lunes, 30 de abril de 2007

“Hay una necesidad social de volver sobre la historia” (Página 12, 30 de abril de 2007)

El autor de Jauretche y su época coordina el ciclo “Los que pensaron en grande” en el ND Ateneo y sigue escribiendo, dice, “para desmitificar zonceras”. Cuadro clave del revisionismo, Galasso acaba de publicar otro libro que refuta la historiografía oficial: San Martín o Mitre.

Por Cristian Vitale

“En la historia están los que tienen el apoyo académico y los que metemos las narices donde podemos”. Norberto Galasso –historiador, ensayista, militante– acaba de atravesar la barrera de los 70 y juega cómodo en el sitial de maldito. Aquel rol que la historiografía oficial argentina destinó, casualmente, a los hombres que él biografió: Scalabrini Ortiz, Jauretche, Manuel Ugarte, John William Cooke, Discépolo, Perón o el San Martín político, hijo de india guaraní. Es el andarivel que le cabe para desarrollar, con autonomía, su prolífica tarea destinada a desmitificar zonceras. Nada lo detiene. Después de haber llegado al cenit con la vida de Perón, el viejo lobo de la otra historia siguió escribiendo, investigando, casi como una compulsión, y desembocó otra vez en el padre de la patria (plasmado en el libro San Martín o Mitre) y, para “bajar”, en Julián Centeya. “Lo conocí bastante, era un atorrante –dice sobre el bizarro poeta del tango–. Me divirtió recordarlo a través de poemas que merecen ser rescatados. Que sólo se le ocurrían a él. Como el de esa mujer mayor que tenía los mejores perfumes, comía en los mejores restaurantes, tenía los mejores autos hasta que Dios puso sus manos en sus hombros y dijo ‘¡me convertí en una pelotuda!’”, se distiende Galasso, presentando una parte del opúsculo El poeta de las musas reas.

Entre Centeya, San Martín y Perón, entonces, Galasso se hizo un tiempo para exponer en el ciclo “Los que pensaron en grande”, que se lleva a cabo todos los martes –hasta el 26 de junio– a las 19.30 en el ND Ateneo. Se trata de charlas debate en las que varios expositores (Germán Ibáñez, Maximiliano Molocznik, Héctor Valle y Mario Rapoport) abordarán vida y obra de Jauretche, Manuel Ugarte, Rodolfo Puiggrós, Abelardo Ramos, Hernández Arregui, Cooke, y algunos nexos sobre historia económica argentina. Hoy, además, participará en la Feria del Libro (Sala Alfonsina Storni) junto con Hugo Caruso del panel Literatura y Pensamiento Nacional. “Hay una necesidad social de volver sobre la historia. El que se vayan todos de diciembre de 2001 no fue sólo contra los políticos que no daban respuesta, sino contra los mitos y zonceras, como decía el viejo Jauretche. Creo que recién en ese momento se empieza a poner realmente en duda la historia escrita por Mitre que legitimó, fue funcional a las políticas seguidas por Pinedo, Krieger Vasena, Martínez de Hoz y Cavallo. La sociedad está en una búsqueda, en rechazo a esos discursos retóricos añejos, que se podían leer de atrás para adelante o viceversa, porque daba lo mismo”, sostiene, con su natural simpatía. “Es claro –sigue– que una parte de la sociedad está tratando de entender por qué hay tantos argentinos pobres en un país rico. Hay quien se preocupa por Latinoamérica, cuando en Buenos Aires se consideraba un tema de segunda. Todo esto habla de un hombre en ebullición”.

–De ahí, la idea de concretar charlas y debates con el mapa “dado vuelta”...

–Es que Argentina está inmersa en una gran oportunidad histórica. Hay necesidad de cambios, urgencia de transformación. En la medida en que se pueda ir consolidando un pensamiento nacional en los cuadros medios de la política y en los jóvenes, en la medida en que se tenga un conocimiento de cuál fue la verdadera historia, se van a resolver los problemas de la unidad latinoamericana. Se está mirando como nunca antes el tema del gasoducto sudamericano, el Banco del Sur... necesidades que se dejaron de lado porque no se pudo concretar el proyecto de San Martín y Bolívar.

–Las 80 páginas de San Martín o Mitre, su último escrito, están destinadas a rebatir los mitos que se han creado sobre el Libertador, desde la visión de Mitre hasta la del ex juez Juan Sejeán, que se atreve a señalarlo como un agente inglés...

–Son cuestiones que necesitan revisarse. Mitre ha hecho su biografía diciendo que San Martín quería libertar pueblos pero no unirlos, que la unión venía de parte de Bolívar y era un proyecto demasiado ambicioso. Por eso, dada la influencia que tuvo Mitre en la historiografía oficial, a San Martín se lo valora como el padre de la patria, el militar, el que escribió las máximas a su hija, pero jamás como ideólogo. El San Martín que veía claramente que si no se producía esta unión cada país iba a ser dependiente ha quedado en las sombras. El político que se oponía a la política rivadaviana probritánica –hasta querer batirse a duelo con Rivadavia en 1825– ha quedado olvidado. Hay que rescatar a ese del que Mitre dice “mejor se hubiera muerto antes de darle el sable a Rosas”.

Lo que Galasso intenta puntualizar en su breve pero contundente análisis –además de rechazar la hipótesis de “agente inglés”– es desmitificar la idea de que San Martín volvió al país en 1812 para luchar contra España. Lo ubica, más bien, como un militante antimonárquico, que pretendió liberar a las provincias unidas del sur del absolutismo, en la línea de la Revolución Francesa y de la española iniciada en 1808 y concretada en las cortes de Cádiz en 1812. “La Revolución de Mayo no fue antihispánica e independentista desde el primer momento. Lo que pasa es que a Mitre le permitía oponer las ‘luces’ inglesas al oscurantismo español. Fue una visión funcional al proyecto imperialista británico, que se sostuvo durante mucho tiempo para legitimar la dominación. Lo fundamental lo dijo Augusto Barcia Trelles en los ’40 en sus siete tomos sobre San Martín, 2600 páginas que los estudiantes de historia de hoy desconocen. Allí explica que un hombre criado en España no podía jamás venir aquí a apoyar una revolución antihispánica. Venía a apoyar una revolución democrática y popular. Si la obra de Trelles hubiese sido llevada al Colegio Militar, digamos en reemplazo de la cátedra de Mariano Grondona, quizá nuestros generales hubiesen alcanzado una comprensión más profunda acerca de nuestras raíces latinoamericanas”.

–Falta poco para el bicentenario de 1810 y para que se cumpla el sesquicentenario de su muerte, sin embargo la figura de San Martín sigue en el mármol. ¿Su objetivo es “agitemos un poco la cuestión sanmartiniana porque estamos dormidos”?

–Sí. En realidad, varias cosas. Primero, quebrar el pensamiento antinacional que sostiene que nacimos gracias al comercio libre, que nacimos contra España y a favor de Gran Bretaña, gracias a la buena voluntad de los soldados ingleses que después de las invasiones quedaron detenidos, pero que un día salieron en libertad. O al apoyo de Canning. También se dice que no hubo pueblo, cuando en realidad las familias selectas como los Martínez de Hoz, los Ocampo –antepasados de Victoria– votaron a favor del virrey y las clases populares no. ¡Esas eran familias clasistas! Altamira –Jorge– cree que los obreros son clasistas, pero no... clasistas son los Martínez de Hoz (risas). La historia según Mitre tiene errores graves... mejor dicho, errores de intento, que no son errores. Dio paso a que un aventurero como Juan Bautista Sejeán diga que San Martín era un agente inglés... cualquier cosa.

–Sejeán se pregunta por qué un veterano de guerra español viene a combatir contra España y deduce que lo tuvieron que haber sobornado...

–Claro. Pero lo peor es que ante una versión tan insólita se callaron el Instituto Sanmartiniano y la Academia, que no lo hicieron cuando se dijo que San Martín era hijo de india. Para cierta gente, que haya sido agente inglés vaya y pase, pero ¡hijo de india!, ¿cómo es eso? (risas). El de Sejeán fue el último planteo novedoso sobre San Martín, y los planteos nuevos son peligrosos porque la gente, en la búsqueda, por ahí cae en errores. En verdad hubiese sido mejor haber polemizado con él y no callar su hipótesis.

–¿Quiere polemizar? ¿No le alcanzó el cruce subidísimo de tono con Rivera, que protagonizó a través de la revista Sudestada?

–No (risas). Rivera lamentablemente se desubicó, perdió la oportunidad de que hiciéramos un diálogo elevado. No ocurrió así, por ejemplo, con Sulé, del Instituto Juan Manuel de Rosas. Este hombre plantea que existe un solo revisionismo, el rosista, y yo le respondo que hay otros, que consisten en la línea que comienza con Mariano Moreno y su Plan de Operaciones, y prosigue con Dorrego, Chacho Peñaloza, Felipe Varela. Un revisionismo federal-provinciano, con una visión latinoamericana, que incluye a los caudillos como expresión de los sectores más populares. Porque Rosas era expresión de gauchos y negros, pero también de estancieros como los Anchorena. Igual, con Sulé nos mandamos seis cartas abiertas y fue todo muy respetuoso. A lo sumo, se convirtió en un diálogo de sordos. Se polemiza muy poco en Argentina.

–¿Sejeán le respondió?

–No. Al principio, cuando editó su libro cuatro veces, estaba muy embalado y el dueño de Biblos le dijo: “¿Por qué no hacemos un debate?”. Pero como él no es un hombre de la historia sino un juez jubilado, cuando le pasaron mi libro de 300 páginas se encontró con algo más complicado de lo que presumía. Y dijo que no... que ya había hablado demasiado de San Martín.

–¿De qué manera la revisión histórica acompaña un proyecto político?

–El día que se entienda que la política no es una lucha entre bárbaros y educados, sino un enfrentamiento de clases, de intereses, se van entender mejor situaciones clave como la Vuelta de Obligado, las Invasiones Inglesas y los movimientos populares de Yrigoyen y Perón. Serviría, además, para evidenciar por qué el radicalismo está como está y el PJ no es lo que fue en la época de Perón.

–¿Y la izquierda?

–Estoy terminando dos tomos críticos sobre la historia de la izquierda en Argentina. Yo no me caracterizo por la arrogancia, entonces en el título pongo “Aportes para una historia de la izquierda en Argentina”. No pretendo hacer una historia completa, porque tendría que pedirles todos los archivos al MST, al PTS, al PST, y sería algo infernal... podría terminar en el manicomio (risas). En realidad, trato de ver las razones del desencuentro histórico con los sectores populares y con el peronismo. Después, el hecho de que en 2001 las asambleas populares les abren las puertas a la izquierda. Parece su hora y más precisamente la de Zamora, que tuvo la gran oportunidad de armar un gran frente. Pero su lectura fue “la gente se va a organizar sola” y ahí quedó. Siempre lo mismo. Manuel Ugarte decía en 1910 que el socialismo tenía que respetar nuestra idiosincrasia y jamás se tuvo en cuenta eso. ¿Cómo vas a transformar una sociedad si no la conocés?

martes, 24 de abril de 2007

CONFERENCIA “REALIDAD DE AMÉRICA LATINA Y LA ARGENTINA”, IMPARTIDA POR LA SENADORA NACIONAL, DRA. CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER

México, D. F., 23 de abril de 2007. -

Antes que nada, valga mi reconocimiento y el de todos los argentinos a la tarea desarrollada por El Colegio de México, no solamente vinculado, como bien lo reseñó el señor presidente, a acoger a los intelectuales argentinos que huían – y yo no voy a emplear ninguna metáfora- de la dictadura más sangrienta, que haya recordado nuestro país y al mismo tiempo por el altísimo rol, que le cabe en el diseño del pensamiento mexicano y del pensamiento latinoamericano, aspectos muy caros para todos aquellos que concebimos a la gestión del pensamiento, del saber como la reflexión como un instrumento más que apto para modificar el curso de la historia de los pueblos.

