jueves, 31 de mayo de 2007

PALABRAS DE LA SENADORA NACIONAL CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER EN EL SEGUNDO SEMINARIO INTERNACIONAL DE MODERNIZACIÓN DEL ESTADO (30 de mayo de 2007)

Después de escuchar a mi querido amigo Ricardo Lagos creo que le voy a recomendar que por favor se aboque de inmediato a escribir un manual ser Presidente. (APLAUSOS)

Conozco también algún otro argentino que podría ayudarlo en la obra, tal vez usted para el tomo 1 y él para el tomo 2, pero también sé de algún argentino que puede construir un manual para ser Presidente.

Recién escuchaba atentamente a Ricardo, y muchas veces uno escucha o lee en letra de molde la necesidad de que Argentina tenga por fin alguna vez políticas de Estado. Comparaba nuestras historias, la de la hermana República de Chile y la de nuestro país, Chile que se caracterizó, salvo la tragedia del ´73, por ser un país con gran estabilidad institucional, con Fuerzas Armadas respetuosas y democráticas hasta la tragedia de Pinochet, y también como un país con una determinada estabilidad económica, casi la contracara de nuestra historia como República y como país. Un país sacudido desde el 30 en adelante por recurrentes golpes militares y un país con una fuerte inestabilidad económica y también de modelo de Estado. De levantar a un Estado que fue el modelo de bienestar en los años ´40, ´50, luego vino la moda del Consenso de Washington donde la Argentina como un péndulo iba de un lado hacia el otro, casi saltaba de la omnipresencia del Estado a la ausencia total del Estado. Ambos obviamente constituyen modelos de sociedades y modelos de país.

La primera cosa que se me ocurre entonces es redefinir el rol del Estado; un Estado que no podría ser el omnipresente, omnicomprensivo total que imaginamos o que tuvimos en la Argentina de los años ´40 ó ´50, que también tuvo una razón de ser histórica en virtud de que ante la ausencia de un gran empresariado nacional, de una gran burguesía nacional, el Estado fue a sustituir esa carencia, esa ausencia en lo que era el modelo de acumulación de aquellos años, al otro modelo, al modelo que se enseñoreó en nuestro país y en toda la región en realidad durante la década de los ´90, que consistía básicamente en un Estado ausente, porque el mercado en definitiva iba a distribuir los bienes y servicios que cada uno de los ciudadanos tenía.

No podemos menos que hacernos eco de lo que significó en términos de tragedia social esta historia; tragedia social y tragedia institucional, porque en definitiva en el año 2001 el país implosionó, casi se nos desintegra en nuestras propias manos y entonces hubo que revisar todo aquello que había sido presentado casi como paradigma de algún funcionamiento estatal y de un modelo de funcionario público.

Se me ocurre entonces que este Estado que debemos y estamos reconstruyendo tiene que ver con la necesidad de abordar políticas de Estado pero también definir para qué políticas de Estado, cuál es la dirección que van a tener esas políticas de Estado. Porque en definitiva, la mera enunciación de políticas de Estado sin claramente definir el modelo cómo está orientado, hacia dónde va, a quiénes va a beneficiar, puede constituir nada más que un enunciado de carácter político institucional pero sin mayores valores para la ciudadanía que en definitiva, -esto es básico que lo entendamos, creo que toda la región lo ha entendido y también la Argentina en particular- la base de cualquier modelo se encuentra en la construcción democrática.

Esto creo que es definitivo y es una certeza hoy en toda la ciudadanía y en la mayoría de sus estamentos dirigenciales. Construir un Estado en una sociedad democrática presupone entonces abordar al ciudadano, a la ciudadana como el objetivo de ese Estado, la política pública dirigida en ese sentido.

Yo quiero comentar lo que recién se daba como ejemplo, antes de que me olvide porque me parece que es muy interesante, cuando él plantea que la necesidad de una política pública que hasta este momento puede haber sido exitosa, luego necesita, ante el éxito de esa política, ser variada, porque por ejemplo, en el caso puntual de la pobreza, algo que nosotros también estamos viendo, cuando se llega a lo que se denominan los núcleos duros de la pobreza…. Todos tenemos claro que la pobreza no es una cuestión que tenga que ver con el Ministerio de Asuntos Sociales, que solamente actúa como paliativo frente a las crisis económicas y sociales que ha tenido la República Argentina o la región, todos sabemos que la existencia de pobres tiene que ver con un modelo económico, porque hace esencialmente a la distribución del ingreso, pero muchas veces cuando han pasado períodos demasiado prolongados donde los ciudadanos y ciudadanas carecen de trabajo y por lo tanto no se construye en esas familias saberes de trabajo, aunque a ustedes les parezca mentira hay jóvenes en la República Argentina que nunca vieron trabajar a sus padres, porque quedaron sin trabajo el padre y la madre y solamente vivieron a partir de las distintas ayudas que el Estado o el gobierno de turno les daba o tal vez el ejercicio de la delincuencia -por qué no decirlo-, entonces estamos muchas veces llegando, cuando un modelo económico comienza a tener éxito, cuando se genera ocupación, cuando se disminuye la pobreza, a lo que denominamos los núcleos duros de la pobreza que necesitan políticas focalizadas muy fuertes y muy direccionadas. Ya no alcanza únicamente el éxito de un modelo económico o el éxito de determinadas políticas sociales, debe ser abordado de otra manera. Es algo que me quedó de la exposición porque realmente es uno de los problemas que muchas veces charlamos con la ministra de Asuntos Sociales y esta es una de las cosas que estamos comenzando a percibir, esos núcleos duros a los cuales hay que abordar con políticas absolutamente diferenciadas y focalizadas.

Pero políticas de Estado presupone también la necesidad de un sistema político sólido. Un sistema político sólido por supuesto no significa que todos pensemos igual pero sí exige la presencia de formaciones políticas, de partidos políticos con una propuesta de modelo de sociedad y de organización del país, y esto es otra de las cosas que implosionó también en la Argentina en el año 2001. El surgimiento de partidos individuales, como yo los denomino, mi amigo Alberto Fernández habla de partidos narcisistas, yo hablo muchas veces de ejercicios individuales de disociación, porque en definitiva la política constituye asociación, la política tiende naturalmente como actividad del hombre, como actividad de la mujer, a agrupar a la mayor cantidad de ciudadanos atrás de una idea, de un modelo de sociedad, de un modelo de país y llevarlos a esa construcción.

Esta es también una de las dificultades que en la Argentina, ante la implosión de todo el sistema de representación política en el año 2001, encontró la administración del presidente Kirchner para abordar lo que podíamos denominar políticas de consenso. Más aún, ni siquiera dentro de nuestro propio partido teníamos un consenso de cómo abordar la crisis. Había sectores en mi partido que proponían más Fondo Monetario Internacional, que proponían más de lo mismo, había otros que concebíamos que para salir de la crisis debíamos apuntar a un modelo de producción en definitiva y no a un modelo de servicios como se había venido dando en el país. Había algunos que creíamos que era necesario con firmeza pero con mucha racionalidad, abordar la negociación en materia de deuda externa, un condicionante externo de la Argentina brutal. Sin embargo, había quienes sostenían que no, que lo que se hacía de esa manera era romper lanzas definitivamente con el resto del mundo y que esto iba a traer desastres y aislamiento de la República Argentina. Había quienes sostenían que debíamos seguir tributando en materia de relaciones exteriores, de posicionamiento de la Argentina en una suerte de subordinación absoluta con Estados Unidos y nosotros planteábamos que debíamos relacionarnos con todo el mundo, también con Estados Unidos pero en una relación seria, profunda y madura, y volver además, a nuestra casa, a América Latina, al MERCOSUR, una política realmente de Estado.

Entonces las grandes dificultades en ese momento no eran cuestiones de diferenciación político-partidaria, eran la necesidad no solamente de consensuar sino de convencer que ese era el camino a seguir y además, claro Ricardo, claro amigos, tener éxito en lo que uno estaba proponiendo, porque podía haber sido cierto que negociar de esa manera nos hubiera aislado del mundo y entonces nos hubiéramos equivocado.

A lo mejor tenían razón quienes decían que no teníamos que estar en América Latina con los amigos pobres sino que teníamos que mirar únicamente a los amigos del Norte, pero se equivocaban. Algunos sostenían por ejemplo, en materia de políticas en los servicios públicos, que debíamos sí o sí ceder a las demandas que por allí se realizaban desde las empresas de servicios públicos y nosotros sosteníamos que esto hubiera desatado un proceso inflacionario en ese momento y además de desapoderamiento de los sectores que más habían sido castigados por la crisis.

Entonces era necesario tomar la iniciativa política y era necesario impulsar estas políticas que, fíjate Ricardo y fíjense amigos y amigas que hoy están aquí, sí contaron con un consenso básico para mí en democracia, que es el consenso de la sociedad. Esto era lo que esperaba la sociedad de sus gobernantes, este consensuar con lo que usuarios, consumidores, ciudadanos, ciudadanas aspiraban, ser representados políticamente.

También coincido y me encanta que lo hayas dicho Ricardo, que hayas abordado el que muchas veces es un tema álgido aquí, cuando vos decís que el presidente es el primer comunicador, me encanta que lo digas vos Ricardo Lagos porque muchos de los medios que le critican esto al presidente te tienen a ti como el modelo de estadista. Así que me encanta haberte escuchado hoy decir esto, que no es disputar, que no es confrontar, es el derecho y la obligación del presidente de comunicar a los ciudadanos, a las ciudadanas, cuáles son las políticas, hacia dónde vamos, cuáles son los beneficios, los obstáculos y cuáles van a ser los resultados de esas políticas de Estado.

Esto me parece que es central en toda construcción democrática y hace esencialmente a la representación política. ¿Pero fue solamente un hombre, en este caso Kirchner el que abordó este modelo de cómo formulábamos esto que debían y van a ser políticas de Estado? El sólo no, lo hizo también acompañado -y quiero recordar entre otras cosas por ejemplo la Ley de Financiamiento Educativo- por todos los hombres y mujeres que tienen responsabilidades concretas de gestión y que no necesariamente militan en nuestro espacio político, es más son de otro partido, definido formalmente como partido de oposición, gobernadores, intendentes, que también tienen la misma responsabilidad del presidente para sus conciudadanos.

Entonces me parece que esta primera forma consensual que hemos realizado en políticas de Estado y que lo hemos hecho hombres y mujeres de distintos partidos políticos, hasta el desarrollo de lo que el presidente denomina la concertación plural, van a ser los ejes que nos van a permitir en una Argentina más estabilizada social, económica y políticamente, discutir sí a fondo lo que van a constituir políticas de Estado.

