentimiento aislado, no hay un método ideal para realizarlo, ni existe un medio eminentemente empírico. Es decir, es una concentración de circunstancias tan variables, tan difíciles de apreciar, tan complejas de percibir, que la inteligencia y el racionalismo son a menudo sobrepasados por la acción del propio fenómeno. Y para concebirlo hay solamente una cosa superior, que es la percepción intuitiva e inmediata y la contra acción que de ese fenómeno vuelve a reproducirse como fenómeno en la colectividad.

ACCIÓN INMEDIATA DEL CONDUCTOR

Sin esa acción, rápida, eficaz, donde se aplican los principios y se aprovecha la experiencia, pero no pensando ni en el principio ni en la experiencia, porque si uno analiza ambas cosas, llega tarde y el fenómeno se ha producido en contra de todo cuanto uno había previsto. Es decir, que son acciones inmediatas que deben producir reacciones también inmediatas, donde la inteligencia interviene sólo en parte. Hay una fuerza de distinto orden de percepción, que los hombres tienen o no tienen y que los capacitan o no para tomar por reacción inmediata lo que el racionalismo tardaría mucho tiempo para producir.

UNA FUERZA SUPERIOR

En este sentido, la planificación y todas esas innumerables operaciones que la inteligencia humana ha planeado a lo largo de los ciclos de todos los tiempos de la historia, no son suficientes. Es una cosa que se adquiere, que se posee. Es un fenómeno de aquellos que la inteligencia no puede ni podrá jamás explicar. Es una fuerza superior. Es muchas veces la suerte, el destino, la casualidad. Pero ellos suelen estar también guiados por una fuerza superior, donde la moral, la razón y la verdad podrían ser tres nombres magníficos para representar esas fuerzas que no podríamos denominar de otra manera.

IMPORTANCIA DE LA INTUICIÓN

Por eso se ha dicho que la conducción es un arte simple y todo de ejecución. Es un arte simple, y todo de ejecución; si... para algunos. Es un arte simple y todo de ejecución como son todas las artes. Pero hay tina interpretación aún de esa fórmula simple de la conducción, y que es casi intuitiva. Por eso yo tengo un poco de fe en que las mujeres capacitadas para esto pueden llegar a grandes destinos, porque en ellas se ha observado más profundamente guardada la intuición, y ese sentido de la conducción tiene mucho de intuición. Conocemos casos, en la conducción, de hombres oscuros que no han cometido casi errores, y de sabios que no han dejado de cometer casi ninguno de los errores que se les presentaron en el camino de la conducción.

LOS PRINCIPIOS Y LA EXPERIENCIA

Lo que aquí se puede enseñar, en la Escuela es lo que conforma toda la teoría de la conducción, que es simple. Lo primero que se necesita es conocer la parte inerte del arte. La parte inerte del arte es lo que el hombre puede recoger de su inteligencia y reflexión y de lo que la historia presenta como ejemplo. Vale decir, hay una teoría que se conoce, que es conocida, que se puede enunciar con una serie de principios que nacen de la racionalización de los hechos mismos. Es un estudio filosófico de los hechos que cristalizan reglas, que en la mayor parte de los casos han dado buen resultado y han sido aparentes para la conducción. A eso llamamos principios.

En la historia hay un sinnúmero de ejemplos, que en tales circunstancias, mediando tales causas, produjeron tales efectos. Y eso le da al hombre la experiencia, experiencia que no puede esperar de su propia persona, porque la experiencia de la conducción llega tarde y cuesta muy caro, puesto que cuando uno la aprende, ya no le sirve para nada.

FORMAR EL CRITERIO PARA LAS RESOLUCIONES RÁPIDAS

Combinando el estudio activo de esos ejemplos, que la experiencia y la realidad presentan como concretos, al análisis, mediante los principios que la inteligencia ha aislado quizá de los propios hechos, uno puede conformar una gimnasia intelectual que le va formando el criterio necesario para la interpretación rápida y eficaz de los hechos y las medidas que en consecuencia puede tomar. Se estudian todos esos ejemplos en la historia de la conducción política, no para aprenderlos por si se repiten, porque en la historia no se repite dos veces el mismo caso en igual forma. No se estudian para aprenderlos: se estudian como una gimnasia para ser más sabios en todas las ocasiones. Y eso, realizado en forma activa, no en forma de conferencia o en forma, diremos, de lección. No, no; hay que trabajarlo; hay que hacer trabajar el criterio propio en cada caso, porque es el criterio el que va a servir en los casos y no el ejemplo ni el principio.

jueves, 14 de junio de 2007

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LOS METODOS DE DIRECCION (MAO TSE TUNG, junio de 1943)

1. Hay dos métodos que los comunistas debemos aplicar en todo trabajo que realicemos: uno es combinar lo general con lo particular, y el otro, ligar la dirección con las masas.