Por eso no dudé un instante, cuando me cursaron esta amable invitación, de venir a reflexionar, no a dar conferencia. En realidad me gusta más la reflexión y me gusta más el formato, que han hecho de una intervención previa y luego preguntas que seguramente compartiremos durante el almuerzo.

“Realidad de Latinoamérica y de la Argentina”, digamos que realidad de los últimos 50, 60 años, tal vez un siglo en toda la región hayan sido historias de rupturas: rupturas de la legalidad democrática. Gran parte de nuestro continente fue azolado por dictaduras feroces. No fue solamente en mi país, la República Argentina, también en la hermana República de Chile, en Brasil, en Uruguay, sería largo la historia y también rupturas de legitimidades políticas. Entendidas éstas como el apartamiento de las formaciones políticas, que muchas veces traicionan el mandato histórico para el cual surgieron y para el cual fueron convocadas y, fundamentalmente, por el cual fueron apoyadas por las distintas sociedades en los distintos momentos históricos. Digo, entonces, que son rupturas de legalidad democrática y de legitimidad política.

Y todas tienen que ver con la no viabilidad de las instituciones, con la inviabilidad institucional trágica, terrible, con la violencia durante el reinado de la denominada Doctrina de la Seguridad Nacional, en un mundo absolutamente bipolar. Son las rupturas las que sobrevienen a la caída del Muro de Berlín cuando se consolidan las democracias en América Latina, pero sobrevienen otras rupturas, tal vez más terribles, cuando son mucho más frustrantes para los pueblos: la traición de aquellos dirigentes en los cuales se confía el determinado proceso histórico que es la aquellos otros uniformados que utilizando las armas que el pueblo les había confiado y en el marco de esa Doctrina de Seguridad Nacional rompieron procesos democráticos.

Creo, entonces, que esa es la caracterización de una realidad con matices, con las diferencias propias de cada una de nuestras historias, particulares como visión, que es el escenario en el cual se desarrolla la vida latinoamericana del último siglo.

¿Cómo Argentina imbrica en estas dos rupturas? Y tuvo de las dos, como siempre los argentinos solemos ser y queremos ser lo más en todo, también en rupturas.

Una ruptura en 1976, que fue – digo yo- finalmente el corolario de algunas rupturas previas y que ya se habían insinuado como fuertemente perseguidoras del pensamiento, del saber, de la investigación. Me refiero a la “Noche de los Bastones Largos”, en 1966, lo que provoca, tal vez, el primer exilio de pensadores argentinos y educadores que se van refugiar en distintas partes del mundo ante los que consideraban peligrosos los libros, el saber y el pensar. Finalmente culmina, obviamente, en el episodio más sangriento, que fue la dictadura de 1976.

En materia de ruptura de legitimidades políticas, la Argentina ha tenido experiencias muy fuertes, trágicas también. La última deslegitimación política, la última ruptura de legitimidad política se produce en el año 2001, cuando un Gobierno, un espacio político multipartidario - por decirlo así - plural convoca a la sociedad a una gesta para unificar lo que había sido la Argentina de los años 90, con el Consenso de Washington, y no solamente no modifica absolutamente nada, sino que es más, profundiza el modelo, y como no podía ser de otra manera se quiebra la legitimidad política de un espacio político, que había llegado al Gobierno con algo más del 50 por ciento de los votos, un Gobierno que se inicia con una legalidad democrática y una legitimidad política, producto de ese apoyo de la sociedad a las propuestas que habían sido formuladas.

El año 2001 - ustedes lo saben - forma parte de los noticieros del mundo, como digo yo. Miles de argentinos en las calles, represión, más de 30 muertos en la República Argentina. Una vez más la tragedia, esta vez en el marco de una sociedad de instituciones democráticas y una Argentina que por momentos quienes teníamos responsabilidades institucionales, en ese entonces yo era Senadora Nacional. En realidad, cuando se produce la crisis todavía era Diputada y había sido electa Senadora Nacional y a los pocos días: el 10 de diciembre de 2001 asumo como Senadora. El entonces hoy Presidente era un Gobernador de un lejano Estado del sur argentino: Santa Cruz.

Pero todos aquellos que teníamos responsabilidades institucionales y los que no la tenían también tuvimos la exacta percepción de que el país se nos desintegraba entre las manos, era como que la Argentina se diluía en miles de partículas en el aire. Yo quiero recordar escenas, tales como bancos con chapa, la gente golpeando con martillos las chapas de los bancos. Cualquiera que fuera identificado como banquero, empresario o político corría serio peligro. Pasó a ser más riesgoso ser político, empresario o banquero que ser paracaidista en la República Argentina.

Todo lo que significó ese escenario, esa fotografía de la Argentina de 2001, una fotografía que se fue prolongando porque era todo producto de una fuerte frustración. Dicen que cuando más grandes son las expectativas y más grande es la ilusión, es mayor el grado de frustración que uno siente. Y no quiero hacer una interpretación psicologista de la política ni de la sociedad, pero lo cierto es que este fenómeno que se produce en términos individuales en cada uno de nosotros frente a determinadas expectativas, cualquiera sean las calidades de las expectativas, también se produce en una sociedad abierta. Ha habido una gran apuesta, de eso daba cuenta más del 50 por ciento de los votos, y entonces la frustración era simétrica a esa expectativa y por lo tanto la violencia.

Año 2003: el presidente Néstor Kirchner asume en un marco de legalidad democrática e institucional, el sistema por el cual se había instituido y que rige en la República Argentina y en la cual el Partido Justicialista concurre a elecciones, lo hace obtener el 22 por ciento de los votos, con lo cual queda en condiciones de ingresar en un proceso de ballotage. Pero lo cierto es que, a los pocos días, quien había obtenido mayor cantidad de votos, un coma y pico por ciento, aproximadamente más, renuncia a la posibilidad del ballotage y entonces se intenta un fuerte proceso de deslegitimación política en un país con una deuda externa, que era el 160 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI), con niveles de pobreza que alcanzaban el 57 por ciento, con niveles de indigencia en el orden del 30 por ciento, con el 27 por ciento de desocupación, asumía un hombre que solamente había obtenido en las urnas el 22 por ciento de los votos. Como siempre lo digo, medio en broma y medio en serio, era un presidente que tenía más desocupados que votos. Esta era la situación del Presidente Néstor Kirchner, al 25 de mayo de 2003.

El diagnóstico que habíamos elaborado como grupo político de la situación que vivía la Argentina, no en ese momento, porque hay una fuerte tendencia en ciertos sectores de la dirigencia política y también de los comunicadores sociales a analizar el episodio que sucedió independientemente de la historia, como si la historia y la política fueran hechos aislados e independientes que no tienen absolutamente nada que ver el uno con el otro, como si no hubiera una relación, una hilación histórica, dialéctica si les gusta más, de lo que sucede en la sociedades.

Y precisamente era en este análisis que yo precedía, de crisis de legalidades democráticas y crisis de legitimidades políticas, durante las etapas democráticas, era donde habíamos centrado nosotros el diagnóstico de cuál era la problemática argentina y que era necesario volver a unir el discurso con la gestión. Y la gestión con el resultado político concreto, medible de las ideas que uno expone en una campaña política.

Siempre digo que uno tiene ideas y las expone, algunos las encasillan bajo el membrete de ideología pero cuando estas ideas son puestas a la práctica, entonces adquieren el valor de la política. Porque son las ideas intervenidas por la realidad y hecha resultados. Y me parece que ahí está el gran valor de quienes demandamos el voto popular para tener la iniciativa política desde el aparato del Estado, ya sea en un nivel ejecutivo o en un nivel legislativo. Es preciso vincular lo que decimos que vamos a hacer con lo que hacemos, y esencialmente si esto, además, tiene resultados. Con esta caracterización de la problemática y de cómo deber abordarse la gestión se inicia el Gobierno, el 25 de mayo de 2003. En un país donde se llegó en un momento a decir, por parte de un dirigente político, que si hubiera dicho lo que iba a hacer, no lo hubieran votado, cosa que no solamente pensaba ese dirigente político también porque está visto que los que vinieron después hicieron exactamente lo mismo: dijeron que iban a hacer una cosa e hicieron otra, porque si no, si hubieran dicho lo que iban a hacer, seguramente, tampoco los habrían votado. Con lo cual, estaba la otra ruptura, de la palabra, del valor de la idea. Por eso la gente decía: “no importa lo que diga en la campaña, total cuando se llega al Gobierno siempre se hace otra cosa diferente”. Había una suerte de legalidad social, que cubría a aquellos que en política malversaban lo que era fundamentalmente las expectativas sociales. Pero se había producido un círculo perverso, donde ya casi de antemano quienes escuchaban sabían tal vez que lo que se decía no se iba a cumplir. Se imaginan ustedes el grado de escepticismo con que ese hombre de 53 años y el 22 por ciento de los votos, era mirado por la ciudadanía en general, y no por mala intención, simplemente por una cuestión de experiencia histórica de la sociedad.

Hoy, a casi cuatro años de gobierno, faltan pocos días para el 25 de mayo donde el presidente Kirchner cumplirá su cuarto año de gestión, podemos exhibir que aquellas ideas que algunos consideraban ideales de una generación que quería poner un modelo que era inviable, yo fui una fuerte opositora interna durante el gobierno menemista, como legisladora nacional. Muchas veces cuando disentía y votaba en contra de lo que entonces mi partido llevaba adelante, muchos me miraban escépticos y me decían que lo que nosotros planteábamos era inviable, porque el Fondo, porque las condiciones, porque el Consenso de Washington, porque la hegemonía, porque esto, porque lo otro, numerosos argumentos.

Lo cierto es que pudo ser llevado adelante un proceso histórico, político, institucional, social, donde al cabo de cuatro años se ha descendido a un 26 y pico por ciento la pobreza; por primera vez en más de una década, perforamos en un dígito el nivel de indigencia, el 8 y pico por ciento. Obviamente que son índices que todavía consideramos vergonzantes, pero comparados con esos iniciales de hace apenas cuatro años, la situación creo que es sustancialmente diferente, los índices de desarrollo humano muestran a la Argentina, esto lo dice Naciones Unidas, como el de mayor desarrollo humano en la región. Se ha vuelto a instalar en la Argentina la posibilidad de la movilidad social ascendente, algo que caracterizó al partido en el que milito hace muchos años, fue lo que lo hizo en definitiva liderar políticamente a la sociedad argentina durante décadas.