La primera cuestión en que debemos ponernos de acuerdo para discutir políticas de Estado es cuál es el modelo que queremos desarrollar de país. ¿Vamos a ser una sociedad cristalizada, sin movilidad social ascendente, donde los que son trabajadores sigan siempre siendo trabajadores ellos y sus hijos, sin posibilidades de aspirar, como la Argentina que nos caracterizó y nos hizo distintivos en América Latina, a que podamos abordar los hijos de los trabajadores por ejemplo la universidad? Ese es un modelo, una sociedad cristalizada, donde los niveles de pobreza se pueden contener, donde se produce, se exporta, etcétera, ese es un modelo. Pero no me satisface únicamente ese modelo, yo quiero un modelo donde la utopía, la esperanza, la ilusión del progreso no sea solamente para reducidas clases sociales sino que sea para todos y cada uno de los ciudadanos, más allá del éxito que tengamos cada uno de nosotros en base obviamente también a las diferencias naturales que existen entre los componentes de una sociedad.

Entonces vamos a concebirnos como la necesidad de un modelo que tenga que ver con la producción y el trabajo. En esto tenemos que aprender, de lo que se constituyó también en una política de Estado a principios del siglo pasado en la Argentina y que es el diálogo social, el diálogo entre los trabajadores por ejemplo organizados y el sector empresarial, el sector del trabajo también organizado. Un modelo en la Argentina que es una política de Estado, en la República Argentina trabajadores y empresarios discuten condiciones de trabajo y discuten en definitiva la distribución del ingreso. Este es un modelo de política de Estado. Tal vez a algunos no les gustaba mucho y por eso daban golpes de Estado, pero como en definitiva la etapa de los golpes de Estado desapareció esta es una verdadera política de Estado.

Financiamiento educativo, otra verdadera política de Estado, que nos va a permitir abordar la segunda discusión que viene después del financiamiento educativo que es la calidad educativa, una discusión pendiente en la República Argentina, y en donde todos, absolutamente todos los actores, la familia del educando, el docente que le enseña y el Estado que pone el dinero pero que luego debe controlar la eficacia, la eficiencia, la calidad de la educación, tienen un rol que discutir y abordar en este sentido.

Justicia, salud pública, la necesidad de articular una red de salud pública no para competir con la privada, porque en definitiva el Estado no debe ser el competidor del sector privado, debe ser el gran articulador social entre lo público y lo privado. Pero no puede estar ausente porque en definitiva la política y toda organización siempre se maneja en base a relaciones de fuerza. En ese sentido el Estado viene a proteger a aquellos que por su posicionamiento social no están en condiciones por su propia relación de fuerzas de asegurarse sus derechos y por lo tanto el Estado debe cumplir también ese rol.

Creo que vamos a estar y estamos los argentinos en un momento inmejorable. Hemos logrado cosas que parecían impensadas hace exactamente apenas 4 años, pero creo que todavía falta mucho más y que estamos en el camino acertado para hacerlo. El otro día, Ricardo, se cumplió 4 años de gestión de Gobierno, hicimos un acto muy lindo allí cerca de Santiago de Chile en Mendoza y pude ver algo, yo tengo 54 años, hace mucho tiempo que milito en política y nunca había visto en un mismo acto hombres y mujeres de mi partido, el Justicialismo, el peronismo como me gusta decir a mí, y hombres y mujeres del radicalismo que fueron algo así como la historia de Boca y River en la República Argentina, podían compartir un mismo espacio político sin barras, sin agresiones, al contrario, aplaudiendo cuando se mencionaba a Hipólito Yrigoyen y también a Perón o a Eva Perón. (APLAUSOS) Tuve claramente la sensación de que habíamos dado un salto cualitativo en la historia de los argentinos. Y era cualitativo porque los que allí estábamos no renunciábamos a nuestra identidad ni a nuestra historia, sino que al contrario, hacíamos un duro aprendizaje de los fracasos, de los partidos populares y democráticos en Argentina, que sólo sirvieron para que los intereses, que nunca han representado a los intereses de las clases medias, de los empresarios nacionales, de los profesionales, de los estudiantes, de los trabajadores, pudieran instalar modelos en la Argentina que nos llevaron a tragedias sociales e institucionales. Yo creo que muchos de esos desencuentros, muchos de esos falsos enfrentamientos tuvieron que ver precisamente con la necesidad de dividir trabajadores, sectores medios, empresarios, estudiantes, para poder caminar tranquilos en la consecución de los intereses que ya todos conocemos y que estamos absolutamente seguros que el pueblo argentino cada vez que ha podido expresarse en las urnas los ha rechazado.

Por eso en este particular momento que vive la Argentina y la región, porque también quiero contarte Ricardo que tengo grandes esperanzas cifradas en la región, creo que América Latina por las características, una región con muchísimos recursos naturales, no densamente poblada, sin enfrentamientos étnicos ni religiosos, ni corrientes migratorias que puedan modificar el escenario de la región y en un mundo cada vez, desgraciadamente, más conflictuado, más difícil, más complejo, creo que sinceramente que la región tiene oportunidades en términos históricos inéditas y debemos aprovecharlas.

Por eso quiero agradecerte profundamente la presencia tuya hoy aquí, la de todos ustedes, y decirles que políticas de Estado, Estado, consenso, son en definitiva los desafíos que vienen en la próxima etapa. Tenemos un país que ha sido estabilizado social y económicamente, es necesario darle entonces concertación y consolidación política, para que definitivamente este modelo de acumulación, este creer que el trabajo y la producción son los que movilizan y organizan a una sociedad, este abrirnos al mundo pero desde nuestro propio proyecto, esta convicción de que la política debe ser el instrumento movilizador de la sociedad para que todos tengan la oportunidad que se merecen, como la tuve yo por ejemplo de poder ir a una universidad y hoy estar aquí hablando frente a ustedes siendo hija de trabajadores, esa es la Argentina, esa es la región y en definitiva esa es la visión por la cual hace muchos años, muchísimos hombres y mujeres aquí, en Chile y en tantísimos otros países de América Latina nos incorporamos a la actividad política. Queremos honrar esa historia y esa decisión. Muchas gracias.

Invasiones Inglesas: el pueblo hace la historia (Ernesto Jauretche)

A la hora de poner en claro los acontecimientos ocurridos con motivo de las “invasiones inglesas” de 1806 y 1807, es un dato de la mayor relevancia el que en el vasto territorio de imprecisos límites que se daba en llamar Buenos Aires los caminos conducían a un puerto. Pero era principalmente el puerto del Tucumán y del enorme y riquísimo conjunto del Virreynato del Río de la Plata, que abarcaba regiones donde hoy se reconocen países enteros, como Bolivia, Paraguay, Uruguay y parte de Brasil. La ciudad de Buenos Aires, capital del Virreynato, cuya mayor importancia era de orden político, era un poblado administrativo y comercial menor en ese contexto. Es claro, entonces, que el objetivo perseguido por los ejércitos imperiales británicos no se limitaba de manera alguna al dominio de la Ciudad; ésta era sólo la puerta de entrada a la fabulosa fuente de recursos materiales y humanos que hoy mismo sigue asechada por los ávidos apetitos del capitalismo globalizado.

En la interpretación de esos hechos, nunca será completamente impropio tomar en cuenta la referencia a ciertos codiciosos aventureros persiguiendo tesoros, al espionaje británico y a las conspiraciones de palacio: todo hecho político y militar siempre supone múltiples determinaciones. Pero no debería dejarse en el tintero que algunos criollos y españoles de las clases acomodadas de comerciantes y aristócratas del puerto y ciertos intelectuales motivados por fines altruistas basados en el novedoso ideario liberal, acompañaron a los británicos en aquella desdichada aventura. Volveremos a encontrarlos a lo largo de nuestro pasado, incluso hasta en el más reciente.

Por fin, es preciso poner el foco de la atención en los actores de la fuerza real que se opuso a la nueva colonización.

La victoria sobre las poderosas fuerzas enviadas por el imperio más grande de la época fue posible porque desaparecieron los estamentos, estalló la esclavitud, se igualaron las fortunas, se equipararon los patrimonios: un gaucho alzado o un indio y un patricio hacendado o un comerciante pasaron a valer lo mismo: un caballo, un cuchillo y un fusil. Aquellos paisanos, y entre ellos Martín Miguel de Güemes, Juan Manuel de Rosas, José Gervasio Artigas, Juan Bautista Bustos, Lucio Mansilla y Manuela la Tucumanesa, paraguayos, chilenos, peruanos y, por supuesto, orientales que participaron de la Reconquista, pobres y ricos, campesinos, productores, mercachifles o artesanos, criollos y españoles, indios, negros, zambos y mulatos, de la campaña bonaerense y del interior del Virreynato, fueron los verdaderos protagonistas de aquella epopeya y quienes le abrieron la puerta al futuro a nuestra Argentina de hoy.

Los protagonistas principales y decisivos fueron los que con Manuel Belgrano dijeron: Para vasallaje, el mismo o ninguno. Idea que, traducida al lenguaje contemporáneo de Arturo Jauretche sería: “No es cuestión de cambiar de collar sino de dejar de ser perro”. Ante el invasor primó por encima de todo: LA UNIDAD. Y ahí empezó lo que haría eclosión el 25 de mayo y se continuaría -no sin graves tropezones, idas y venidas- con la Asamblea del año 13 y la Declaración de la Independencia en 1816.

En nuestros días no hacen falta cañones para conquistar territorios y dominar a otros Pueblos, pero aquellos paisanos transfigurados en milicia son los mismos que hoy, con otras armas, pueden decidir la historia con su voluntad. Como en 1806 han resistido con éxito otras invasiones y también perdieron algunas batallas. Nuevamente, trabajadores desocupados, explotados, marginados de todos los derechos ciudadanos y familias enteras bajo los niveles de la pobreza, luchan por volver a entrar en la historia.

Ese sujeto histórico ancho y hondo que se mueve en los subsuelos de la Patria dijo otra vez basta en 2001 y, ya se sabe, cuando un movimiento popular encuentra su liderazgo se produce el momento del cambio revolucionario.

La rememoración del bicentenario de las invasiones inglesas está, entonces, destinada a vincular aquella Reconquista de Buenos Aires con la de toda la Patria hoy, con el objeto de generar una conciencia de la historia: pensar el Bicentenario como una continuidad y no como un hecho aislado y descontextuado:

1- La organización de las milicias populares autoconvocadas para la defensa y reconquista de la Ciudad tiene las características de un proceso insurreccional: fue una gesta regida por la necesidad de vencer las vacilaciones y deserciones de los sectores dominantes de la época. El vigor y la eficacia de la Nación en armas puso en marcha al movimiento revolucionario: así, la semana de mayo de 1810 lejos de ser un punto de partida fue un lugar de llegada.