2. Ante cualquier tarea, si no se hace un llamamiento general, es imposible movilizar a las amplias masas para la acción. Sin embargo, si los dirigentes se quedan en el llamamiento general no se ocupan concreta y directamente de la ejecución cabal, en algunas organizaciones, del trabajo que llaman a realizar, para abrir una brecha en un punto dado, adquirir allí experiencia y luego orientar con ella a las demás entidades, no podrán comprobar si es justo ese llamamiento ni enriquecer su contenido, con lo que dicho llamamiento correrá el peligro de quedar en letra muerta. Por ejemplo, durante la campaña de rectificación en 1942, hubo éxitos allí donde se empleó el método de combinar el llamamiento general con la orientación particular, y no los hubo donde no se aplicó este método. En la campaña de rectificación en 1943, todos los burós y subburós del Comité Central y los comités regionales y de prefectura del Partido, además de lanzar un llamamiento general (plan anual de la campaña), deben hacer lo siguiente a fin de adquirir experiencia: elegir dos o tres lugares (no muchos), sean departamentos de su propio organismo o entidades oficiales, escuelas o unidades militares cercanas; realizar en ellos un estudio en profundidad para conocer detalladamente el desarrollo de la campaña de rectificación allí y para conocer minuciosamente el pasado político, características ideológicas, aplicación en el estudio y diligencia en el trabajo de algunos miembros representativos (no muchos tampoco) de su personal, y además, orientar personalmente a los responsables de estos lugares en la solución concreta de los problemas prácticos. Como cada entidad oficial, escuela y unidad militar tiene también varias secciones, sus dirigentes deben proceder de igual manera. Este es además un método que permite a los dirigentes aprender y dirigir al mismo tiempo. Ningún dirigente sabrá dar orientación general al conjunto de las entidades a su cargo, a menos que obtenga experiencia concreta en cuanto a individuos y asuntos determinados de entidades subordinadas específicas. Este método debe ser generalizado para que los cuadros dirigentes de todos los niveles aprendan a aplicarlo.

3. La experiencia de la campaña de rectificación en 1942 demuestra también que en cada entidad es indispensable para el éxito de la campaña que se forme en el curso de ésta un grupo dirigente compuesto de un pequeño número de activistas reunidos en torno al responsable principal de la entidad en cuestión, y que este grupo forje una estrecha ligazón con las amplias masas participantes en la campaña. Por activo que se muestre el grupo dirigente, su actividad no pasará de ser el infructuoso esfuerzo de un puñado de personas, si no se la liga con la actividad de las amplias masas. No obstante, la actividad de las amplias masas, sin un fuerte grupo dirigente que la organice en forma apropiada, no puede mantenerse por mucho tiempo, ni desarrollarse en una dirección correcta, ni elevarse a un alto nivel. En cualquier lugar, las masas están integradas, en general, por tres categorías de personas: las relativamente activas, las intermedias y las relativamente atrasadas. Por eso, los dirigentes deben saber unir en torno suyo al pequeño número de elementos activos y, apoyándose en ellos, elevar la conciencia política de los elementos intermedios y ganarse a los atrasados. Un grupo dirigente, verdaderamente unido y vinculado con las masas, sólo puede formarse gradualmente en medio de la lucha de las masas, y no al margen de ella. En el curso de una gran lucha, la composición del grupo dirigente no debe ni puede, en la mayoría de los casos, permanecer invariable a través de las etapas inicial, media y final; es necesario promover constantemente a los activistas surgidos en la lucha, para sustituir a aquellos miembros del grupo dirigente que resulten inferiores en comparación con ellos o que hayan degenerado. Una de las causas fundamentales de por qué no ha podido avanzar el trabajo en muchos lugares y entidades oficiales, está en la falta de un grupo dirigente así, que se mantenga bien unido, vinculado con las masas y siempre sano. Si en una escuela de un centenar de personas no hay un grupo dirigente formado de acuerdo con las circunstancias reales (y no reunido artificialmente) y compuesto de varios o algo más de una decena de los elementos más activos, rectos y sagaces entre los profesores, empleados y estudiantes, esa escuela ha de marchar mal. Debemos aplicar en todas las entidades oficiales, escuelas, unidades militares, fábricas y aldeas, sean grandes o pequeñas, lo que indica Stalin acerca de la creación de un grupo dirigente en la novena de las doce condiciones para la bolchevización de los Partidos Comunistas[1]. La elección de los miembros de tal grupo dirigente debe tener por criterio las cuatro condiciones formuladas por Dimitrov al tratar de la política de cuadros: devoción total, ligazón con las masas, capacidad para orientarse independientemente en toda situación y espíritu de disciplina[2]. Tanto al cumplir cualquiera de las tareas centrales -- guerra, producción, educación (incluida la campaña de rectificación) --, como al inspeccionar el trabajo, examinar la historia de los cuadros o realizar cualquier otra labor, hay que adoptar el método de ligar el grupo dirigente con las amplias masas, además del método de combinar el llamamiento general con la orientación particular.