Aquella deuda externa que era el 160 por ciento de nuestro PBI, fue renegociada, no bajo los parámetros que se pretendían inamovibles e inmodificables, no, en absoluto. La Argentina sostuvo que el endeudamiento había sido en virtud de una suerte de timba financiera internacional, donde quienes iban a colocar sus activos financieros en la República Argentina bien sabían que era el único lugar donde se obtenía una rentabilidad casi ridícula en términos dólar, del 15 o 20 por ciento anual, en un mundo donde las rentabilidades no pasaban el 2 por ciento anual en cualquier espacio serio.

Asumir entonces, sostuvo la Argentina, el riesgo, es algo de buenos capitalistas. Todo aquel que coloca su activo financiero en una institución en la que le dan el 20 por ciento mientras que en el resto le están dando el 12, el 13, sabe el riesgo que corre al hacerlo. El mismo riesgo que corrieron de hecho los argentinos cuando casi se hizo desaparecer y desintegrase su sistema financiero. Las exportaciones, hoy, porque este es otro de los temas centrales también en el modelo desde el 2003, es el tema de volver a ser un país donde se produce, donde el trabajo no es solamente un valor de mercado, es fundamentalmente un valor social.

Hoy gran parte, yo diría el grueso del crecimiento argentino, está sostenido por este crecimiento vigoroso de la industria argentina, el aumento exponencial de sus exportaciones y de la calidad además de éstas.

Todo esto no es obra de magos ni de genios, sino simplemente de gente que creyó que un modelo diferente al que nos habían querido instalar desde el Consenso de Washington, era posible, viable y sustentable en la Argentina. No solamente era posible, era necesario, porque hemos hecho además los argentinos un duro aprendizaje. Los modelos enlatados, los modelos encorsetados en términos económicos que presentándose adalides del capitalismo, una contradicción insalvable, incomprensible, sostienen que hay que reducir el consumo. Yo no entiendo a estos capitalistas que dicen que la gente tiene que ganar poco, porque en definitiva una de las claves del capitalismo es el consumo, creo que todos estaremos de acuerdo con que el Muro de Berlín se cayó, entre otras cosas, porque los del otro lado querían venir a consumir y a vivir como los de este lado. Creo que, más allá de otra elaboración que uno pueda hacer de carácter ideológico, económico, militar, etcétera, es ésta la clave en definitiva.

Nos proponían curiosamente, desde las pretendidas usinas del capitalismo mundial, que en realidad la política era del ajuste permanente, del bajo consumo, la de la alta tasa de desocupación, y esto se demostró inviable.

En síntesis: este modelo del 25 de mayo del 2003 no es un modelo como algunos quisieron tacharlo de ideologisista, casi peyorativamente, porque se advierte cuando desde algunos círculos se tacha a la ideología como un artículo casi de lujo para intelectuales trasnochados. No, eran ideas, eran modelos claros y concretos que fueron puestos en práctica y que tuvieron resultado. Vuelvo entonces a lo del principio, la idea, la ideología- si les gusta más- que interviene en la realidad gestiona, hace, y obtiene resultados. Es el círculo para poder convertir a las ideas en política y, fundamentalmente, a la política en el instrumento que mejore la calidad de vida de la gente. Allí sí voy a centrarme en el más puro rincón de la ideología, para qué sirve la política, si para un ejercicio de administración virtuoso de determinados funcionarios o de partidos políticos, o sirve en definitiva, para mejorar la calidad de vida de nuestras sociedades que, es esto por lo menos los que como yo y tantísimos otros, concebimos como la finalidad de la política y nuestro compromiso con la realidad que nos circunda.

Esto es brevemente lo que quería comentarles acerca de la realidad argentina, de la inserción también en América Latina, donde hemos retornado, Argentina se había ido de América Latina prácticamente. No voy a olvidarme nunca, en el Congreso de la Nación, una vez un ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina, que ya falleció, que formó parte de la década de los noventa, sostuvo que para qué vamos a ser amigos de los pobres si podíamos ser amigos de los ricos, si podemos ser socios de los ricos, lo recuerdo como si fuera hoy. El problema es que algunos ricos de este planeta me parece que no quieren socios, quieren empleados. Me parece que el tema central era volver a plantarnos en el mundo, no para aislarnos y negarnos al resto del mundo, sino primero para reconocernos en nuestra condición de latinoamericanos, del espacio común y concreto que tenemos que trabajar para de allí presentarnos al mundo, porque es obvio que nadie piensa que, en un mundo globalizado, es posible la independencia total y absoluta. Pero sí me atrevo a un razonable grado de autonomía que garantice la sustentabilidad de nuestras sociedades en un mundo globalizado.

Esto es lo que propiciamos cuando decimos retornar a América Latina y de allí al mundo. Es lo que queríamos contarle hoy al COLMEX aquí en México. Muchas gracias por haberme invitado, los invito a comer porque sino me van a odiar. (Aplausos)

lunes, 23 de abril de 2007

EL DESAFÍO DE DEMOCRATIZAR EL ESTADO (E. Binstock y E. Pérsico)

Fortalecer la participación de los sectores sociales excluidos por el modelo neoliberal para orientar la políticas estatales hacia la distribución de la riqueza, son los ejes que nos proponen los compañeros desde su trinchera en la gestión estatal en la Vicejefatura de gabinete y la Secretaría de DDHH bonaerense. Diálogo entre Emilio y Edy Binstock.

REVISTA EVITA: ¿Qué reflexión hacen sobre el fortalecimiento del Estado en esta etapa?

Edy Binstock: Creo que a partir de la asunción del presidente Kirchner en la Nación, y acompañado también desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires, hay un cambio en el Estado a partir de representar intereses distintos. Antes, se representaban los intereses financieros con un modelo de acumulación a su servicio. Ahora ha habido un cambio sustancial, un modelo que está basado en la producción e inclusión social, representando intereses de otro sector, como eje fundamental de su política, revalorizando otros sectores sociales.

Un símbolo de esto es que el Estado se abre a la representación y participación de sectores sociales excluidos por el modelo neoliberal, que no lo ven como el enemigo, comenzando a integrar cuadros al Estado en la dirección de una justa redistribución de las riquezas. Esos son los ejes democráticos y populares, frente a un Estado que solía beneficiar al sector financiero.

Es necesario incorporarnos más, consolidando cuadros y capacitándolos para esas tareas. Hay un modelo de integración, entre el Estado y el Pueblo. Esa es la idea base, sobre la que se construye un modelo de acumulación distinto. Como las experiencias de Aguas, Enarsa y el rol que empieza a cumplir en la lucha contra la inflación, como herramienta de redistribución de la riqueza.

Esto construye una herramienta de redistribución para construir una sociedad de inclusión.

Emilio Pérsico: Edy señala bien los cambios centrales producidos en este proceso y los que hay que ir provocando progresivamente, y hay que entenderlos a partir de preguntarse cuál es el Estado que nos dejó el neoliberalismo.

En todos los procesos de cambio, en general, primero ha existido la pelea de la gente contra el modelo neoliberal, luego eso se empieza a hacer carne en el Estado, y luego tiene que volver a la gente en cambios concretos, que se vean esos cambios en su vida cotidiana, en el bolsillo de todos los días.

Después viene otra etapa que es institucionalizar esos cambios, en ese contexto, el Estado que nos dejaron, es un Estado para administrar el modelo neoliberal, para que no cambiemos el modelo existente.

Los cambios en la Corte Suprema que hizo el Presidente, entre otros, tienen que ver con el tema de ir produciendo, si se quiere, los cambios en el Estado que vayan acompañando las modificaciones estructurales que se van dando en la sociedad.

EVITA: ¿Vos decís entonces, que las medidas que toma el gobierno, van en el sentido de desandar el Estado neoliberal?

Emilio: Claro, el Estado no era débil, era un Estado fuerte, presente, a medida del modelo neoliberal. Para que los sectores del capital avancen y recuperen lo que habían perdido dentro del P.B.I. hacía falta un Estado en esa dirección. Ahora para que los trabajadores recuperen terreno hace falta un Estado en otra dirección.

Para eso hacen falta herramientas, se destruyeron las herramientas que servían para la distribución del ingreso y se generaron otras.

Un ejemplo son las empresas del Estado que, como decía Perón, no es más que capital acumulado de los trabajadores en ese mismo Estado, es decir una de las maneras que tienen los trabajadores de tener ahorro de capital en el tiempo.

El Estado es un lugar donde los trabajadores acumulan capital en el tiempo.

Estas empresas fueron parte del botín del modelo neoliberal, y hoy nosotros tenemos que ir recuperando instrumentos como la banca estatal, como las empresas de agua, de servicios en general.

En este tema hay que volver a entender que los servicios esenciales son derechos y no negocios, las empresas de servicios prestan servicios sociales que son derechos universales, como la luz, el agua, el gas, y no pueden estar manejados con sentido de mercado.

Es más, nosotros tenemos dado servicios monopólicos a empresas que lo único que quieren es negocios.

Hoy en día tenemos que recuperar derechos y ver que la forma en que se extienden estos servicios no tienen que ver con el negocio, sino con la necesidad de la gente.

Resolverle a la villa el problema del agua significa más salud, además de desarrollo e integración social.

Nosotros tenemos que dirigir las necesidades ahí, hay que avanzar en ese sentido con criterio de derecho, el Estado tiene que proteger los derechos de los tipos que no los tienen.

Hay que ir recuperando herramientas del Estado para tener un Estado independiente.

Para tener capacidad de defender a los más humildes hace falta un Estado ágil, diferente, esos son muchos de los cambios que se están dando en estos días.

EVITA: Cambiando de tema, se viene el acto del Movimiento el 9 de mayo y el acto del 25 de mayo en la Plaza, ¿qué nos pueden decir acerca de la movilización popular que parecería comenzar a recuperarse por estos días?

Emilio: En realidad nosotros hicimos una movilización en apoyo al tema de aguas y otra en La Plata apoyando medidas de la provincia en cuanto a la integración social.

Yo creo que viene una etapa en el gobierno, donde tenemos que recuperar la calle, recuperar la movilización popular para apoyar este proceso.

Venimos diciendo que cuanto más fuerza tiene el gobierno más se profundizan lo cambios, así que reafirmamos que el movimiento popular tiene que golpear en la misma dirección que el gobierno.

En esa dirección es que queremos hacer una serie de actividades, esto de que cada vez que haya anuncios importantes, nos vamos a movilizar a la Plaza y también vamos a festejar los tres años de gobierno el 25 de mayo. Hay muchas cosas que festejar en este país y lo vamos a hacer el 25 en la Plaza, no porque el gobierno lo necesite o lo pida, sino porque nosotros tenemos la necesidad de salir a ser partícipes de este proceso y para esto tenemos que estar el 25 en la calle festejando.

Y en el caso de lo nuestro, ir avanzando en poner a la militancia en dirección a recuperar la calle, la mística, por eso vamos a hacer un acto con la militancia kirchnerista en el Luna Park.