2- La defensa de la Ciudad de Buenos Aires convocó a luchar a hombres y mujeres que provenían de toda la extensión del Virreynato, desde el Río de la Plata a las tierras guaraníes, de la Banda Oriental, Cuyo y Tucumán hasta Chuquisaca y La Paz. Es preciso entonces resignificar culturalmente la Reconquista, mostrando la histórica solidaridad de los Pueblos hermanados por encima de las disensiones políticas que balcanizaron Sudamérica, porque hoy los argentinos podemos volver a reconocemos como ciudadanos de la Patria Grande y compartir las tradiciones milenarias de aquel tronco común.

3- En el marco contingente de la realidad argentina y su inscripción en el concierto internacional, los homenajes a la Reconquista deben ser entendidos como acciones de proselitismo que conjugan lo histórico con lo político.

En tal escenario, la celebración de la victoria criolla sobre los invasores británicos será resignificada como un acto de refundación de la identidad nacional para lograr una nueva RECONQUISTA: la de un Pueblo feliz en una gran Nación.

martes, 22 de mayo de 2007

La estrategia * (Alfredo Ossorio)

La estrategia es un estilo y un método de pensamiento acerca de la acción. Tiene un carácter dialéctico que podemos describir de la siguiente manera:

- Organiza la reflexión y análisis de situaciones desde la perspectiva de la correlación de fuerzas de los actores.

- Considera a las relaciones entre actores sociales en sus vínculos de colaboración, neutralidad, enfrentamiento u oposición de fuerzas.

- Reconoce a la realidad como un conjunto complejo de intenciones, voluntades y actos diversos que producen una pluralidad de interpretaciones y comprensiones (que explican su significado desde diversas posiciones y prácticas sociales.)

En el razonamiento estratégico el actor social diseña sus acciones con base en el cálculo hipotético de las fuerzas adversas, contrarias o neutrales. De este estilo de pensamiento deriva el carácter consciente, adaptativo y condicional de la estrategia.

Es consciente, porque surge de un análisis sistemático de las propias fortalezas y vulnerabilidades y de su comparación con las oportunidades y desafíos del escenario donde se dan cita los diferentes actores sociales que compiten por los recursos escasos de poder que brinda la sociedad. Esta conciencia situacional que implica la estrategia es condición de la toma de decisiones del actor social.

Es adaptativa puesto que obliga a un ejercicio versátil del razonamiento, que acompañe los cambios que se producen en las distintas coyunturas, produciendo desplazamientos de los “centros de gravedad” de la acción y, en consecuencia, de las iniciativas y respuestas previstas por el actor social.

Es condicional, por la relativa permanencia y la necesidad de adecuación de las hipótesis de trabajo derivadas de la confrontación entre la intencionalidad del plan y el cambio de las condiciones de los escenarios donde opera.

La estrategia, entonces implica:

- Ponderación de las fuerzas en juego en el escenario,

- Cálculo de las decisiones por medio de hipótesis sobre el comportamiento del adversario y de las fuerzas propias,

- La previsión de las reacciones adversas posibles frente a las acciones propias,

- La selección de los medios que considera idóneos, y

- La combinación de los diversos dispositivos orgánicos e instrumentales y del capital humano en forma convergente y sincronizada hacia un mismo resultado.

De aquí la definición de la estrategia como arte: la composición y articulación armónica de lo diverso en un sistema que tiende a conservar y a ampliar el poder (como capacidad de modificación de las circunstancias) y el desarrollo del plan (que es una expresión de la propia iniciativa) a pesar de la oposición que realiza en sentido contrario la fuerza adversaria.

El pensamiento estratégico expresa una filosofía de la acción. Esta filosofía de la acción reconoce y privilegia el papel de la persona en la transformación de las circunstancias. Afirma el papel de la voluntad humana en la generación de condiciones favorables que se obtienen a partir de la comprensión de los fenómenos y de la aplicación consciente y direccionada de la energía social.

En su condición de filosofía de la acción rechaza las cosmovisiones deterministas que atribuyen a las circunstancias un rol fatal e ineluctable que limita la intervención del hombre en la elaboración del porvenir y lo condena a vivir esclavo de los acontecimientos.

Karl Von Clausevitz señala que la serie de actos que conducirán a alcanzar los propósitos, en gran medida “sólo pueden ser determinados en base a suposiciones, algunas de las cuales no se materializan (...), es evidente por sí mismo que la estrategia debe entrar al campo de batalla (...) para concertar sobre el terreno y hacer las modificaciones al plan general, cosas que son incesantemente necesarias. En consecuencia la estrategia no puede ni por un momento suspender su trabajo”.

Con lo anterior, el autor atribuye al cálculo estratégico una tarea determinante en el desarrollo de los acontecimientos, al que define como un proceso ininterrumpido de actualización que procede de la confrontación permanente de las hipótesis previstas y el curso que toman los acontecimientos en el campo de actuación. De igual forma, el autor destaca el carácter hipotético de la “mirada” estratégica, que compone conceptualmente el escenario sin contar con el total de los datos que informan sobre la situación, lo que refuerza el carácter de provisoriedad de la estrategia, condicionada por la materialización de las acciones propias y ajenas.

¿Puede –entonces- realizarse una estrategia desvinculada de la materialización práctica de las acciones que esa estrategia definió? ¿Es la estrategia un acto de reflexión inicial que permanece idéntica a sí misma desde su definición hasta el momento de la evaluación de resultados? ¿Un organismo de gobierno puede realizar evaluaciones cada año sin mediar monitoreos, revisiones y actualizaciones permanentes? ¿Es suficiente con hacer una estrategia y un plan operativo anual sin revisiones de las condiciones del escenario o contexto exterior de la organización y actualizaciones del plan?

La estrategia está directamente vinculada a la percepción e interpretación dinámica del escenario donde se ponen en juego las intenciones, recursos y organización de los diferentes actores sociales. Acerca del particular dirá Lidell Hart:

“(...) el éxito de la estrategia depende primero y fundamentalmente, de un sano cálculo y coordinación del fin y los medios”.

Vista desde esta perspectiva, la estrategia es un cálculo permanente que vincula el fin y los medios, porque el desarrollo de las acciones que la estrategia dispone se expresa en un contexto cambiante y con una correlación de fuerzas (relación de fuerzas favorables y desfavorables a la estrategia de un actor social) en continua transformación.

A continuación, transcribimos algunas definiciones del concepto de “estrategia”:

“Arte de la dialéctica de las voluntades que emplean la fuerza para resolver su conflicto”. Gral. Beaufré

“Arte de emplear las fuerzas militares para alcanzar los resultados fijados por la política”. Gral. Lidell Hart.

“Arte de retrasar las operaciones hasta que la desintegración moral del enemigo torne a la vez posible y fácil asestarle el golpe decisivo”. V.I. Lenin.

“Procedimiento mediante el cual se procura encausar la dirección del proceso de desarrollo, el cual a su vez es un sistema dinámico complejo que debe ser orientado a otro rumbo mediante una acción ejercida sobre sus variables”. Carlos Matus (1987)

“La estrategia se emplea en la dirección básica a largo plazo (...) es cualitativa, proporciona orientación a los planes de corto, integra los planes funcionales en un esquema general, es realista y se halla orientada a la acción.” Boris Yavitz, William Newman.

“Es un conjunto de decisiones condicionales que definen los actos a realizar en función de todas las circunstancias susceptibles de presentarse en el futuro. Definir una estrategia es establecer la lista de todas las situaciones a las cuales se podría llegar y escoger desde el origen la decisión que se tomará frente a cada una de ellas”. Pierre Massé (1966).

“La conducta estratégica es el proceso de interacción de una empresa con el entorno y el proceso dinámico de cambio de su configuración interna para mejorar la interacción”. Alberto Levy (1981).

Las características comunes expresadas de diferentes maneras se resumen en los siguientes puntos:

- Voluntad e intencionalidad.

- Diseño del empleo de las fuerzas propias.

- Cálculo de las fuerzas contrarias.

- Direccionalidad de las acciones.

- Carácter consciente, condicional y adaptativo de las acciones en función de las circunstancias.

- Previsión de respuestas ante situaciones contingentes.

- Condición integradora y multidimensional.


* Este texto forma parte del trabajo Planeamiento Estratégico de Alfredo Ossorio, publicado por la Dirección de Planeamiento y Reingeniería Organizacional, Oficina Nacional de Innovación de Gestión e Instituto Nacional de la Administración Pública, Subsecretaría de la Gestión Pública, en agosto de 2003.

martes, 15 de mayo de 2007

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, NÉSTOR KIRCHNER, EN LA PRESENTACIÓN DEL PLAN PRODUCTIVO NACIONAL

11/05/2007 - Casa Rosada

Agradezco que estén acá todos los ministros de Producción y Economía del país. Estaba reunido con Daniel y con Carlos y les dije “¿che no trajeron al ministro de Producción de ustedes, quién va a ser? (risas) Como Daniel trabaja permanentemente con todas las provincias también quería acercarse a saludarlos.

Realmente en esta tarea de pensar la Argentina, en esta tarea de construir un país con características estratégicas, es fundamental el aporte y los conceptos de una punta a la otra de la Argentina. En la Argentina naturalmente siempre se ha construido un país del centro hacia la periferia, y nosotros sabemos que hay que construir un país con equilibrio, que no sea de la periferia al centro ni del centro a la periferia sino un país que tenga una síntesis superadora que nos permita construir la nación clara y concreta.

Estamos ante una oportunidad muy grande, estamos con números muy interesantes e importantes, pero ustedes y todos nosotros ahora podemos empezar a pensar más tranquilos, porque baja la indigencia, la pobreza, la desocupación, crece la inversión, se reindustrializa la Argentina. Ustedes saben que esta Argentina es tres argentinas diferentes. Está la Argentina del Centro, que se desarrolló de alguna manera en forma más importante que el resto de la Argentina. Está la Argentina del Sur, que es una Argentina pujante, con posibilidades, con problemas de aislamiento, muchas veces -como lo sabe Mario- ha sido el patrio trasero de la Argentina, por muchos años, pero con una potencialidad muy grande. Y está la Argentina del Norte, que fue la condenada, como siempre digo, la condenaron a no crecer y estamos haciendo una tarea enorme con todos los gobernadores de esas provincias y del Gobierno Nacional para recuperar el tiempo perdido. No es fácil, ustedes saben que cuando alguien cae en la exclusión, en la marginalidad, después recuperarlo culturalmente, económicamente, políticamente, institucionalmente es muy difícil. Lo vamos a lograr, yo estoy convencido que la Argentina del Norte va a ser parte viva de la Argentina concreta y real, y que se va a terminar con esta teoría de no hacer rutas porque había una concepción geopolítica de posible confrontación con nuestros vecinos, que venía de hace 70 ó 100 años atrás. Esto pasaba en la Argentina, ¡miren las cosas y las realidades que se pensaban!