4. En todo el trabajo práctico de nuestro Partido, toda dirección correcta está basada necesariamente en el principio: "de las masas, a las masas". Esto significa recoger las ideas (dispersas y no sistemáticas) de las masas y sintetizarlas (transformarlas, mediante el estudio, en ideas sintetizadas y sistematizadas) para luego llevarlas a las masas, difundirlas y explicarlas, de modo que las masas las hagan suyas, perseveren en ellas y las traduzcan en acción, y comprobar en la acción de las masas la justeza de esas ideas. Luego, hay que volver a recoger y sintetizar las ideas de las masas y a llevarlas a las masas para que perseveren en ellas, y así indefinidamente, de modo que las ideas se tornan cada vez más justas, más vivas y más ricas de contenido. Tal es la teoría marxista del conocimiento.

5. La concepción de que, trátese de una organización o de una lucha, entre el grupo dirigente y las amplias masas debe haber relaciones correctas, la concepción de que las ideas correctas de dirección sólo pueden elaborarse recogiendo y sintetizando las ideas de las masas y llevándolas luego a las masas para que perseveren en ellas, y la concepción de que, al poner en práctica las ideas de dirección, se debe combinar el llamamiento general con la orientación particular, deben ser ampliamente difundidas en el curso de la actual campaña de rectificación, con el fin de corregir los puntos de vista erróneos que al respecto existen entre nuestros cuadros. Muchos camaradas no conceden importancia a unir en torno suyo a los activistas para formar un núcleo dirigente, o no saben hacerlo, y no conceden importancia a ligar estrechamente este núcleo dirigente con las amplias masas, o no saben hacerlo; por eso la suya se convierte en una dirección burocrática, divorciada de las masas. Muchos camaradas no conceden importancia a sintetizar las experiencias de la lucha de las masas, o no saben hacerlo, y, pasándose de listos, gustan de plantear de manera subjetivista cantidad de opiniones, por lo cual sus ideas resultan hueras y ajenas a la realidad. Muchos camaradas se contentan con lanzar un llamamiento general para una tarea y no conceden importancia a dar inmediatamente después orientación particular y concreta, o no saben hacerlo; en consecuencia, su llamamiento se queda en la boca, en el papel o en la sala de reuniones, y su dirección se hace burocrática. Hay que corregir estos defectos en la presente campaña de rectificación; hay que aprender a aplicar los métodos de ligar la dirección con las masas y de combinar lo general con lo particular en la campaña de rectificación, en la inspección del trabajo y en el examen de la historia de los cuadros, y también hay que emplearlos en todo nuestro trabajo futuro.

6. Recoger y sintetizar las ideas de las masas y llevarlas luego a las masas para que perseveren en ellas, y, de esta manera, elaborar ideas correctas de dirección: tal es el método fundamental de dirección. En el proceso durante el cual se recogen y sintetizan las ideas de las masas y éstas perseveran en ellas, es necesario aplicar el método de combinar el llamamiento general con la orientación particular; esto es parte integrante de dicho método fundamental. Elaborar las ideas generales (llamamiento general) partiendo de la orientación particular en numerosos casos concretos, y llevar estas ideas a muchas entidades diferentes para comprobarlas (no sólo debemos hacerlo nosotros mismos, sino aconsejárselo a los demás); después, recoger y sintetizar las nuevas experiencias (hacer el balance) y elaborar nuevas directrices para la orientación general de las masas. Así deben proceder nuestros camaradas en la presente campaña de rectificación, y también en cualquier otro trabajo. La calidad de la dirección depende de la aptitud de los dirigentes para proceder según este método.