Queremos hacerlo con otros sectores, como por ejemplo Compromiso K, para hacer una gran asamblea de apoyo al gobierno.

Edy: Tanto uno como otro evento, expresa la necesidad de acompañar el proceso del Presidente, con la movilización popular. Es importante que haya fuerzas que se construyan en apoyo a esta política. En esto se inscribe nuestro lanzamiento del 9 de mayo. Tenemos que hacer un esfuerzo muy importante por reventar el Luna Park de militancia y organización, la misma que durante estos años se nutrió haciendo la resistencia al modelo neoliberal, para hoy acompañar al Presidente en la reconstrucción del Movimiento Nacional, herramienta necesaria para consolidar y profundizar el Proyecto Nacional.

En este sentido, se enmarca la movilización del 25, que debe mostrar a los distintos sectores que componen la fuerza de apoyo a Kirchner. Es importante que se muestre amplia y no sectaria, porque el Movimiento Evita y el Frente par la Victoria deben ser espacios político-sociales abiertos a la incorporación constante de sujetos sociales dispuestos a acompañar esta gesta liberadora.

Un ejemplo muy bueno de esto, lo dio Hebe de Bonafini, al afirmar que hay que profundizar la lucha por los derechos humanos articulando con el gobierno y no resistiendo contra él como si nada hubiera cambiado en nuestra Patria. Esta es una definición que marca claro el por qué los movimientos sociales y de desocupados decidimos pasar a construir proyectos productivos de trabajo, acompañando con una fuerte construcción política para reconstruir el Proyecto Nacional. La movilización también tiene que ser de conciencia en cada lugar, en cada territorio detrás de las justas reivindicaciones de nuestro Pueblo, aún inconclusas. En síntesis la movilización masiva, a la plaza de mayo, al Luna es importante, pero también la movilización permanente de nuestra fuerza en cada frente, en cada barrio.

EVITA: Por último ¿como sigue caminando el Movimiento Evita?

Edy: Como dije tenemos que construir una fuerza política que esté fuertemente asentada en los territorios en que hemos construido el Movimiento, que nos permite organizarnos como se organiza el Pueblo: con la juventud, los desocupados, los movimientos de mujeres, es decir bajo la forma de un Movimiento Nacional, Federal y Popular. Tenemos así, por un lado, que insertarnos firmemente en la sociedad, y por el otro lado, también prepararnos para gobernar. El desafío es avanzar en los municipios, las provincias. Hay que preparar cuadros y dirigentes para estas grandes tareas, articulando el Estado y la organizaron popular con el objeto de continuar cambiando la correlación de fuerzas en la construcción de una sociedad con una justa distribución de la riqueza. Finalmente debemos consolidar la construcción del Movimiento Evita y ser parte del núcleo convocante del Frente para la Victoria.

Emilio: Tenemos pendiente también el tema de organizarnos mucho más. El Movimiento Evita es una fuerza joven que necesita discutir más política, elaborar, sintetizar más política. La Revista es una herramienta central para esto. Tenemos que abrir todo este espacio a otros sectores, creemos que estamos en ese camino.

Este es un año fuerte de gestión, como bien señalaba antes Edy, es un año también de consolidar conquistas y la manera es volver con la gente a las calles.

En Revista Evita, mayo de 2006.

viernes, 13 de abril de 2007

SAN MARTÍN Y LAS DOS CORRIENTES DE NUESTRA HISTORIA (1)

El conflicto de nuestra historia que se ha ocultado deliberadamente es el conflicto entre dos corrientes con sus figuraciones y desfiguraciones y sus contradicciones internas cuyos grandes rumbos ha definido el revisionismo histórico.

(...)

Efectivamente, desde un principio, en Mayo emancipador se definen las dos corrientes de nuestra historia.

Una tendencia trata en seguida de reducir el ámbito geográfico y humano de la revolución; su problema es casi un problema municipal, y el puerto de los exportadores e importadores, fija un destino a esta tendencia y ésta un destino a la nación. La Patria vista como un puerto con su prolongación pampeana, una cabeza de puente de Europa, destinada al intercambio de productos. Con ese punto de vista el país debe ser lo menos americano posible, lo más maleable a la europeización cultural según el modelo político francés de entonces, y según el plan económico inglés. Economía, sociedad y cultura deben acomodarse a ello, y se hace necesario disgregarse del todo americano, y subsidiariamente del todo geográfico que ha constituido el virreynato del Río de la Plata. La crisis de la Logia Lautaro, entre sanmartinianos y portuarios, es un anticipo de toda la historia argentina. Las tendencias que han combatido en los primeros gobiernos patrios ya están definidas. Con San Martín y los caudillos por un lado, y los directoriales y rivadavianos por el otro. El enfrentamiento se configura ab-initio.

La tentativa de que San Martín abandone la campaña de la independencia para decidir militarmente a favor de los que luego constituirán el partido unitario implica una doble maniobra: utilizarlo para terminar con el interior que se resiste a la política de la factoría portuaria, e inhabilitarlo para la obra de conjunto de la independencia americana. La negativa de San Martín lo salva a él y a su ejército para la gran empresa común y la libertad americana se integra. Pero Rivadavia en el poder impide a San Martín el cumplimiento de la estrategia de pinzas planeada. Cuando intenta, ya cortados los abastecimientos del ejército español con la conquista del litoral peruano, bajar hacia el sur, y reclama el aporte del Río de la Plata cuyas fuerzas deben avanzar desde la frontera jujeño-salteña, para completar la pinza, Rivadavia le niega el apoyo. (...)

Ya la revisión de la historia nos permite comprender la entrevista de Guayaquil, y descorrer el velo que oculta el misterio, que también ha servido para disociarnos entre sudamericanos del norte y sudamericanos del sur. El renunciamiento sanmartiniano se convierte así en la necesidad en que se encuentra el más débil, por la hostilidad de su gobierno a la empresa, de entregar el mando al más fuerte, Bolívar, que es el que está en condiciones de completar la obra americana, y no meramente porteña de los creadores de una factoría en lugar de una nación.

(...)

Como se ve San Martín tenía la clara percepción de un problema que saltaba a los ojos de los contemporáneos y que la historia oficial ha oscurecido. Los unitarios rivadavianos, tienen una política que será la de la oligarquía liberal después de Caseros y que consiste en separarnos de la empresa continental, de la empresa común americana, para establecer con urgencia la civilización europea, urgencia a la que es un obstáculo la realidad americana que quiere conformar el futuro por sí misma: quiere ser nación, con su espacio, su pueblo, su cultura y con una economía al servicio de sí misma. A esta concepción nacional, la concepción de factoría opondrá las fórmulas expresamente contrarias: en materia de espacio, el mal que aqueja a la Argentina es la extensión, en materia de población, exterminar la población nativa y sustituirla por inmigrantes -a lo que llaman “gobernar es poblar”-; en materia cultural, desprestigiar y destruir las bases culturales y religiosas constituyendo una “intelligentzia” de importación; en materia económica y social, destruir las artesanías propias, las industrias locales e impedir la formación de un capitalismo nacional y un pueblo de “pata al suelo”, consumidor de productos industriales importados, cada vez más caros -según la relación de los términos de intercambio- es decir la división internacional del trabajo propiciada por los apóstoles del librecambio, según el decir de Mitre, también consciente de la línea histórica suya, la opuesta a la sanmartiniana, y por lo cual proclamó el primer hombre civil de los argentinos a Rivadavia...

El renunciamiento obligado de San Martín costó al Río de la Plata la pérdida del Alto Perú. Pérdida querida por los rivadavianos que la buscaron en aquella negativa desde que no sólo redujeron el ámbito americano de la empresa, sino también el virreinal. Es toda una política, y se comprenderá cómo contemporáneamente han tolerado y estimulado la ocupación de la Banda Oriental por los portugueses, y dejan que continúe en ella el Imperio del Brasil después de su independencia. Si los trabajos de Rosas apoyando a Lavalleja en la invasión de los treinta y tres orientales, obligan a la guerra para salvar a la Banda Oriental, esto ocurre bajo la opinión exaltada por la victoria de Junín, que acaba con el dominio español en el Alto Perú, que ya se ha perdido para el Río de la Plata. Pero en guerra con el Brasil, los rivadavianos se niegan a aceptar la ayuda de Bolívar que propone avanzar a través del Paraguay hacia el centro del imperio brasileño. Son los mismos que después se aliaron con Brasil, Francia e Inglaterra para la política de estos contra la Patria Grande. Y por otra parte la diplomacia de García ya opera para perder en las negociaciones lo que se gana en el campo de batalla. ¿Pero es que acaso no es precisamente lo que busca la política inglesa, lo que quiere Ponsomby, y precisa Gordon: que ni el Brasil ni la Argentina posean la Banda Oriental, creando ese “algodón entre dos cristales”, que es el eufemismo que Inglaterra inventa para privar al Río de la Plata de su puerto fundamental, para impedirnos ser potencia marítima, y como principio de la exigida “libre navegación de los ríos”, al mismo tiempo que desarticula la cuenca del Plata?

Mitre vuelve a marcarnos la continuidad de esta política en la oración que proclamó a Rivadavia “el primer hombre civil de los argentinos”, destacando como una gloria esta increíble monstruosidad de haber rehusado la alianza con Bolívar en plena guerra, y en circunstancias cada día más adversas. En la misma oración también adjudica a Rivadavia la gloria de no haber concurrido al Congreso de Panamá, desintegrándose del resto de Latinoamérica, es decir, de haber practicado la desintegración del espacio virreinal y luego la continental.

Mitre será quien complete esa política de desintegración, y la guerra del Paraguay cerrará definitivamente las posibilidades de integración con Paraguay y la Banda Oriental. Si Caseros ha construido las bases de la nación factoría, que complementa la libre navegación de los ríos, Pavón ha terminado la posibilidad de una política de la Nación para fines propios. Después de la separación el Buenos Aires de Mitre sólo se reintegra si la república es una mera prolongación del puerto de Buenos Aires, organizada como prolongación de Europa y no como realización americana; así lo quiso el sector portuario, los “agiotistas y especuladores del puerto de Buenos Aires”, como les llamaba Rosas, y así habrá de organizarse la política nacional, la de la Patria Grande, para convertirse en esta de la Patria chica, cabeza de puente europea en el espacio americano.

Fácil resulta percibir las dos líneas históricas que hemos venido señalando. La Patria chica es hostil a la geografía y al hombre autóctono. Primero a lo americano y después a lo virreinal. Reduce el país y sustituye los hombres. Cuidará después de construirle al sustituto una mentalidad adecuada a la finalidad perseguida y el producto de esa cultura es la “intelligentzia”. Para formar esa “intelligentzia”, y convertirla a su vez en un instrumento formador se ha hecho la falsificación de la historia. Esa “intelligentzia” podrá dar política de partido, y difundirá ideologías sociales, planteos económicos, soluciones jurídicas, pero siempre desde afuera hacia adentro y condicionadas al esquema de factoría que corresponde a la mentalidad de Patria chica. Nunca una gran política, es decir, una política nacional.