Ahora fíjense ustedes, superávit fiscal primario, superávit comercial, crecimiento de la recaudación, crecimiento de la industria fuertemente, crecimiento del producto bruto interno más del 40 por ciento, dentro de poco vamos a estar llegando al 50 por ciento. Con un gran crecimiento de las riquezas que tenía la Argentina con respecto a 1998, tenemos un 15 por ciento más de riquezas, se terminó esta idea del rebote y todo lo demás. La exportación de manufacturas industriales ya es el 48 por ciento en la conformación de la estructura de las exportaciones, no es como en los ’70 que dependíamos absolutamente de las exportaciones primarias.

Cuando ustedes van a analizar las importaciones, son importaciones de bienes de capital, se está multiplicando la inversión que directa está rondando en el 25, 26, promedio 21, 22. La pobreza era el 60 ahora es el 26,9; la indigencia era el 27, hoy es el 8; la desocupación era casi el 30 y está en el 9,2 - 9,7 según la estacionalidad y el tiempo.

Estamos haciendo obras públicas fundamentales, entramos en una política de construcción social, la vivienda es una construcción social, hay barrios y se están construyendo viviendas donde nunca se hicieron en la Argentina. Lanzamos otro plan de 250.000 viviendas más. No es sólo mano de obra sino la consolidación de la salida de la indigencia y de la pobreza para poder ser un argentino con posibilidades reales.

Tenemos que recuperar una generación de 20 a 30 años que por la crisis incubada en estos últimos 30 años no pudo trabajar. Sufrimos el cierre de las escuelas técnicas y la tarea de Daniel en el trabajo de recuperación de las escuelas técnicas es muy importante. En dos provincias no se cerraron las escuelas técnicas y se siguieron haciendo nuevas, una fue mi provincia Santa Cruz y la otra la Capital Federal, Jefatura de Gobierno. Se decía que teníamos que ser un país de servicios y que no servía más el oficio. Hay empresas -esto lo sabe Carlos y estamos mirando los datos ahora- que están buscando gente para darle trabajo y no lo puede dar porque a los chicos les falta oficio, ¡miren en que contradicción tenemos en la Argentina hoy! Hay oferta de puestos de trabajo y no tenemos gente preparada en algunos lugares porque falta preparación técnica. Es terrible lo que nos pasó. Por primera vez se pone en marcha en muchísimos años una verdadera Ley de Educación discutida por todos los sectores, gran tarea de Filmus también. Una Ley seria, responsable, porque en este país se han sacado leyes de todo tipo, esta tiene un financiamiento concreto, 6 puntos del producto bruto interno para el año 2010. Es decir que si hay racionalidad en todos los sectores de la comunidad educativa va a seguir mejorando la calidad de la educación, la inversión en educación y también el sueldo de los docentes en, por la propia evolución de los ingresos que va a tener la inversión educativa. Porque ya hay un destino, el crecimiento argentino ya tiene destinados 6 puntos del producto para la educación. Nunca se había pensado así, ese es un pensamiento estratégico. 700 escuelas, todos ustedes lo saben, en toda la Argentina. ¿Cuándo se hicieron 700 escuelas en toda la Argentina? Nunca.

Calculo que la Argentina el 10 de diciembre de 2007 va a salir del infierno y viene ese gran debate nacional, que es el debate que están esperando los argentinos. Ya no si es bueno, malo, si me gusta más, si me gusta menos, eso que achata la idea y el pensamiento, sino que viene el gran debate nacional donde un país al salir del infierno empieza a tener la amplitud de mirada para discutir el pensamiento estratégico de la Argentina que hay que construir, la Argentina estratégica.

Si nosotros generamos los basamentos de la Argentina estratégica, que como dice muy bien nuestra ministro de Economía está basada en mantener las pautas de superávit fiscal primario y comercial, obviamente que sigan creciendo bien las importaciones de bienes de capital, la reindustrialización de la Argentina y demás, tendremos un pensamiento estratégico que permita que gobierne quien gobierne habrá un matiz más acá o más allá, pero vamos a tener un proyecto de país. Como de alguna manera lo construyó la generación del ’80, que podemos estar de acuerdo o no pero fue por allí la última generación que pensó un proyecto de país. Después apareció fuertemente un movimiento nacional y social que cambió la Argentina, como fue el Justicialismo en los años ’45, ’46. Pero una generación que con distintas ideas se haya puesto a pensar la Argentina, después fue sucumbiendo paso a paso por todos los marcos históricos que nosotros conocemos.

Entonces decimos, qué lindo que podamos hacer y podamos sintetizar la construcción de una Argentina estratégica, y hay madurez para hacerlo. Porque en el 90 por ciento que podido recorrer de las provincias, por no decir en casi todos lados, siempre me encontré con funcionarios elegidos por el pueblo con predisposición a construir esa Argentina, no a poner trabas, a veces las trabas vienes de otro lado. Dispuestos a construir, la alegría de hacer, la alegría de transformar, de cambiar, de mejorar, eso es lo que nosotros tenemos que llevar adelante en este país.

No podemos desperdiciar esta oportunidad, lo tenemos que hacer con absoluta grandeza y pluralidad. Pero la pluralidad no es a veces entremezclarse en acuerdos corporativos, la pluralidad no es juntar el agua con el aceite, la pluralidad es que todos aquellos argentinos que pensemos en un país estratégico con inclusión social, con justicia social, con industrialización, apoyando fuertemente nuestra producción, la producción del campo, apoyando fuertemente la construcción de un país equilibrado, un país sin asimetrías, sin patios traseros, es decir un país con justicia y equidad, un país con una justa distribución del ingreso, que crezca y no se concentre en unos pocos, esa pluralidad se juntará y construirá una opción política desde un lado; y habrá otra pluralidad que será de los sectores de la derecha argentina, que creen que hay que concentrar la riqueza en unos pocos, que quieren un país de servicios, que hay que cuidar el gasto público porque si se hacen muchas viviendas se desequilibran las cuentas, si se hacen muchos hospitales se gasta mucho y esto no sirve. Así piensa la derecha argentina, los neoliberales piensan así. Claro, si hay mejores hospitales, ustedes lo saben, el hospital con mejor aparatología, con mejor inversión descubre muchas enfermedades y gasta mucho más, eso para ellos es gasto público. Para nosotros es justicia, seguridad, es darle al pueblo lo que realmente merece; no darle, sino reconocerle estructuralmente lo que es en el conjunto de la sociedad argentina, reconocerle lo que corresponde, es decir reconocer los derechos de los argentinos.

Por eso digo que vivimos una etapa histórica espectacular pero tenemos que saber construir con claridad las alternativas y las opciones que se van a dar en el país. Indudablemente en la futura Argentina que vendrá se van a debatir estas opciones. No está mal, algunos piensan de una forma y otros pensamos de otra, yo sé que la gran mayoría de los argentinos pensamos de otra forma y que vamos a poder construir esa concertación plural y una Argentina con justicia, con equidad y con equilibrio. Y vamos a salir de la lucha chiquita.

Esto lo tienen que hablar a fondo porque todo lo que ustedes hablan de la producción en la Argentina tiene una definición política y una definición ideológica, el pensamiento de un país es el pensamiento político de qué país se quiere construir, esta es la realidad. Siempre se han creado los ministerios de la producción y demás con la idea de decir “nos ocupamos de la producción”, creen que basta con crear un ministerio para ocuparse de la producción; tenemos que construir las políticas que promuevan la producción y la industrialización de la Argentina.

Creo que ustedes con toda la experiencia que tienen pueden ser el marco y la síntesis que ayude a tener una política que nos contenga a todos. Por lo menos a mí me entusiasma tremendamente, por eso le dije hoy a la ministro de Economía “¿puedo ir a molestar un ratito?”, quería hablar esto con ustedes porque creo que es lo fundamental. Tenemos que comunicarnos, tenemos que hablarnos, tenemos que defender la idea, el concepto y obviamente hay verdades relativas. Entre todos ustedes debe haber verdades relativas, pero cómo no vamos a encontrar una verdad síntesis que nos contenga a todos para impulsar el país productivo, del trabajo, de la equidad, de la justicia, de sentirnos que como generación somos útiles para darle un punto de inflexión a un país distinto. Yo creo que es bárbaro.

Les agradezco profundamente la bondad de escucharme, les agradezco profundamente el poder participar con ustedes en esta reunión y gracias, discúlpenme pero sentía la necesidad de decírselos, cuenten conmigo trabajando fiel al lado de ustedes con todas las fuerzas que pueda tener para construir ese país productivo, equilibrado, donde el país del interior sea el país vivo, lleno de esperanzas que los argentinos nos merecemos. Cuando digo que el Norte fue el gran condenado del proceso anterior es porque cuando recorrí el Norte argentino me conmoví muchas veces. Uno en el Sur lucha, pelea, pero tenemos una calidad de vida distinta. Yo vi lo que sufrieron los hombres y mujeres del Norte argentino, por eso el crédito del BID, por eso hay que multiplicar la inversión, por eso hay que llevar los interconectados, hay que llevar el gas, las rutas, hay que fortalecer los hospitales; hay que hacer mucha inversión en infraestructura, porque no puede ser que falten obras básicas de servicios –junto con algún sector del Conurbano que también sufre lo mismo- cuestiones que son inalienables para los seres humanos. Los argentinos tenemos una deuda con el Norte, que la estamos saldando y la vamos a saldar, no tengan ninguna duda. Y que tenemos una gran voluntad de cambio en todo el país para seguir creciendo, también, somos muy optimistas.

Muchas gracias, mucha fuerza y humildemente a vuestras órdenes. Nosotros creemos en el país de la producción y el trabajo. Gracias.

viernes, 11 de mayo de 2007

PALABRAS DE KIRCHNER EN LOMAS DE ZAMORA

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, NÉSTOR KIRCHNER EN EL PARTIDO DE LOMAS DE ZAMORA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES

08/05/2007 - Buenos Aires, Lomas de Zamora

Queridos hermanos y hermanas de Lomas de Zamora; queridos hermanos y hermanas de este hermoso barrio que inauguramos con esfuerzo conjunto, que marca el comenzar de una Argentina distinta; querido Intendente; querido Gobernador; amigo Vicepresidente y mi compañera de todos los tiempos que aquí está junto a nosotros, Cristina (APLAUSOS): ustedes saben que cada vez que se acercan elecciones en la Argentina, cada vez que hay que ir a definir la voluntad popular, están los que menosprecian el pensamiento del pueblo y creen que poniendo trabas, agraviando, atacando arteramente van a lograr la voluntad popular.

Antes de venir a este hermoso acto de inauguración acabo de firmar el decreto para que allí se exprese nuestro pueblo y el día 28 de octubre el pueblo argentino pueda votar. ¡Que vote y que pueda elegir entre el viejo modelo y el nuevo modelo que estamos construyendo nosotros!