7. Al asignar a las entidades subordinadas cualquier tarea (guerra revolucionaria, producción, educación; campaña de rectificación, inspección del trabajo, examen de la historia de los cuadros; o trabajo de propaganda, de organización, de contraespionaje, etc.), un organismo dirigente superior y sus diferentes departamentos deben hacerlo por intermedio de los responsables principales de los organismos inferiores correspondientes, para que éstos asuman responsabilidades; de esta manera se asegurarán tanto la división del trabajo como la dirección unificada (centralizada). Un departamento de un organismo superior no debe ponerse en contacto sólo con el departamento correspondiente de un organismo inferior (por ejemplo, el departamento de organización, el de propaganda o el de contraespionaje de nivel superior con los departamentos inferiores correspondientes), porque en tal caso el responsable principal del organismo inferior (por ejemplo, un secretario, presidente, jefe, director de escuela, etc.) no estará informado y no podrá asumir responsabilidades. Es necesario que estén informados y asuman responsabilidades tanto el responsable principal del organismo inferior como los responsables de los departamentos interesados. Este método de centralización, que combina la división del trabajo y la dirección unificada, permite movilizar, a través del responsable principal, a muchos y a veces incluso al personal entero para que cumplan una tarea, y así se puede superar la insuficiencia de cuadros en uno u otro departamento y convertir a un buen número de personas en cuadros activos en la realización de esa tarea. Esta es también una de las formas de ligar la dirección con las masas. Tomemos por ejemplo el examen de la historia de los cuadros. Si lo realiza aisladamente un pequeño grupo de personas de un organismo dirigente, como el departamento de organización, sin duda este trabajo no se hará bien. Pero, si por intermedio del responsable de una entidad oficial o del director de una escuela, se moviliza a muchos, y a veces incluso a todo el personal o estudiantado de la entidad o escuela para que participen en este trabajo, mientras que los dirigentes del departamento de organización de nivel superior les dan una orientación correcta, aplicando así el principio de ligar la dirección con las masas, no hay duda de que será logrado satisfactoriamente el fin que se persigue con el examen de la historia de los cuadros.

8. En ningún lugar puede haber al mismo tiempo muchas tareas centrales. Sólo puede haber, en un tiempo determinado, una tarea central, complementada por otras de segundo y tercer orden. Por lo tanto, el responsable principal de una localidad debe, teniendo en cuenta la historia y circunstancias de la lucha allí, establecer el orden apropiado de las diferentes tareas; no debe actuar sin plan propio, emprendiendo una y otra tarea según le lleguen las instrucciones de los organismos superiores, pues esto crearía multitud de "tareas centrales" y daría paso a la confusión y el desorden. Por su parte, ningún organismo superior debe asignar simultáneamente muchas tareas a los organismos inferiores, sin indicar su importancia y su urgencia relativas ni especificar cuál es la tarea central, porque esto llevará desorden al trabajo de los organismos inferiores y les impedirá conseguir los resultados previstos. El dirigente debe, a la luz de las condiciones históricas y las circunstancias existentes en una localidad dada y teniendo en cuenta la situación en su conjunto, determinar con justeza el centro de gravedad del trabajo y el orden de ejecución de las tareas para cada período, aplicar con tenacidad lo decidido y asegurar el logro de los resultados previstos: esto es parte del arte de dirigir. Se trata también de una cuestión de método de dirección, a cuya solución debe prestarse atención al aplicar los principios de ligar la dirección con las masas y de combinar lo general con lo particular.

9. No vamos a tratar de todos los detalles concernientes a los métodos de dirección, y esperamos que los camaradas en cada localidad, partiendo de los principios aquí expuestos, reflexionen concienzudamente y pongan en juego su iniciativa creadora. Cuanto más dura sea la lucha, tanto más indispensable será para los comunistas ligar estrechamente su dirección con las exigencias de las amplias masas y combinar estrechamente su llamamiento general con su orientación particular, a fin de liquidar de manera definitiva los métodos de dirección subjetivistas y burocráticos. Todos los camaradas de nuestro Partido que se ocupan del trabajo de dirección, deben contraponer siempre los métodos de dirección científicos marxistas a los métodos subjetivistas y burocráticos, y eliminar éstos valiéndose de los primeros. Los subjetivistas y los burócratas no comprenden el principio de ligar la dirección con las masas ni el de combinar lo general con lo particular, y obstaculizan enormemente la marcha del trabajo del Partido. Para combatir los métodos de dirección subjetivistas y burocráticos, es necesario generalizar y hacer arraigar los métodos de dirección científicos marxistas.



Notas:

[1] Véase J. V. Stalin, "Sobre las perspectivas del PC de Alemania y sobre la bolchevización".

[2] Véase J. Dimitrov, Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo, conclusiones del VII Congreso de la Internacional Comunista, parte VII: "Sobre los cuadros".