Una política nacional supone una idea de Patria Grande, de finalidades trascendentes y de empresa colectiva hacia un ideal nacional, no hacia formas circunstanciales.

(...)

(1) En Política Nacional y Revisionismo Histórico de Arturo Jauretche.

miércoles, 11 de abril de 2007

Entrevista a Gildo Onorato: JP y coyuntura política

Gildo Onorato (28) es el responsable de la JP Evita. Entenderlo sería imposible sin tener en cuenta la explosión final del neoliberalismo, el 20 de diciembre de 2001. La década anterior, la juventud fue acumulando crecientes niveles de frustración: desempleo, drogas, pauperización de los padres. Toda esa ira hizo catarsis en la hora final del mandato de De la Rúa y desde entonces, distintas organizaciones intentaron canalizar este fervor militante. Probablemente, la JP Evita sea la juventud kirchnerista más movilizadora de estos tiempos.

Microbiografía

Nacido el 1 de junio de 1978 en Tandil, Gildo proviene de una familia de clase media del interior bonaerense. Su mamá fue la secretaria general del Partido Socialista local y los hermanos mayores se involucraron en la primavera del alfonsinismo en su lucha por los Derechos Humanos. No obstante, Gildo mantuvo en su adolescencia una visión crítica de la política, que expresaba en bandas punk-rock de corta existencia. Quizás en sus ensayos como cantante o bajista esté el germen de las jornadas de JP Rock que actualmente la juventud del Evita organiza.

En 1998 dejó Tandil para ingresar a la carrera de Psicología (Humanidades, UNLP). Al año siguiente ya tenía conciencia de la disolución social que implicaba el neoliberalismo. “El sistema te quería matar: marginalidad, mendicidad, injusticia. Y las salidas que te proponía, robar, drogarte, también resultaban destructivas. La gente vivía cada vez peor, algo había que hacer. En ese momento, entendí que había que luchar por la educación”, explicó Gildo. Esa misma lucha que narró Lorena Riesgo (entrevistada por la Agencia Paco Urondo a mediados de 2006), y de la que participaron también Santiago Martorelli y Silvana Soria. En 2000 conoció a Soledad Odoguardio, compañera de la Facultad. A principios de 2005 tuvieron su primer hijo, Camilo.

La construcción de una organización política

Aquel 1999, nace en Humanidades la revista Línea Subterránea. La misma dio a luz a una agrupación universitaria, la 20 de Febrero. “Teníamos una práctica dura, típica de la resistencia. Coordinábamos reivindicaciones con Quebracho y la izquierda más nacional. Hacia fines de 2001, consideramos que teníamos que intervenir políticamente más allá de la Universidad, salir a los barrios. Así nació 4P, Pan, Patria y Poder al Pueblo, en tributo a una frase de FORJA.”

La caída del régimen neoliberal precipitó los tiempos. “Ahí empezamos a fortalecer el diálogo con otras organizaciones de la resistencia. En 2002, en el marco de un conflicto docente con el gobernador Solá, nos reencontramos con los compañeros del PQR (Peronismo Que Resiste), donde estaba Emilio Pérsico y algunos de sus hijos, como Facundo. De esa convergencia nace el MTD Evita.”

El desocupado como sujeto social

“Nosotros buscábamos construir una identidad del desocupado como sujeto social, una identidad que se reconozca en el nacionalismo popular. La resistencia se había construido desde mediados de los 90, lo que faltaba era una proyección política para pelear por el poder. Queríamos hacerlo desde el nacionalismo. ¿Por qué desde el nacionalismo? Porque la izquierda no acumula sobre los procesos históricos. Acumula desde la crisis permanente. No ven los cambios graduales, niegan la creciente integración social y política que se está dando en Argentina, no aportan a un proceso de desarrollo histórico como el actual. Había que suplir ese déficit con una experiencia del conflicto social desde el nacionalismo popular revolucionario.”

Gildo explica que Lenin dice que el Estado es una maquinaria de violencia organizada. "La diferencia con la izquierda clásica es que ese mismo Estado puede expresar transformaciones promovidas por procesos revolucionarios. Se trataba de quebrar el Estado reaccionario y llevarlo a que sostenga el desarrollo de fuerzas nacionales. Esa transformación es posible según qué sectores sean representados por el Estado. En este aspecto, no todo Estado es por sí mismo negativo.”

“El Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) era la organización de la resistencia compuesta por el sector social que se identificaba como excluido y se paraba sobre la ruta para cortarla. El Movimiento Evita de Trabajadores por la Dignidad (METD) es un movimiento político que en su seno está compuesto por sectores que vienen de la exclusión y que ahora son constructores del nuevo proyecto político. Esta modificación de la subjetividad en esos sectores se da a partir de una modificación objetiva en la situación general. "

La llegada de Kirchner

“El Presidente asumió con el 23% de los votos y muy poco acompañamiento del sistema político tradicional. Kirchner decidió integrar el conflicto, a los que peleaban por un país más justo, a los que se oponían al neoliberalismo. Los enemigos del Estado, a partir de la asunción, se convirtieron en parte de la reconstrucción de un nuevo Estado.”

“La militancia popular modificó su rol, a partir del desarrollo de la inclusión social (cientos de programas sociales), de la acumulación creciente de inversión para la educación, la construcción, la producción. A partir de la reivindicación de los que peleaban por el futuro de la mayoría. Esto se puede ver en compañeros claves en el aparato estatal: Emilio Pérsico, Jorge “Huevo” Cevallos (Barrios de Pie – Libres del Sur), Luis D´Elía (Federación Tierra y Vivienda) y Edgardo De Petris (Frente Transversal). Más allá de las diferencias entre ellos, expresan ideas y al sujeto político de los que pelean desde adentro del Estado. El conflicto ya no es enemigo del Estado sino que es parte de él, ahora el Estado busca la manera de modificar las cosas."

La doctrina kirchnerista

“Al asumir Kichner, planteó un diálogo abierto a los movimientos sociales, populares, de Derechos Humanos. Tomó como propias las reivindicaciones de la resistencia. En fin, decidió acumular poder desde esos sectores. Este acercamiento también implicó ideológicamente una visión de la historia más comprometida con el Pueblo. Por ejemplo, los desaparecidos no se reivindican en el marco de la teoría de los Dos demonios o el Nunca más. Se los reivindica como luchadores revolucionarios. Desde entonces se inició un cambio en la direccionalidad del Estado, cambiaron los representados. Las posibilidades del campo popular necesitaban un nuevo Estado y eso se lo dio la asunción de Kirchner.”

Gildo continúa su exposición. “Un Estado revolucionario es la expresión política de un proceso revolucionario. Se trata del Movimiento Nacional. Sin él, no hay Proyecto Nacional. Como dice Emilio (Pérsico), 'mayor organización popular para mayor distribución de la riqueza, mayor distribución de la riqueza para mayor organización popular'. Hay que construir la herramienta política y la económica para un proyecto nacional en función de las mayorías.” Gildo afirma: “de todo esto tenemos el germen, pero todavía no tenemos las fuerzas necesarias para romper el continuismo.”

“Hay que pensar esta etapa como una transición, pero no de un modelo a otro, sino desde la nada del neoliberalismo al querer ser todo actual. Esto significa que en el marco de un orden injusto, hay que acumular desde los social, político, económico y cultural para quebrar ese orden y formar otro. Significa pasar a la contraofensiva popular.”

El Movimiento nacional

“El Movimiento nacional es una idea, un concepto que abarca a la mayor cantidad de sectores sociales, de organizaciones argentinas. Tiene dos momentos: el de movilización popular, generalmente en las Plazas. Como ejemplo, está la de Perón del 17 de octubre de 1945 o la incipiente Plaza de Kirchner, el 25 de mayo pasado. Luego está el segundo momento, el del voto popular, que implica conducir todas las fuerzas que confluyen. Por supuesto, ¡tienen contradicciones en su interior! El peronismo las tiene porque es lo más parecido a la sociedad argentina. El Movimiento nacional las tendrá porque será lo que la sociedad argentina es.”

Gildo aborda una de las temáticas clásicas del peronismo y el antiperonismo teórico: las contradicciones dentro del Movimiento nacional. “Pensar que la disputa se da internamente, con sectores del gobierno nacional es privilegiar a una parte del Movimiento. Las acumulaciones que señalaba antes irán -y van- resolviendo las contradicciones del Pueblo. No son más que contradicciones secundarias. Además, ¿dónde está la línea divisoria de los buenos y los malos? Esa línea no está tan clara, porque lo bueno no terminó de nacer ni lo malo de morir. Estamos inmersos en un universo de grises."

“El verdadero enemigo del Movimiento nacional es el imperialismo, en este caso el gobierno de Estados Unidos. Esa vocación imperial de sostener una política de sujetar económicamente los Pueblos para el beneficio de su propio Estado. Un gobierno en retroceso que detenta parcialmente el poder en su propio país. Cuyo objetivo es el desarrollo industrial y económico para garantizar su maquinaria militar. Otros enemigos del Movimiento nacional son aquellos que, sobre reivindicaciones legítimas pero secundarias, las convierten en las principales. Buscan dividir a los sectores sociales a partir de una estrategia donde privilegian su acumulación individual por sobre una estrategia nacional. En esta categoría entran una fracción de la izquierda pero también sectores del kirchnerismo que buscan construir alternativas al Frente para la Victoria. Sobre todo estos últimos, porque debilitan la estrategia de acumulación nacional del Presidente.”

“Respecto de los medios de comunicación, no hay que engañarse: expresan los intereses de sus dueños y de quienes les pagan. Son monopolios dependientes del capital financiero, expresiones políticas que sintetizan la oposición al Proyecto nacional. Por ejemplo, De Narváez es dueño de América 2. No va a tener una visión muy positiva del proceso actual.”

- Una última pregunta, ¿por qué le pusiste Camilo a tu hijo?

- Camilo nació a principios de 2005, en el marco de un proceso de avance popular. Camilo Cienfuegos fue símbolo del triunfo cubano de 1959. Con Soledad, queremos para él lo mismo que para nuestra vida personal: una práctica militante y la pasión por el otro. Si los tiempos hubieran sido de resistencia, le hubiera tocado otro nombre, como Facundo (por Quiroga), Rodolfo o Vicki (Walsh) o Felipe (Vallese). Ah, me olvidaba: Camilo es de la JP.

martes, 10 de abril de 2007

PALABRAS DE NESTOR KIRCHNER SOBRE EL ASESINATO DEL DOCENTE CARLOS FUENTEALBA

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER, DURANTE LA FIRMA, EN CASA DE GOBIERNO, DEL CONVENIO MARCO PARA TRES MIL SOLUCIONES HABITACIONALES EN LA PROVINCIA DE TUCUMÁN.

09/04/2007 - Casa Rosada, Salón Sur

Querido amigo, Gobernador de la provincia de Tucumán, José Alperovich; amigos, hermanos y hermanas, presentes aquí; funcionarios; Intendentes; representantes del pueblo tucumano; legisladores; amigos y amigas: realmente es muy importante poder cumplir la palabra empeñada y cuando anunciamos el anterior plan de viviendas, con José Alperovich, dijimos: “después vamos a tratar e intentar hacer más adelante hacer 3 mil viviendas más, más otras 3 mil para complementar las viviendas que Tucumán necesita”, que precisa muchísimo más.