No hay opciones intermedias; están los que quieren volver a tener un país para pocos; están los que quieren volver a tener la ganancia de los grupos concentrados de la economía, y estamos los que damos batalla. Por eso nos atacan, nos agravian y nos hacen todo tipo de cosas. No importa, tenemos principios, tenemos convicciones y todo lo que tenemos que tener para llevar adelante esa celeste y blanca, la bandera de la patria de todos los argentinos. (APLAUSOS) Queremos una Argentina que siga venciendo la pobreza, que siga venciendo la indigencia, que siga venciendo la desocupación; una Argentina que supo ahorrar en su negociación externa 70.000 millones de dólares por primera vez en la historia, una Argentina que le dijo chau al Fondo Monetario Internacional que nos agravió y nos ultrajó durante tanto tiempo; una Argentina, donde ustedes como habitantes de Lomas saben bien que le pagaban con un papelito que era el patacón, ese era el respeto que había por el trabajo argentino y nosotros devolvimos la moneda nacional, devolvimos el billete, el trabajo, la dignidad, el esfuerzo, nosotros y ustedes, todos juntos. (APLAUSOS)

Cuando el país se derrumbaba todos aquellos que hoy hablan se escapaban, por más que en algún lugar se están volviendo a juntar en la Capital Federal, la vieja alianza, vean las caras no más, ahí están todos de vuelta creyendo que este pueblo no tiene memoria; el pueblo argentino va a demostrar el 28 de octubre que tiene una gran memoria y va a llenar esas urnas de muy buena memoria, porque la verdad es que estamos en un punto determinante saliendo del infierno y tratando de construir una Argentina que tenga un proyecto estratégico definitivo.

Queremos una Argentina amplia, sin sectores, una Argentina que tienda a pensar y a generar alternativas para que podamos superarnos unos a los otros en las propuestas y dejemos la tarea de anularnos unos a otros. Pareciera ser que no se quieren poner a pensar, Dios quiera que aparezcan espacios políticos que tengan la posibilidad de generar alternativas superadoras.

Pero algunos creen que la política es destruir todo, se olvidan de los grandes dirigentes que tuvo esta patria. Y la política es construir un mundo más feliz, la política es construir el amor, la política es construir la pasión, la política es la convivencia democrática, no es la extorsión, no es la presión de determinados grupos que creen que con el poder que tienen pueden lograr cambiar el destino.

Cuando me tocó asumir como Presidente, hermanos míos, les dije que me iba a sentar en el sillón no para renunciar a los principios y las convicciones, que antes de eso no iba a estar nunca allí. Y estoy allí, sentado, parado y caminando el país, no voy a renunciar a los principios y a las convicciones, voy a seguir luchando y peleando hasta el último día que me toque ser Presidente de los argentinos por una patria justa para todos.

Sé que en la provincia de Buenos Aires la gestión de Felipe va a tener una continuidad muy fuerte, de profundización del cambio en nuestro querido amigo Daniel Scioli, que todos lo vamos a apoyar con nuestra fuerza para que gobierne cada vez mejor la provincia de Buenos Aires. (APLAUSOS) Además, tengan un poco de paciencia, ya se decidirá, porque ahora tenemos que seguir gobernando con mucha fuerza, si el que representa este espacio de cambio es un pingüino o una pingûina, ya vendrá. Gracias a Dios que tenemos pingüino, pingûina y otros compañeros que nos pueden representar para avanzar concretamente. Pero nosotros seguiremos firmes a las convicciones.

Por eso queridos hermanos de Lomas, que los puedo mirar a los ojos con la tarea del deber cumplido, con las ganas de seguir haciendo cosas, abracémonos a la bandera argentina, abracémonos con pasión a la patria, defendamos esta tierra, abracemos fuertemente con nuestra fe cristiana la posibilidad de construir un país distinto. Les puedo asegurar que cada pobre menos que tenemos, cada indigente menos que tenemos, cada hermano que consigue un trabajo es una revitalización y una potencia espiritual que uno tiene que lo lleva a redoblar los esfuerzos.

Sé que estas casas les van a dar la posibilidad a muchos de marcar la nueva cultura política que estamos llevando adelante, en algún tiempo los dirigentes se alegraban porque abrían comedores, donde caían todos los pibes como podían en esta Argentina que se derrumbaba; estas casas van a tener la mesa en la cocina para que la familia se vuelva a juntar, para que vuelva a compartir la noche y el mediodía, para que vuelvan a compartir los sueños y los pensamientos.

Por eso queridos hermanos de Lomas de Zamora, fuerza, hay muchas cosas que hacer en Lomas. Lomas es un pueblo dignísimo y queridísimo de la provincia de Buenos Aires, en nosotros tienen servidores permanentes. Fuerza, convicciones, dignidad, rumbo, principios, la patria, la bandera, la escarapela, la Argentina, todos juntos por este país que nos merecemos.

Muchísimas gracias. (APLAUSOS)

martes, 8 de mayo de 2007

CONSOLIDANDO LAS TRANSFORMACIONES (Presentación Argentina Foro de Ministros de Desarrollo Social de América Latina 2007)

1. INTRODUCCIÓN

El comienzo del siglo XXI representa para América Latina una oportunidad histórica para consolidar nuestra identidad latinoamericana, fortaleciendo la unidad entre los países de la región. Tenemos ante nosotros la oportunidad de definir nuestro rumbo y nuestro destino desde nuestra mirada.

Hemos aprendido que los destinos de las naciones les corresponden sólo a ellas y que ningún consenso es válido si no responde a las necesidades de los pueblos. La fuerza enorme con que el proyecto neoliberal se instaló en América latina, y que encontró en nuestro país un alumno predilecto, ha logrado convertirnos, en poco tiempo, en el continente más desigual del mundo.

La experiencia y los hechos revelaron el fracaso de las recetas neoliberales. Sin derrame, sin distribución del ingreso, sin generación de empleo, sin cohesión social; con exclusión, marginación, fragmentación, desempleo, pobreza, indigencia y desigualdad. El balance es sencillo y la dura realidad exige acciones concretas, creativas y transformadoras.

Reconociendo la complejidad del diagnóstico y las dificultades prevalecientes, nos propusimos transformar la realidad desde la reconstrucción de un Estado presente y activo que no debe limitarse a poner “parches” a las deficiencias del mercado. Es un Estado que reconoce la inexistencia de invisibles y actúa sobre los intereses reales.

Hemos aprendido que las situaciones naturalizadas no son tales, que no hay realidades irreversibles, que la voluntad y el compromiso de los pueblos por asumir su destino y consagrar su bienestar arrebatados, es una fuerza que vence cualquier poderosa receta. La creatividad, el esfuerzo y los saberes de cada nación harán a su propio destino. No hay fórmulas, ni pensamientos mágicos, lo único que nos resta es trabajar y transformar una realidad que sigue siendo dolorosa, sabiendo que es nuestra responsabilidad modificarla. En ese camino nos encontramos.

A continuación detallaremos brevemente los ejes de intervención y las acciones concretas que el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación viene ejecutando en este sentido.

2. LINEAS DE GESTIÓN: ejes de intervención de la política social

En nuestro país, el horizonte de las transformaciones sociales tiene como sustento indiscutible los valores compartidos e irremplazables en torno a los derechos humanos y la justicia social y sobre el marco institucional que ellos promueven. El ideario social que guía nuestro accionar está unido a los criterios de equidad, territorialidad y la promoción de derechos, desde los cuales se tejen las líneas de gestión e intervención que asumen nuestras políticas.

La carencia de oportunidades, la inequidad, el despojo de los derechos y obligaciones de las familias producto del modelo neoliberal, hoy se revierte a partir de un Estado que vuelve a asumir el rol protagónico, haciéndose presente, articulando el tejido social, garantizando el respeto y ejercicio efectivo de los derechos y obligaciones en el proceso de construcción de una ciudadanía plena.

Hablamos de ciudadanos y no de beneficiarios, de promoción y no de asistencialismo.

Hablamos de superación y de la posibilidad de acceder a un real desarrollo.

En casi cuatro años de gestión hemos avanzado hacia la consolidación de políticas sociales integrales, comprometidas con el ámbito local y promotoras del tejido social. Nuestro primer objetivo: contribuir progresivamente a la mejora de las condiciones de vida de las familias y comunidades más vulnerables de nuestro país, donde todos se reconozcan y sean reconocidos como sujetos de derechos.

Trabajamos en pos de la recuperación del sentido de comunidad y la consolidación de la cohesión social, entendiendo que el crecimiento económico no es un fin en sí mismo, donde el Estado cumple un rol estratégico como máxima instancia de articulación social.

El Estado se asume como tal y a partir de políticas sociales de fuerte inversión social, prácticas y diagnósticos participativos y herramientas de control social y gestión asociada, se propone hallar soluciones en referencia directa a las necesidades sociales detectadas en cada lugar. Se trata de una política social integral que promueve, capacita y desarrolla.

Trabajamos desde un nuevo paradigma, en el cual la noción de Política Social Integral implica el reconocimiento de la multidimensional del Sujeto social anclado en su historia. Un sujeto que conjuga formas de vida, experiencias, desafíos y que se construye continuamente a partir del mutuo reconocimiento con el otro y su territorio en la perspectiva de derechos y obligaciones.

Así concebida, la Política Social asume la centralidad y la integralidad de las acciones en función de la multiplicidad de los contextos, otorgándole una clara direccionalidad política en términos de promoción y desarrollo de la persona, la familia y la comunidad, desde su propio territorio y participación.

Concretamente, redefinimos la estrategia de intervención de un Estado en movimiento y responsable que persigue la equidad territorial, respetando la diversidad, la idiosincrasia e identidad de cada región, promoviendo la articulación entre diferentes instituciones y actores sociales.

No aprobamos las visiones fragmentadas de la realidad, sino que asumimos la complejidad de las problemáticas y buscamos dar una respuesta integral a los problemas existentes, pues la verdadera dimensión de una política social toma en cuenta todos los campos de la realidad, sus aspectos económicos, sociales, políticos y culturales. Abordaje integral a problemas complejos, ese es el objetivo que nos guía.

Este modo de concebir la política social implica:

· Reconocer la dinámica territorial propia de cada zona, provincia, municipio o región, actuando en forma coordinada en pos de una política social dirigida directamente a las necesidades detectadas y demandadas desde cada lugar, promoviendo respuestas a partir de la revalorización de las propias capacidades y la experiencia comunitaria.

· Considerar a la Familia como principal eje de la política social, como el ámbito primario para la integración social y el desarrollo de las personas.