Tucumán ha sido una provincia tremendamente olvidada, para que ustedes tomen en cuenta un dato que creo es muy importante: en Tucumán, en el año 2002, se invertían 24 millones; en el 2006 invertimos 354 millones concretos y reales, lo cual importa un crecimiento en la inversión de 1.374 por ciento más. Y esto, acompañado por la excelente gestión que está llevando adelante el señor Gobernador, más la gestión de todos los intendentes, están ayudando a que Tucumán pueda volver a tener la esperanza de ser lo que fue, en un momento, el “Jardín de la República” y después todas las cosas que le ha tocado sufrir a partir de tantas injusticias que le tocó vivir a nuestra hermana y querida provincia.

En Tucumán, evidentemente, al igual que en el resto de la Argentina, todavía estamos en el infierno, estamos luchando por salir, por trabajar, por construir un país distinto. Siempre digo que en el año 2002, 2003, cuando entré a gobernar y ni hablar del 2001 y todas las cosas que nos pasaron durante la década del 90, lo que nos pasó en el ‘76 a la fecha, inclusive antes, generaron y construyeron la Argentina del endeudamiento, la Argentina de la sumisión y la Argentina de la exclusión.

Siempre recuerdo que acá cuando me tocó asumir, el día 25 de mayo de 2003, al otro día habían miles y miles de personas que no tenían nada a lo largo del país y pedían soluciones porque habían sido despojados, habían perdido todo con el proceso neoliberal que se llevó en la Argentina, habían perdido todo. Yo me encerré en el despacho, cuando entré, estaba con mis hijos y con Cristina, y dije: “¿y ahora?” Ahora vamos a poner más fuerza que nunca, más ganas que nunca, más sentido de argentinidad que nunca, sabiendo que partíamos de menos cien, porque todos tenemos que recordar las cosas que nos pasaban y sucedían.

Y empezamos a construir una Argentina que va recobrando la posibilidad de salir del infierno, empezamos a reconstruir una Argentina que está paulatinamente venciendo la exclusión. Basta ver la baja de los números de la pobreza… claro 26.9 contra 60 que había; ha bajado casi el 33 por ciento, el 33.1 por ciento de la pobreza; el 27 por ciento de la indigencia contra el 8 por ciento, ha bajado el 19 por ciento, el doscientos y tantos por ciento; la desocupación casi en 30, a un promedio entre el 8.7, el 9, el nueve y pico, que puede ser la desocupación de acuerdo con la estacionalidad que pueda tener de acuerdo con las distintas partes del año, porque ustedes saben que tiene una estacionalidad determinada. Eso es un avance muy importante, también el crecimiento de la industria nacional, el crecimiento del poder adquisitivo de los trabajadores y evidentemente el crecimiento de la rentabilidad de los empresarios nacionales y de todos los que trabajan con buena fe en la Argentina, el desendeudamiento del país son cosas inobjetablemente logradas, que evidentemente molestan mucho a los intereses de siempre, que siguen con ese ánimo antinacional, de no querer a las grandes masas nacionales y demás.

Es decir, todo lo que sea, como estas inversiones en obras públicas, esta inversión en infraestructura, todo lo que es inversión para mejorar la vida del pueblo y mejorar la vida del país es tomado como gasto público improductivo, por parte de algunos señores que viven acá en esta ciudad, que viven muy bien y saben muy poco lo que pasa en el resto de la Argentina, lo viven tocando de oídos. Entonces viven expresándose de esa forma de manera permanente, pero quédense tranquilos que nosotros no vamos a cesar, porque ya vimos lo pasó en la historia de esta Argentina. Y a veces esa bronca y ese odio visceral que nosotros no tenemos, lo tienen esos sectores que fueron privilegiados permanentemente a costa de la espalda de todos los argentinos. Nosotros tenemos amor, nosotros tenemos predisposición, si claro que queremos justicia y memoria, y que queremos que funcione a fondo la Justicia porque es una cuestión central.

Por eso yo cuando veía los acontecimientos, que lamentablemente pasaron estos últimos días, y que nos duelen profundamente a todos los argentinos – y no le duele más a unos que a otros, nos duele a todos los argentinos - aunque evidentemente lo más importante siempre es ese terrible dolor y esa pérdida irreparable que tiene la familia.

Primero, creo que algunos periodistas capitalinos se tienen que acostumbrar a que yo hable de cualquier lugar de la Argentina. Dicen: “el presidente habla o no habla”. La Argentina es toda. Pareciera ser que si no se habla desde Capital Federal no se habla, yo la adoro y la quiero a la Capital Federal, pero yo puedo hablar desde cualquier punto de la Argentina, me gusta andar mucho, soy un hombre federal. Creo que todos los argentinos somos iguales, entonces hablo del lugar donde esté. Mañana estaré en Hurligham, pasado en Arrecife, a mí me gusta caminar, estar con la gente, trabajar, realizar permanentemente. (APLAUSOS).

Pero les decía, acá lo grave es los que fueron construyendo esta Doctrina de la Seguridad Nacional (bis). Yo recuerdo y tengo acá porque uno de los responsables de la construcción de esta doctrina… porque las demandas a veces son justas, a veces injustas. No siempre el que está demandando algo tiene la razón o la razón total y absoluta, siempre hay una verdad relativa en cada tema. Pero hay un tema que es fundamental, cuando explotó la Argentina se vivía la tensión de la exclusión y ahora vamos a vivir la tensión del crecimiento. ¿Cuál es la tensión del crecimiento? Es cuando la Argentina empieza a recuperarse, a tratar de salir del infierno, y todos los argentinos queremos – además lo dicen todos y yo lo comparto plenamente- es que contribuyamos con políticas que consoliden la paulatina distribución del ingreso en este país, que es fundamental y central.

Y esa tensión del crecimiento es natural en democracia. No hay que alarmarse, que en democracia haya gente que discuta, se enoje, diga algunas cosas duras o no, es parte de la democracia, pero yo abrazo este sistema con todas mis fuerzas ante cualquier otro sistema, porque este sistema es donde la gente se expresa y donde cada uno va queriendo defender sus intereses, que después tienen que confluir en intereses comunes que nos permitan la convivencia con respeto y racionalidad. Pero es así.

Entonces, a veces, surgen discusiones en los diversos ámbitos, pero está bien se debe discutir, se debe debatir, lo que no significa tampoco dar razones cuando uno cree que esas razones son diferentes, pero esto no habilita, bajo ningún aspecto, a establecer esta Doctrina de la Seguridad Nacional (bis), la cual tiene sus comienzos y de la cual es uno de los grandes responsables el Diario “La Nación” de esta doctrina. Pero como siempre el Diario “La Nación” tira la piedra y esconde la mano, esta es la realidad. Ya vimos cuál fue el comportamiento que tuvo en el proceso, es decir “La Nación”, generalmente, está del lado de aquellos que rara vez defienden las políticas nacionales y defienden a la gente en general, siempre está con aquellos intereses que han perjudicado globalmente al país, después se quieren hacer los distraídos pero no resisten un archivo. No resisten un archivo.

Tanto que no resisten un archivo, que a mí que gustar leer, escoger… Yo estaba leyendo una editorial, que puede ser casi fundacional de esa Doctrina de Seguridad Nacional (bis), que se publicó el 27 de junio de 2002, donde habla del “piquete a la tragedia”, y donde tiene frases como las que voy a leer. Ellos dicen: “Quienes actúan conforme con la ley, terminan siendo castigados por cumplir con su deber, mientras los generadores de los desórdenes no reciben sanción alguna”. ¿Se acuerdan en el 2002, cuando pasó lo de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán? Después tuvieron que cambiar, cuando aparecieron las fotos de esos chicos, que fueron masacrados (Kosteki y Santillán), tuvieron que cambiar rápidamente toda esa teoría, que justificaba la represión terrible que se dio en Avellaneda.

Y así a este presidente, que ustedes ven acá, porque acá hemos tenido miles y miles de manifestaciones, creo que no debe haber cuenta-kilómetro que pueda marcar o cuenta-manifestaciones que puedan contar las movilizaciones de gente que han venido a reclamar por distintos temas - con razón o sin ella - pero han estado acá y decían que yo era muy permisivo, que yo no hacía aplicar la ley, que no aplicaba la autoridad. Bueno, según como se mira es el tema. Creo que tenemos que vivir en orden, en convivencia y demás, pero siempre voy a apelar, aún a costa de que digan que soy permisivo y demás, por la convivencia. Prefiero que me critiquen de esta forma y que la gente se pueda expresar de esta forma y plenamente, así yo esté de acuerdo con lo que expresen o no o esté totalmente en desacuerdo, eso es parte de la democracia. Uno es dueño de lo que cada uno pueda expresar, en democracia cada uno puede expresar lo que quiere y eso me parece legítimo, más allá que uno pueda estar de acuerdo o no, que tenga más o menos razones o que tenga más o menos fundamentos.

Estos defensores y constructores de la Doctrina de la Seguridad Nacional Bis –se los digo a ustedes, a los que están sentados en sus casas-, son los que cuando lamentablemente pasa este tipo de hechos terribles, se esconden, tratan de decir que en el país existen tensiones sociales, esto o lo otro y tratan de desconocer todo lo que se ha hecho. En la Argentina como en cualquier parte, toda sociedad que esté viva tiene cierto nivel de conflictividad social y cuando llega cierto momento del año, también se discuten los salarios y otras cosas.

Ahora, querer echarle la culpa a que haya pasado este tema porque el Secretario General del gremio de CTERA más los otros secretarios generales de los otros gremios hayan llegado a un acuerdo con Filmus para garantizar un sueldo mínimo a los docentes...Como ustedes saben, los docentes son de jurisdicción provincial, y la Nación ha ido en ayuda de aquellas once provincias que no llegaban para ese sueldo mínimo: primero, fue de 700 pesos en 2005, 840 en 2006 y 1.040 ahora y lo que hizo el Gobierno nacional fue, en aquellas provincias que no podían llegar porque están en una situación económica más comprometida para pagar los 1.040, aportar ese dinero para poder llegar al sueldo mínimo de 1.040 de donde habíamos partido con el sueldo de los docentes, respetando la discusión provincial que se diera en cada lugar, en cada situación y de acuerdo con cada situación que se diera.

Querer decir que ése fue un acuerdo electoralista, querer decir que eso fue la generadora de situaciones lamentables que a todos nos duelen muchísimo, casi es un acto de voluntarismo que no tiene sentido para tratar de criticar lo que no se puede criticar. Antes, los gobiernos nacionales no se preocupaban del sueldo mínimo de los docentes ni de la Ley de Educación ni de que fueran 6 puntos del Producto Bruto Interno para educación ni por la inversión en escuelas como se ha hecho –y que es grandísima- ni de nada de eso. Puede ser que a veces las cosas se crucen, pero, evidentemente, creo que esto tiene que quedar absolutamente claro.