· Concebir el empleo como eje de la inclusión social y estrategia central en la erradicación de la pobreza. Nuestro Ministerio promueve el desarrollo y fortalecimiento del Desarrollo Local y de la Economía Social los cuales, apoyándose en el Microcrédito y a través de innovadoras estrategias de comercialización, permiten a emprendedores de escasos recursos la obtención de empleo, recursos genuinos y el desarrollo y aplicación de sus propias capacidades, al tiempo que se fortalecen y reconstruyen los vínculos solidarios y la cultura del trabajo como elemento integrador.

· Impulsar la participación ciudadana a través de la generación de espacios inclusivos. Para ello, hemos implementado los Consejos Consultivos, que recuperan la modalidad de gestión asociada entre el Estado y la sociedad civil.

· Integralidad y articulación de las políticas sociales. En oposición al paradigma neoliberal, proponemos en nuestras políticas sociales una mirada integral y una intervención de igual sentido. Esta nueva concepción implica un enorme esfuerzo de articulación. Rescatamos y fortalecemos los espacios existentes, resguardando de no superponer formas y modelos de gestión que resultan ajenos a la realidad local.

Esta visión articulada de “lo social” hizo necesario su institucionalización a través del fortalecimiento de la Red Federal de Políticas Sociales, caracterizada por el rol activo del Estado con capacidad de garantizar una fuerte inversión social. En este sentido, los tres Planes Nacionales, que desarrollamos a continuación, representan oportunidades destinadas a concretar estos principios rectores de la Política Social.

La asistencia y la protección social, se han transformado en instrumentos necesarios para afrontar la crítica situación social y, en este sentido, constituyen el primer ejercicio insoslayable de justicia social. No obstante, nuestro deber y nuestro trabajo cotidiano, apunta a consolidar la función vital del desarrollo social, es decir, la promoción de los derechos ciudadanos, la movilidad social, el fortalecimiento familiar, el desarrollo de las capacidades y la libertad de las comunidades.

3. POLITICAS SOCIALES EN ACCIÓN:

A continuación presentaremos los contenidos básicos y los objetivos de nuestros tres Planes Nacionales:

El Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, impulsa un proceso de articulación entre las áreas de Desarrollo Social, Salud, Educación, organizaciones no gubernamentales y el ámbito local, con el propósito de brindar una respuesta de calidad al derecho a la seguridad alimentaria (1).

Con el objetivo de incentivar el ejercicio de derechos, el Plan impulsa acciones complementarias relacionadas con la atención primaria de la salud y el desarrollo comunitario, promoviendo la educación alimentaria y nutricional, apoyando la autoproducción de alimentos y fortaleciendo a la escuela como promotora de crecimiento y desarrollo.

En esta idea constante de afianzar el ejercicio de los derechos, es relevante mencionar la entrega de tickets y tarjetas de compra de alimentos que, acompañados por un sistema de capacitación, significan una oportunidad para que las personas recuperen la capacidad de elegir sus alimentos de acuerdo a sus necesidades y posibilidades, afianzando el objetivo de fortalecer la comensalidad familiar.

El Plan Nacional “Manos a la Obra” promueve y fortalece los ámbitos productivos a través de la generación de empleo y la participación ciudadana en espacios comunitarios, contribuyendo a la mejora del ingreso de la población en situación de vulnerabilidad social.

El propósito del Plan es alcanzar un desarrollo social y económico sustentable que permita concretar la inclusión social en un marco de equidad y participación. Sus líneas de acción se estructuran a través del apoyo económico y financiero, el fortalecimiento institucional, la asistencia técnica y la capacitación.

El Plan ha logrado consolidar una red pública con la intervención del Estado nacional y la sociedad civil para la aplicación de las políticas sociales integrales, la gestión descentralizada, articulando capacidades y responsabilidades, agilizando la aplicación de sus fondos, así como la consolidación de procesos participativos, intersectoriales, respetando el perfil productivo y de servicios de cada región, a través de las unidades de evaluación provinciales, microregionales y municipales, verdadero ejemplo del trabajo conjunto de los representantes técnicos del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y de los organismos locales participantes.

Por último, el Plan Nacional Familias que atraviesa transversalmente a los otros planes nacionales, tiene por objetivo fortalecer el núcleo familiar como generador de valores, preservando la identidad cultural y la protección de derechos.

Se trata de desarrollar las capacidades y factores de protección de las familias, como forma de prevención de disfunciones y vulnerabilidad, a través de la información, orientación, educación y el apoyo oportuno y solidario.

En este sentido, es de destacar la reciente sanción de la Ley Nº 26.061 de “Protección Integral de Niños, Niñas, Adolescentes” que expresa la decisión política de concebir como Política de estado la garantía a los derechos de uno de los grupos sociales más vulnerables.

Enmarcado en el Plan Familias, se halla un componente interesante en el proceso de construcción de ciudadanía: el Programa “Familias por la inclusión social” que combina derechos y obligaciones. Dirigido a familias en situación de riesgo social, establece la transferencia de ingresos no remunerativos, con la condición de que la familia asuma su responsabilidad en el cuidado de la salud y garantice la asistencia escolar de los niño/as a su cargo.

Además de estos tres planes centrales, y en base a la lógica territorial, se articulan otros dispositivos transversales que alientan la organización de los ámbitos comunitarios locales:

· El Programa de “Promotores Territoriales para el Cambio Social”, otorga especial importancia a los procesos de organización y participación comunitaria, favoreciendo el protagonismo de los sectores populares,

· Los “Centros Integradores Comunitarios” que integran desde el territorio, planteando un trabajo interdisciplinario e intersectorial combinando la atención primaria de la salud y el desarrollo social;

· El “Tren de Desarrollo Social y Sanitario”, que recorre todo el país acercando asistencia directa, promoción y prevención, a través de la conjugación de las áreas social y médica en el abordaje integral;

· Los “Centros de Referencias del Ministerio de Desarrollo Social”, considerados el nodo territorial de la estrategia articuladora en el avance hacia la consolidación del modelo de gestión integral.

Estos son claros ejemplos de prácticas que promueven el protagonismo y la participación de los sectores populares y comunitarios en la definición de la política social, la profundización del desarrollo estratégico local y regional, y el trabajo interdisciplinario.

Una herramienta fundamental para hacer efectiva esta estrategia de abordaje así como para mejorar la gestión de gobierno y la optimización de los recursos, es el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.

Este organismo está presidido por el Ministro de Desarrollo Social, y forman parte estable del mismo los Ministerios de Salud y Ambiente; Educación, Ciencia y Tecnología; Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Economía y Producción; el de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia.

La existencia de este espacio institucional, para el logro de la articulación de nuestras políticas y del abordaje integral de los problemas existentes, es invaluable y representa un desafío que nos impone su superación y la obtención del logro.

En definitiva, en esta estrategia de desarrollo con crecimiento e inclusión social perseguimos el fortalecimiento de la familia, generando igualdad de oportunidades que posibiliten la movilidad social ascendente que nos caracterizó en otros tiempos, permitiéndonos ser los artífices de nuestros destinos.

4. CONCLUSIONES

Formamos parte de un proceso de transformaciones, de la apertura de un nuevo capítulo político en América Latina, expresado en la recuperación de la política como herramienta de cambio en la transformación de la realidad.

Destacamos en la región la expansión de gobiernos de raigambre popular, que vienen a generar una alternativa a la desastrosa experiencia de décadas de aplicación a ultranza del neoliberalismo y tienen ante sí la responsabilidad y la enorme tarea de reconstruir los lazos sociales, restituir los derechos y garantizar su cumplimiento, promover el bienestar, e impulsar la construcción de sociedades equitativas.

Las demandas de nuestros pueblos no tienen dobleces y las respuestas que promovemos como gobierno, se orientan a las mismas, en una estrategia de largo plazo que combate las causas de los problemas de manera integral.

El Gobierno Nacional, en la redefinición del Estado, ha optado por un rol activo, promotor, presente y, cuando es necesario protector, que asegure la inversión social y la instalación de capacidades y patrimonio en cada territorio.

En su estrategia se combinan crecimiento económico y políticas sociales activas, que han permitido - desde el 2003 - mejorar significativamente los datos socioeconómicos.

En casi cuatro años de gestión, se observan resultados mucho más vastos que los ya elocuentes números. Así, mientras en el Primer Semestre del 2003, los índices de Pobreza e Indigencia trepaban al 54 % y 27.7 % respectivamente, siendo el Desempleo de 19.1%, en el Segundo Semestre de 2006 el indicie de Pobreza alcanzaba el 26.9 %, la Indigencia era de 8,7%, mientras que el Desempleo disminuyó al 9,5 en el segundo semestre del año 2006.

Asimismo, se logró una reducción de la brecha de ingresos (la diferencia de ingresos entre el decil más rico y el más pobre) de 42 veces en mayo de 2002 a 31 veces en el cuarto trimestre de 2006. Del mismo modo, el Coeficiente de Gini hacia el segundo trimestre del 2006 se ubicó en el 0.483, siendo que en igual período del 2005, la cifra se ubicaba en los 0.494.

También, ponemos de relieve el sostenido incremento de la Inversión Social Total que, según el Presupuesto Nacional 2007 trepa a unos $77.765,9 millones (USD 25.076.03 millones), constituyendo el 64% del total de los gastos corrientes del Presupuesto, consolidando, asimismo, un incremento respecto del presupuestado en el 2006 del 22.7%.

Antes de finalizar, es preciso mencionar el compromiso que nuestro país asumió con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, proclamados unánimemente por las Naciones Unidas en el año 2000. Su logro es considerado una cuestión de Estado. Sin embargo, el compromiso se extiende mucho más allá que la reducción en un 50% en los índices de pobreza e indigencia para el 2015. Trabajamos por derrotar, para siempre, la exclusión en la sociedad argentina, a partir del empleo, la educación, la salud que permitan garantizar el bienestar de nuestro pueblo.

Hoy, la Argentina se encuentra nuevamente en condiciones de afrontar el desafío de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, y los datos antes reseñados son una muestra de que se está por el buen camino.

Nuestra agenda social trabaja sobre las desigualdades sociales, las zonas de precariedad y vulnerabilidad, buscando la integración social, con políticas de inclusión productiva, social y cultural.

Impulsamos la recuperación de redes de desarrollo, a partir de la descentralización y la participación comunitaria. Apostamos a la construcción de un país sin excluidos. Resta mucho trabajo y el esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Es un proyecto colectivo, una utopía que se construye y se hace realidad entre todos.


(1) Ley Nacional de Seguridad Alimentaria Nº 25.274

lunes, 7 de mayo de 2007

LAS MONTONERAS FEDERALES

“El caudillo es el sindicato del gaucho.” (1)

El caudillismo y las montoneras representaron la ambición de construir una sociedad sobre bases populares, en oposición al despotismo que contradictoriamente, destilaba el modelo liberal. Por eso, el caudillismo y las montoneras no tienen explicación localista ni puramente partidaria, sino que se ubican en el contexto de la lucha de clases indisolublemente ligada a la cuestión nacional.

Jauretche sintetizó esta cuestión en una frase escueta y clara: “El caudillo es el sindicato del gaucho”. Sarmiento, que conoció y combatió apasionadamente la montonera, desde su perspectiva de enemigo definió perfectamente el significado político y sobre todo social de la misma: “He creído explicar la revolución argentina con la biografía de Juan Facundo Quiroga, porque creo que él explica suficientemente una de las dos fases diversas que luchan en el seno de aquella sociedad singular... La montonera sólo puede aclararse examinado la organización íntima de la sociedad de donde procede... En Facundo Quiroga no veo un caudillo simplemente, sino una manifestación de la vida argentina tal como la han hecho la colonización y las peculiaridades del terreno, a lo cual creo necesario consagrar una seria atención... Facundo, expresión fiel de una manera de ser de su pueblo, de sus preocupaciones e instintos, siendo lo que fue, no por un accidente de su carácter, sino por accidentes inevitables y ajenos de su voluntad, es el personaje histórico más singular, más notable, que pueda presentarse a la contemplación de los hombres que comprenden que un caudillo que encabeza un gran movimiento social, no es más que el espejo en que se reflejan, en dimensiones colosales, las creencias, las necesidades, las preocupaciones y hábitos de una nación, en una época dada de su historia...”

¿Cuáles son las creencias, las necesidades, las preocupaciones, los hábitos, que se reflejan “en dimensiones colosales”, en el espejo de Facundo? No son por cierto fantasías ni juegos de la imaginación, sino la realidad concreta del interior despojado, sus pobladores expulsados por la ruina de las artesanías y la industria, quebradas por la competencia de la manufactura inglesa barata que la aduana porteña deja entrar sin trabas. Ese despojo se reflejó sobre todo en la despoblación de las provincias y el crecimiento desmesurado del litoral -sus ciudades- y sobre todo de Buenos Aires.

(...)

Porque hasta que la oligarquía extiende su hegemonía y diseca las provincias, éstas son escenario de una variada gama de actividades productivas.

El rubro fundamental de la producción provinciana era la minería. (...) Yacimientos de oro de San Luis, San Juan, La Rioja y Jujuy; los de plata de Códoba, La Rioja y Catamarca; cobre el Mendoza, San Luis Catamarca y Salta. En Mendoza las minas de Salamanca, Valencia y Santa Elena producían plata y cobre que desde los puertos chilenos se exportaba a Europa. (...) Fue justamente el yacimiento de Famatina y su enorme riqueza lo que originó el primer enfrentamiento montonero con los ejércitos unitarios. Facundo Quiroga se levantó contra el negociado de Rivadavia, la entrega de las riquezas a los ingleses y la defensa del patrimonio del pueblo riojano.

(...)

El poder oligárquico arrasó con todo lo que pudiera significar una alternativa al esquema agroexportador. Sólo quedó en pie la actividad de los ingenios y los viñedos, que iban a originar una oligarquía provinciana que no podía disputar el poder a la del Litoral. Pero la artesanía, la manufactura, la actividad productiva en general se fue desmoronando, minada primero por una guerra civil interminable y sangrienta, y por el tipo de estructura económica resultante de la victoria del puerto sobre el interior, después.

(...)

La guerra social en el siglo XIX tuvo objetivos políticos y sociales muy precisos. No fue, como pretenden algunos escritores, el enfrentamiento entre una arcaica “civilización del cuero” representada por las montoneras, y la oligarquía, representando el desarrollo necesario de la sociedad argentina: fue una guerra entre clases sociales con dos proyectos diferentes, uno de los cuales triunfó, porque su vinculación con el imperialismo le permitió una capacidad militar y logística superior.

Las clases desposeídas del interior y los sectores de otras clases desplazadas por la burguesía en ascenso, constituyeron un bloque con programas sucesivos, explícitos, sobre el tipo de sociedad que querían construir: tal como lo ilustran el Reglamento de Tierras y Aduanas de Artigas; Facundo y la defensa de las minas del Famatina, y su posterior expansión a la defensa de vastas zonas del interior; el Chacho y la preservación de las autonomías; Felipe Varela y su proyecto de Unión Americana, de Federación y de participación popular, a los que debemos sumar otros movimientos populares y el nombre de caudillos como Bustos, López Jordán, etc. Tomado como bloque social y continuidad histórica, se percibe un proyecto claramente diferenciado y progresivo, con respecto al proyecto oligárquico del litoral, que trata de imponer nuestra inserción en el sistema de la división internacional del trabajo hegemonizada por Inglaterra, y de llevar adelante un modelo político ajeno a nuestra realidad social. Sobre este último punto, es muy evidente y realista la posición de los caudillos cuando señalan que el sistema institucional, la constitución, deben surgir de las formas concretas de organización popular.

En Pozo de Vargas, como antes en Tacuarembó y finalmente en Ñaembé, los jefes montoneros caen derrotados militarmente, no por un proyecto social, económico y político que representa la línea típica y necesaria de desarrollo de nuestra sociedad: es la victoria lo que permite a los oligarcas y sus epígonos interpretarlo como “necesariedad de la historia”.

Esta guerra social implicó todos los niveles de la realidad; es una verdadera investigación sobre el surgimiento de la personalidad nacional de las masas plantear todos estos niveles. Es interesante, como sugerencia de problemáticas, tener en cuenta en este punto uno de los aspectos más controvertidos en cuanto a la postura “reaccionaria” o “progresiva” de la montonera: ideología y religión, tema que sirvió sobre todo a la izquierda liberal para demostrar la “barbarie reaccionaria” de las montoneras.


La religión como factor de movilización de masas

La calumnia de “vándalo y ladrón” alcanzó a Facundo, como alcanzaría al Chacho y a Felipe Varela, entre tantos otros caudillos montoneros del interior provinciano.

Pero esa calumnia era lanzada porque, precisamente, Facundo había podido hacerse eco de las necesidades e inquietudes de las masas riojanas... David Peña escribió el siguiente párrafo: "... si la España, en su doble conquista, corporal y espiritual, ora por mano del capitán, ora del sacerdote, había dejado el sedimento de superstición y fe en las poblaciones del viejo virreinato, tocábales a los impulsadores de la multitud utilizar tan eficaz resorte: Quiroga no hizo más que imitar a Belgrano y San Martín al inscribir en sus pendones “religión o muerte” sin llegar a encomendar el gobierno al Señor de los Milagros...”

He aquí la primera característica de la religión en las provincias, en esta década del 28. La religión como impulsora de esas “multitudes” a las que había que mostrar que, efectivamente, el enemigo quería convertir a las provincias y al país en pequeñas sucursales de Europa.

(Rodolfo Ortega Peña - Eduardo Duhalde: "Facundo y la montonera")




Dolores Díaz, la Tigra (2)

Dolores Díaz, la montonera, había acompañado a Don Felipe (Varela) desde el comienzo de la campaña. De ella dice Dardo de la Vega Díaz: “La mujer fue una partícipe activísima en la lucha montonera. Se olvidó que era hermana, esposa o madre de los combatientes y echó leña a la hoguera, vestal impenitente. La venció el instinto de la libertad y le endulzó sus dolores la sola esperanza de triunfo (...) Dolores Díaz, montonera empedernida, preparó revoluciones, atemorizó gobiernos y el general Taboada la confinó en el Bracho. La tranquilidad de un ejército y la duración de un sistema exigía su deportación.”

Efectivamente Dolores Díaz es capturada después de Vargas junto a Dolores Andrade, Fulgencia de Contreras, Dolores de Vargas y otras mujeres que son alojadas en “La Viuda”, a raíz del peligro que significaba su presencia para la “tranquilidad” del oligarca gobernador de La Rioja.

(...)

Dolores Díaz, la Tigra, como Encarnación Ezcurra o Victoria Romero, la Chacha, luchaban políticamente codo a codo con sus hombres. Otra mujer de coraje, Elisa Lynch, se batía mientras tanto en tierra paraguaya al lado de su caudillo, Francisco Solano López.

Mujeres que se transforman en símbolos de coraje americano y que serían atacadas al torpe nivel de falsas anécdotas sexuales por las “damas” de la oligarquía.



(1) En La clase trabajadora nacional de Guillermo Gutiérrez.
(2) En Felipe Varela de Roberto Ortega Peña y Eduardo Duhalde.

jueves, 3 de mayo de 2007

LO IMPORTANTE ES SABER APRENDER (MAO TSE TUNG)

¿Con qué fin hemos organizado el Ejército Rojo? Con el fin de utilizarlo para derrotar al enemigo. ¿Para qué estudiamos las leyes de la guerra? Para aplicarlas en la guerra.

Aprender no es fácil, y aplicar lo que se ha aprendido es aún más difícil. Al tratar de la ciencia militar en las aulas o en los libros, muchas personas parecen ser igualmente competentes, pero, en la guerra real, algunas ganan batallas y otras las pierden. Esto lo demuestran tanto la historia de las guerras como nuestra propia experiencia de la guerra.

¿Dónde reside, entonces, el quid de la cuestión?

En la vida real, no podemos exigir generales invictos. La historia conoce muy pocos generales así. Necesitamos generales valerosos y sagaces que por lo común ganen sus batallas en el curso de una guerra, generales dotados de sagacidad y coraje. Para llegar a ser así, es necesario asimilar un método, método que es indispensable tanto en el estudio como en la aplicación de lo aprendido.

¿Cuál es ese método? Consiste en conocer a fondo todos los aspectos de la situación del enemigo y de la nuestra, descubrir las leyes que rigen las acciones de ambos lados y aplicarlas en nuestras propias acciones.

Los manuales militares publicados en numerosos países contienen indicaciones sobre la necesidad de "aplicar con flexibilidad los principios de acuerdo con las circunstancias", y otras sobre las medidas a tomar en caso de derrota. Las primeras previenen al mando contra errores de carácter subjetivo que puedan nacer de una aplicación demasiado rígida de los principios. Las segundas señalan al mando cómo hacer frente a la situación después de haber cometido errores subjetivos o cuando se hayan producido cambios inesperados e ineluctables en las condiciones objetivas.

¿Por qué se cometen errores subjetivos? Porque la manera de disponer y dirigir las fuerzas en una guerra o en un combate no corresponde a las condiciones de un momento y de un lugar dados, porque la dirección subjetiva no corresponde a las condiciones reales objetivas, no concuerda con ellas, o dicho en otros términos, porque no se ha resuelto la contradicción entre lo subjetivo y lo objetivo. Es difícil evitar semejante situación en toda tarea que se realice; sin embargo, algunos demuestran ser más competentes que otros para realizarla. En todo trabajo exigimos un grado relativamente alto de competencia; en el dominio militar, exigimos relativamente más victorias o, en otras palabras, menos derrotas. Aquí la clave es conseguir que lo subjetivo concuerde con lo objetivo.