Acá llamo a todos los sectores de la sociedad argentina a la convivencia, a la racionalidad, a la responsabilidad, a que no tengan miedo a que existan conflictos en democracia, porque en democracia siempre existen conflictos. Tenemos que tener racionalidad, capacidad de convivencia y entender hasta dónde se puede avanzar. A todos nos gusta y es legítimo ganar más, pero todo tiene un límite en función del avance del país. No hay que derrumbar este esfuerzo que tanto nos llevó construir.

¿Saben cuánta más gente tiene trabajo o cuántos menos pobres hay? Todo eso hay que cuidarlo muchísimo y, por supuesto, hay que ir mejorando paulatinamente la situación de todos los argentinos.

A mí siempre me han criticado porque uno de los que ha promovido la discusión salarial con seriedad y responsabilidad permanentemente fui yo.

Pero que este diario, más algunos comentaristas de la realidad que quieren buscar este tipo de justificaciones, entiendan que ésta es una Argentina diferente, ésta es una Argentina distinta, que los argentinos hemos decidido empezar a cambiar, que la Argentina no termina en la General Paz, sino que existe en todo el país, que cada provincia tiene su propia personalidad, su propia identidad. Todo esto me parece perfecto en un país plural y en un país como el nuestro.

Esto lo quería decir con toda claridad. Y cuando el Presidente habla -en este caso me toca a mí serlo en este tiempo de la historia- de cualquier lugar de la Argentina puede hacerlo. En mi caso, no tengo que estar necesariamente aquí, en la Capital, para hacerlo. Es hora de que se den cuenta que este país es de todos, con todos y para todos. (APLAUSOS)

Por eso, nosotros repudiamos la violencia fuertemente y, por supuesto, quienes estamos en el Estado tenemos que ejercer con responsabilidad el monopolio de la seguridad como corresponde, más en este tipo de movilizaciones. Lo tenemos que hacer con mucha responsabilidad porque tenemos que garantizar que los argentinos podamos convivir y que todos nos podamos expresar.

Creo que el país paulatinamente va a ir madurando hacia alcanzar cada vez mejores niveles de convivencia y este hecho lamentable, pero realmente lamentable, como en su momento fueron los de Kosteki y Santillán y tantos otros que nos tocaron vivir en la Argentina, esperemos que nunca más se dé porque, a veces, es preferible aparecer como permisivo total. Yo amo la vida, quiero la vida de todos, aún hasta la de los adversarios más fuertes, pero siempre con justicia, con memoria, la vida en serio y siempre hay que garantizar y salvaguardar la vida antes que hacer alguna demostración de esta doctrina de “Seguridad Nacional 2” que algunos la fueron acuñando durante mucho tiempo, porque parece ser que para ser buen gobernante, hay que andar con un palo en la mano.

Yo sigo sosteniendo que hay que andar con el corazón en la mano, con toda la apertura, con la capacidad de discutir cuando uno no está de acuerdo, porque no necesariamente uno tiene que estar de acuerdo con quienes peticionan o piden algo, es natural en democracia, y no siempre tiene razón el que peticiona o pide, es cuestión de discutir cada tema como corresponde, pero todos los argentinos debemos trabajar para garantizar ese bien tan preciado que es la vida.

Después, aquellos que escriben ciertas cosas, que tiran la piedra y esconden la mano, que se muevan en un marco de autoridad moral distinta. No quiero profundizar la cosa, pero han pasado algunos añitos de las cosas que han escrito. La verdad es que lo dejo ahí, pero si ustedes lo miran a lo largo del tiempo, creo que algunos tendrían que hacerse una severa autocrítica acerca de quiénes fueron los creadores de esta filosofía y de este concepto.

Reitero: en la diversidad, en la pluralidad, en las distintas visiones, la discusión fuerte, siempre debe hacerse con un criterio amplio, de convivencia y de racionalidad.

Con respecto a Tucumán, que sepan los tucumanos que este amigo de ustedes, que soy yo, que siempre me recibieron tan bien sabiendo que era un humilde santacruceño que fue a Tucumán a buscar la ayuda de los tucumanos para intentar gobernar la Argentina, la verdad es que les estoy eternamente agradecido. Vi la Tucumán destrozada, vi la Tucumán que se desbarrancaba, el otro día Alicia me contaba las cosas que pasaban y así seguí de cerca todo el proceso de las inundaciones y decía “otra vez, con todo lo que estamos luchando para levantar a Tucumán y estas cuestiones de la naturaleza...”, y acá les digo a los tucumanos que sepan que vamos a trabajar fortísimo para que Tucumán siga saliendo del infierno, para que se corrijan todos los errores que hay que corregir y para que podamos hacer la provincia que los tucumanos se merecen y que la Argentina quiere, ese Tucumán que siempre fue un ejemplo permanente. (APLAUSOS)

Finalmente, a todos los argentinos más trabajo, más esfuerzo, más solidaridad, sigamos avanzando, estamos creciendo, estamos mejorando, pero siempre tengamos memoria de dónde partimos para entender las cosas que todavía nos pasan. Algunos dicen “pero, bueno, la Argentina está creciendo y todavía...”, sí, pero deben pasar cosas durante muchos años. Fíjense ustedes las cosas que pasaron en Francia en los últimos meses y demás, en España, países desarrollados que también tienen conflictos. En la democracia existen los conflictos, en los procesos, en las dictaduras –inclusive apoyados por este diario que yo les nombraba- reprimen, extinguen, desaparecen los que generan conflictos; en las democracias estamos todos y todos nos expresamos como queremos.

Así que, mil veces ¡viva la democracia! con esa tensión del crecimiento y muchas veces con conflictos, pero con racionalidad más allá de que se tenga razón o no, que siempre se puedan conciliar los intereses en forma superadora, antes que esas etapas oscuras que tuvo la Doctrina de Seguridad Nacional I y que algunos quieren recrear en una etapa de Seguridad Nacional II.

Yo me inclino por la libertad, por la democracia y si para garantizar eso en la Argentina a algunos los tranquiliza insultarme, etcétera, bueno, yo no tengo problemas. Prefiero eso toda la vida porque sé que así vamos a estar asumiendo las responsabilidades que tenemos y estamos construyendo la Argentina que nosotros debemos construir entre todos. Y esto lo vamos a hacer defendiendo el proyecto, defendiendo las ideas, defendiendo el concepto y defendiendo una política nacional de construcción que nos permita autonomía en la globalización, una política de inclusión, una política de distribución, una política que definitivamente nos permita el desarrollo con una industria nacional, con una producción global hacia el uso del conjunto del país y con una inserción que definitivamente nos permita construir la Argentina que no se construyó porque estaba endeudándose permanentemente.

Discúlpenme que me extendí un poco, pero la verdad es que hay hechos o circunstancias que merecen ser comentadas y analizadas con este marco, con esta tranquilidad, con este respeto con el que estamos hoy aquí, y, realmente, con un dolor incomparable, el dolor incomparable por la pérdida de una vida humana.

No importa si estábamos acá o más allá, para mí es un argentino que, según su visión, estaba haciendo lo que correspondía y que por pensar de una determinada forma, por ahí, o ahí o así fue fusilado y eso, evidentemente, no puede ni debe pasar nunca más en la Argentina.

Muchas gracias. (APLAUSOS)

lunes, 9 de abril de 2007

PROBLEMAS ESTRATEGICOS DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA DE CHINA (MAO TSE TUNG)

LA ESTRATEGIA ESTUDIA LAS LEYES QUE RIGEN LA SITUACION DE GUERRA EN SU CONJUNTO

Dondequiera que haya guerra, existe una situación de guerra en su conjunto. Una situación de guerra en su conjunto puede abarcar el mundo entero, un país, una zona guerrillera independiente o un importante frente de operaciones independiente. Toda situación de guerra de carácter tal que requiera una consideración global de sus aspectos y etapas, es una situación de guerra en su conjunto.

Estudiar las leyes de la dirección de la guerra que rigen una situación de guerra en su conjunto, es tarea de la estrategia. Estudiar las leyes de la dirección de la guerra que rigen una situación parcial de guerra, es tarea de la ciencia de las campañas y de la táctica[1].

¿Por qué es necesario que el comandante de una campaña militar o de una operación táctica comprenda en cierto grado las leyes de la estrategia? Porque la comprensión del conjunto le facilita el manejo de la parte, y porque la parte está subordinada al conjunto. La idea de que la victoria estratégica está determinada por los éxitos tácticos es errónea, porque pasa por alto el hecho de que la victoria o la derrota de una guerra depende, principalmente y antes que nada, de si se toman adecuadamente en cuenta la situación en su conjunto y cada una de las etapas de la guerra. Si se cometen faltas o errores graves a este respecto, la guerra se perderá inevitablemente. En ajedrez, "un movimiento imprudente hace perder la partida": esto se refiere a un movimiento que afecta al todo, es decir, a un movimiento que tiene importancia decisiva para el todo, y no a un movimiento de carácter parcial, no decisivo para el todo. Así es en ajedrez, así es también en la guerra.

Pero el todo no puede existir aislada e independientemente de sus partes, ya que está compuesto de todas ellas. A veces la destrucción o derrota de ciertas partes no acarrea serias consecuencias al todo, porque esas partes no tienen importancia decisiva para él. Algunas derrotas o fracasos en las operaciones tácticas o en las campañas a menudo no conducen al deterioro de la situación de guerra en su conjunto, porque estas derrotas no son de importancia decisiva. Pero la pérdida de la mayoría de las campañas que constituyen la situación de guerra en su conjunto, o de una o dos campañas decisivas, cambia inmediatamente toda la situación. Aquí "la mayoría de las campañas" o "una o dos campañas" son decisivas. En la historia de las guerras, ha habido casos en que después de una serie de victorias, una sola derrota redujo a la nada todos los éxitos logrados; ha habido también casos en que después de numerosas derrotas, una sola victoria produjo una nueva situación. Aquí la "serie de victorias" y las "numerosas derrotas" eran de carácter parcial y no decisivas para la situación en su conjunto, en tanto que la "sola derrota" y la "sola victoria" fueron factores decisivos. Todo esto explica la importancia que tiene el tomar en cuenta la situación en su conjunto. Para quien tiene el mando general, lo más importante es concentrar su atención en la situación de guerra en su conjunto. Lo principal es considerar, a la luz de las circunstancias, los problemas de la formación de unidades y de agrupaciones de tropas, así como de las relaciones entre dos campañas, entre las distintas etapas de operaciones y entre el conjunto de nuestras actividades y el de las actividades enemigas. Todos estos problemas requieren sus mayores esfuerzos; si los abandona y se pierde en problemas secundarios, difícilmente podrá evitar reveses.

La relación entre el todo y la parte se refiere no sólo a la relación entre la estrategia y la campaña militar, sino también a la relación que hay entre la campaña militar y la táctica. La relación entre las operaciones de una división y las de sus regimientos y batallones, y la relación entre las operaciones de una compañía y las de sus pelotones y escuadras son ejemplos concretos. El jefe militar, a cualquier nivel, debe concentrar su atención en los problemas o acciones más importantes y decisivos para toda la situación que está bajo su dirección, y no en otros problemas o acciones.