Tomemos un ejemplo en el terreno de la táctica. Supongamos que el punto elegido para el ataque se encuentre en uno de los flancos de la posición enemiga, que ese flanco resulte ser precisamente su punto débil y que, por consiguiente, el asalto termine con una victoria. Esto es lo que se llama correspondencia de lo subjetivo con lo objetivo, o sea, correspondencia del reconocimiento, el juicio y la decisión del comandante con la situación real del enemigo y la disposición de sus fuerzas para el combate. Si el punto elegido para el ataque se encuentra en el otro flanco o en el centro y, por consiguiente, las fuerzas atacantes se dan contra el muro y no pueden avanzar, esto quiere decir que falta esa correspondencia. Si el momento del ataque es elegido acertadamente, si las reservas son utilizadas a tiempo, si todas las medidas tomadas en el curso del combate y todas las operaciones resultan favorables para nosotros y desfavorables para el enemigo, entonces la dirección subjetiva a lo largo de todo el combate corresponde por completo a la situación objetiva. Esta completa correspondencia es extremadamente rara en una guerra o en un combate, porque las dos partes beligerantes son grupos de seres vivos armados, y cada una se guarda para sí sus secretos. Es muy distinto a manejar objetos inanimados o asuntos de la vida cotidiana. Pero si la dirección ejercida por el comandante corresponde en líneas generales a la situación real, es decir, si los elementos decisivos de dicha dirección corresponden a la situación real, se tendrá la base para la victoria.

Toda disposición correcta de un mando proviene de su decisión justa; la decisión justa proviene de su juicio correcto sobre la situación, y el juicio correcto proviene de un reconocimiento minucioso e indispensable y de un examen sistemático de todas las informaciones recogidas a través del reconocimiento. El mando emplea todos los medios de reconocimiento posibles y necesarios, y examina las informaciones recogidas acerca de la situación del enemigo, desechando la cáscara para quedarse con el grano, descartando lo falso para conservar lo verdadero, pasando de un aspecto a otro y de lo externo a lo interno; luego, considerando las condiciones de su propio campo, hace un estudio comparativo de la situación de ambas partes y de sus mutuas relaciones; de este modo, forma su juicio, toma su decisión y elabora su plan. Este es el proceso completo del conocimiento de una situación, proceso que debe recorrer un jefe militar antes de formular su plan estratégico, de campaña o de combate. Pero, en lugar de proceder así; un jefe militar negligente basa sus planes militares en sus propios deseos y, por lo tanto, semejantes planes resultan ilusorios y no corresponden a la realidad. Un jefe militar impulsivo que confíe sólo en su entusiasmo caerá inevitablemente en las trampas tendidas por el enemigo, se dejará tentar por los datos superficiales o parciales acerca de la situación de éste, o bien se dejará influir por sugerencias irresponsables de sus subordinados que no están basadas en un conocimiento real ni en una visión profunda, y, por consiguiente, se estrellará inevitablemente contra el muro, porque no sabe o no quiere saber que todo plan militar debe basarse en un indispensable reconocimiento y en un esmerado estudio de la situación del enemigo, la situación propia y las interrelaciones de ambas.

El proceso del conocimiento de una situación no sólo tiene lugar antes, sino también después de la formulación del plan militar. Entre el momento en que el plan comienza a aplicarse y el fin del combate, media otro proceso de conocimiento de la situación, el de la aplicación del plan. En este lapso es necesario comprobar de nuevo si el plan trazado en el proceso anterior corresponde a la situación real. Si el plan no corresponde a la realidad o no corresponde plenamente, es necesario, a la luz del nuevo conocimiento, establecer un nuevo juicio, tomar una nueva decisión y modificar el plan inicial de modo que corresponda a la nueva situación. Ocurre que en casi todas las operaciones el plan es rectificado parcialmente, y a veces, incluso por completo. Una persona impulsiva que no comprenda la necesidad de rectificar su plan o no quiera hacerlo, sino que actúe a ciegas, se romperá inevitablemente la cabeza contra el muro.

Lo dicho anteriormente se aplica a una operación estratégica, a una campaña o a un combate. Un jefe militar experimentado, si estudia con modestia, llegará a conocer perfectamente las características de sus propias fuerzas (los mandos, los combatientes, las armas, el avituallamiento, etc., y la suma de todos estos factores), las de las fuerzas enemigas (también los mandos, los combatientes, las armas, el avituallamiento, etc., y la suma de todos estos factores) y todas las demás condiciones relativas a la guerra, tales como las condiciones políticas, económicas, geográficas y climáticas; un jefe militar como éste tendrá más seguridad al dirigir una guerra o un combate y mayores posibilidades de conquistar victorias. Todo esto lo logrará porque, en el transcurso de un largo período, habrá llegado a conocer la situación del enemigo y la propia, habrá descubierto las leyes de la acción y resuelto la contradicción entre lo subjetivo y lo objetivo. Este proceso del conocimiento es de suma importancia; sin una experiencia así, acumulada durante largo tiempo, es difícil comprender y dominar las leyes que rigen una guerra en su conjunto. Ni un principiante en el arte de la guerra, ni una persona que sólo conoce este arte en el papel, pueden ser comandantes de alto rango realmente competentes; para llegar a serlo es necesario aprender este arte en el curso mismo de la guerra.

Todas las leyes o teorías militares que tienen carácter de principio, son la síntesis de la experiencia de las guerras pasadas, realizada por nuestros antecesores o nuestros contemporáneos. Debemos estudiar con seriedad estas lecciones que nos han legado las guerras pasadas y que han sido pagadas con sangre. Esta es una tarea. Pero hay otra: comprobar con nuestra propia experiencia las conclusiones extraídas, asimilar lo útil, rechazar lo inútil y agregar lo que es específicamente nuestro. Esta última tarea es muy importante, pues de no cumplirla, no podremos dirigir la guerra.

Leer es aprender; practicar también es aprender, y es una forma más importante de aprender. Nuestro método principal es aprender a combatir en el curso mismo de la guerra. Una persona que no ha tenido oportunidad de ir a la escuela también puede aprender a combatir, aprender en el curso mismo de la guerra. La guerra revolucionaria es una empresa del pueblo; en ella, ocurre con frecuencia que la gente, en vez de actuar después de haber aprendido, comienza por actuar y después aprende. Actuar es aprender. Entre un civil corriente y un militar hay cierta distancia, pero no una Gran Muralla, y esta distancia puede ser superada con rapidez. Participar en la revolución y en la guerra es el medio de superarla: Al decir que aprender y practicar no es fácil, nos referimos a que aprender a fondo y practicar con habilidad no es fácil. Al decir que los civiles pueden convertirse con rapidez en militares, nos referimos a que no es difícil cruzar el umbral. Para resumir estas dos afirmaciones, conviene recordar la vieja sentencia china: "Nada en el mundo es difícil para el que se propone hacerlo." Cruzar el umbral no es difícil, y perfeccionarse también es posible con tal que uno se proponga hacerlo y sepa aprender.

Las leyes de la guerra, como las de todos los demás fenómenos, son el reflejo en nuestra mente de la realidad objetiva. Todo lo que existe fuera de nuestra mente es realidad objetiva. Por consiguiente, lo que debemos estudiar y conocer comprende tanto la situación del campo enemigo como la del nuestro, y los dos campos deben ser considerados como el objeto de nuestro estudio; sólo nuestro cerebro (nuestra facultad de pensar) es el sujeto que realiza el estudio. Hay gentes que son capaces de conocerse bien a sí mismas, pero no a su adversario; hay otras con las que sucede lo contrario. Ni aquéllas ni éstas pueden resolver el problema de aprender y aplicar las leyes de la guerra. Sun Tsi[2], gran teórico militar de la antigua China, escribió en su libro: "Conoce a tu adversario y conócete a ti mismo y podrás librar cien batallas sin correr ningún riesgo de derrota." Esta sentencia se refiere a dos etapas: la etapa de aprendizaje y la etapa de aplicación; se refiere tanto al conocimiento de las leyes del desarrollo de la realidad objetiva como a la determinación, con arreglo a estas leyes, de nuestra acción para vencer al enemigo que enfrentamos. No debemos menospreciar esta sentencia.

La guerra es la forma más alta de lucha entre naciones, Estados, clases o grupos políticos, y todas sus leyes son utilizadas por las naciones, Estados, clases o grupos políticos en guerra con el propósito de conquistar la victoria. No cabe duda que el desenlace de una guerra está determinado principalmente por las condiciones militares, políticas, económicas y naturales en que se encuentra cada una de las dos partes beligerantes. Pero no sólo por ellas; está determinado también por la capacidad subjetiva de las partes beligerantes para dirigir la guerra. Un jefe militar no puede pretender ganar la guerra traspasando los límites impuestos por las condiciones materiales, pero sí puede y debe esforzarse por vencer dentro de tales límites. El escenario de la acción de un jefe militar está construido sobre las condiciones materiales objetivas, pero en este escenario puede dirigir la representación de muchos dramas vivos, marciales, grandiosos y llenos de sonido y color. Por lo tanto, sobre la base material objetiva dada, es decir, en las condiciones militares, políticas, económicas y naturales dadas, los mandos de nuestro Ejército Rojo deben desplegar nuestro poderío y conducir a todo el Ejército para aplastar a los enemigos de la nación y de clase, y para transformar este mundo envilecido. Es en este sentido que se puede y se debe ejercer nuestra capacidad subjetiva para dirigir la guerra. No permitiremos a ninguno de los mandos del Ejército Rojo convertirse en un hombre impulsivo que actúe de manera arrebatada; debemos alentar a cada uno de ellos para que se convierta en un héroe valeroso y sagaz, que posea no sólo el valor para superar todos los obstáculos, sino también la capacidad para dominar el curso completo de la guerra en todas sus vicisitudes y en todo su desarrollo. Nadando en el océano de la guerra, un comandante no sólo debe evitar hundirse, sino que debe asegurarse la llegada a la orilla opuesta con brazadas medidas. Las leyes de la dirección de la guerra constituyen el arte de nadar en el océano de la guerra.

Este es nuestro método.


Notas:

[1] La ciencia militar china está constituida por la estrategia, la ciencia de las campañas y la táctica. La primera trata de las leyes de la dirección de la guerra en su conjunto; la segunda, de las leyes que rigen las campañas y que se aplican en la dirección de las mismas; y la tercera, de las leyes que rigen los combates y que se aplican en la dirección de éstos.

[2] Conocido también como Sun Wu, es un famoso teórico militar chino del siglo Va. n. e. y autor de la obra Sun Tsi, que consta de trece capítulos. La frase citada en este trabajo aparece en el tercer capítulo, titulado "Plan de ataque".