Para determinar qué es importante y decisivo, no hay que partir de condiciones generales o abstractas, sino de condiciones concretas. En una operación militar, la dirección y el punto de asalto deben elegirse con arreglo a la situación real del enemigo, al terreno y a la fuerza de nuestras tropas en el momento dado. Donde el avituallamiento es abundante, hay que cuidar de que los soldados no coman demasiado; pero donde es insuficiente, hay que cuidar de que no pasen hambre. En las zonas blancas, la filtración de una sola información puede ocasionar la derrota en un combate posterior, mientras que en las zonas rojas, tal filtración de ordinario no es lo más grave. Es necesario que los mandos superiores participen personalmente en ciertas campañas, pero en otras no. Para una academia militar, lo más importante es elegir el director y los instructores y establecer la orientación de la enseñanza. Para un mitin de masas, lo principal es movilizar a éstas para que asistan, y plantear consignas apropiadas. Aún se podrían citar más ejemplos. En una palabra, el principio consiste en concentrar nuestra atención en los factores importantes de los que depende la situación en su conjunto.

El estudio de las leyes de la dirección de una guerra en su conjunto, sólo es posible mediante una profunda reflexión. Porque lo que corresponde a una situación en su conjunto no es visible, y sólo se puede comprender mediante una reflexión profunda; no hay otro medio. Pero como el todo está compuesto por sus partes, quien tenga experiencia en las partes, experiencia en las campañas y la táctica, podrá comprender cosas de un orden superior, siempre que esté dispuesto a pensar seriamente. Entre los problemas estratégicos figuran los siguientes:

Tomar en consideración la relación entre el enemigo y nosotros.

Tomar en consideración la relación entre las diversas campañas y entre las diversas etapas de operaciones.

Tomar en consideración ciertas partes que son importantes (decisivas) para la situación en su conjunto.

Tomar en consideración las características específicas de la situación general.

Tomar en consideración la relación entre el frente y la retaguardia.

Tomar en consideración la distinción así como la conexión entre las pérdidas y su reposición, entre el combate y el descanso, entre la concentración y la dispersión de las fuerzas, entre el ataque y la defensa, entre el avance y la retirada, entre cubrirse y exponerse, entre el ataque principal y los ataques secundarios, entre el asalto y la contención, entre la centralización y la descentralización del mando, entre la guerra prolongada y la guerra de decisión rápida, entre la guerra de posiciones y la guerra de movimientos, entre las fuerzas propias y las vecinas, entre una y otra arma del ejército, entre los mandos superiores y los inferiores, entre los cuadros y los soldados rasos, entre los veteranos y los bisoños, entre los cuadros superiores y los inferiores, entre los cuadros veteranos y los nuevos, entre las zonas rojas y las blancas, entre las zonas rojas antiguas y las nuevas, entre la región central y las periféricas de una base de apoyo dada, entre el tiempo frío y el caluroso, entre la victoria y la derrota, entre las agrupaciones grandes y las pequeñas, entre el ejército regular y las fuerzas guerrilleras, entre el aniquilamiento del enemigo y el ganarse a las masas, entre el engrosamiento de las filas del Ejército Rojo y su consolidación, entre el trabajo militar y el político, entre las tareas del pasado y las presentes, entre las tareas actuales y las futuras, entre una y otra tarea en diferentes condiciones, entre frentes estables y frentes fluidos, entre la guerra civil y la guerra nacional, entre una etapa histórica y otra, etc., etc.

Todos éstos son problemas que no podemos ver con los ojos, pero si reflexionamos cuidadosamente, podemos comprenderlos, captarlos y dominarlos todos, es decir, resolver todos los problemas importantes de la guerra o de las operaciones militares elevándolos a un nivel superior de principio. Nuestra tarea en el estudio de los problemas estratégicos es conseguir este objetivo.

martes, 3 de abril de 2007

Conducción Política (J. D. Perón)

DOCTRINA, TEORIA Y FORMAS DE EJECUCION

He tenido una preocupación desde hace mucho tiempo, referente a la instauración, dentro de nuestro Movimiento, de una Escuela destinada a ir desarrollando nuestra doctrina. Las doctrinas son, generalmente, exposiciones sintéticas de grandes líneas de orientación, y representan, en sí y en su propia síntesis, solamente el enunciado de innumerables problemas; pero la solución de esos problemas, realizada por el examen analítico de los mismos, no puede formar cuerpo en esa doctrina sin que constituya toda una teoría de la doctrina misma, así como también de ese análisis surgen las formas de ejecución de esa doctrina y de esa teoría. Una doctrina sin teoría resulta incompleta; pero una doctrina y una teoría sin las formas de realizarlas, resultan inútiles; de manera que uno no ha cumplido el ciclo real e integral mientras no haya conformado e inculcado una doctrina, enseñado una teoría y establecido las formas de cumplir una y otra.

Todas las doctrinas han sufrido terribles deformaciones en el mundo, y las deformaciones doctrinarias tienden a la diversificación de los grupos que las apoyan y terminan por disociar a las comunidades que las practican. No hay doctrina en el mundo que haya escapado a este tipo de deformación, por falta de unidad de doctrina. Por eso es función de la Escuela la unificación de la doctrina, vale decir, dar unidad de doctrina a los hombres; en otras palabras, enseñar a percibir los fenómenos de una manera que es similar para todos, apreciarlos también de un mismo modo, resolverlos de igual manera y proceder en la ejecución con una técnica también similar. Eso es conseguir la unidad de doctrina, para que un peronista en Jujuy y otro en Tierra del Fuego, con el mismo problema, intuitivamente estén inclinados a realizarlo de la misma manera, a través de la operación de cualquier inteligencia, que va desde la percepción al análisis, del análisis a la síntesis, de la síntesis a una resolución y de la resolución a la ejecución.


CONDUCCION ESTRATEGICA Y CONDUCCION TACTICA

Comencemos por establecer que la conducción política tiene dos aspectos bien diferenciados ya sea que se trate de lo estratégico o de lo táctico. Lo primero comprende el conjunto. Lo táctico es la ejecución por las partes. Lo estratégico es la guerra, lo táctico es la batalla o las batallas. De esa manera es preciso comprender que aunque ambas cosas corresponden a lo mismo, pertenecen a actividades distintas. Así la táctica depende de la estrategia, y se realiza en absoluta dependencia de las finalidades fijadas por ésta.

Lo estratégico puede dirigirse y manejarse a distancia. Lo táctico debe ser conducido desde el propio teatro de operaciones. Ambas cosas resultan de las diferentes condiciones de tiempo y espacio en que se realizan las acciones, porque una cosa es concebir y ordenar, y otra muy distinta realizar.

Es dentro de este concepto general, que hay que concebir la conducción del Movimiento Peronista; la conducción estratégica en manos del Comando Superior Peronista y la conducción táctica en manos del Consejo Superior del Movimiento. El primero concibe y da instrucciones para el logro de los objetivos; el segundo se encarga de la ejecución en el propio teatro de operaciones.

Las misiones de la conducción estratégica en la dirección del conjunto del Movimiento Peronista están bien determinadas:

1. Mantener la unidad del Movimiento, imponiendo por todos los medios la Unión, Solidaridad y Organización.
2. Mantener la orientación ideológica y la unidad doctrinaria.
3. Mantener y desarrollar las relaciones internacionales del Movimiento Peronista.
4. Aprobar y revisar las resoluciones tácticas que, por su importancia, puedan tener aspectos que interesan a la conducción estratégica.


Acción estratégica y acción táctica

En toda conducción es necesario distinguir dos clases acciones. Una, de acciones que obedecen a la conducción de conjunto, lo que llamaríamos en política la conducción estratégica, o sea la conducción total. Y otra, que llamaríamos la conducción de las partes, es decir, la conducción táctica. En este sentido, aplicada la conducción a la política, la estrategia busca dominar a los adversarios de conjunto, y la conducción táctica prepara el éxito de la conducción estratégica, dominando local y parcialmente en la lucha de las partes; si la conducción táctica da éxito, prepara el éxito de la conducción estratégica. Esto es indispensable para establecer un método.


Definición de estrategia y táctica en política

¿Qué hace la estrategia en la política? Prepara las mejores condiciones generales para obtener el éxito táctico en las acciones parciales. Eso tomaremos en adelante, para entendernos, como definición de lo que es la estrategia política. Estrategia política es la serie de medidas y acciones que la conducción general establece dentro del marco total, para preparar las mejores condiciones de la lucha táctica en los lugares donde ella se realiza. Y la lucha táctica, o sea la táctica política, es la acción puesta en movimiento en los sectores de acción política para vencer en la lucha dirigida contra los adversarios. Es decir, en otras palabras, que quien hace la conducción general, el conductor, tiene por misión actuar en el campo político en forma tal que posibilite las mejores condiciones de lucha, en cada lugar que ella se realice.


Equilibrio entre la acción particular y la de conjunto

Otra cosa que hay que vigilar permanentemente, en la conducción, es que las partes se encuadren siempre en la situación de conjunto y en la acción de conjunto. Una de las cosas más comunes en la conducción política es que el que conduce en el lugar cree que el mundo gira alrededor del pueblo que dirige, y entonces no hay problema que él no subordine a la acción política que desarrolla allá en el pueblito. Cuando viene alguna cosa, la resuelve por su cuenta. No es ése el procedimiento. El que hace una conducción de su pueblito, departamento, provincia o territorio, ha de pensar siempre que va a resolver alguna cuestión de lucha política, y ha de pensar, también, si eso que él hace favorece a la acción de conjunto o no la favorece, en cuyo caso, si no está seguro, lo mejor es consultar a la acción de conjunto.


La conducción táctica no debe resolverse unilateralmente

Vale decir, que nunca, en la conducción táctica de una acción política, ha de pensarse y resolverse unilateralmente, porque así es como se rompe la unidad de acción y se actúa en fuerzas disolventes en vez de fuerzas concurrentes, que es la base del éxito en la política.

De la misma manera, en una situación estratégica falsa, el éxito en el pueblito no salva nada. ¿Qué va a hacer con que venza en el pueblito si perdemos en la República? Es una situación bien clarita: en una situación política estratégica el éxito táctico no conduce a nada.

Por esa razón, en esto hay que llevar a los hombres y a la mentalidad de los hombres que conducen, que nada ha de hacerse fuera de la situación de conjunto, porque lo que decide es esa situación de conjunto. De nada le va a valer a un peronista ser convencional en Calamuchita, si el presidente de la República fuese un conservador. Es decir, hay que servir al conjunto, en primer término, y, dentro del conjunto, actuar.


CONDUCCION POLITICA Y CONDUCCION MILITAR

En otras palabras, la conducción no es el mando por eso los generales no sirven para esto, porque los generales están acostumbrados a mandar. Son unos hombres que a los quince años son puestos al frente de una unidad y empiezan a educarse en la disciplina. Cuando tienen dieciocho años recién, empiezan a mandar; y entonces para ellos todo es mando. Luego, cuando llegan a general, les ponen tres o cuatro mil hombres a sus órdenes, les dan su grado, el código de justicia militar y el mando. Nadie dice que no. ¡Cómo va a decir que no!

En la política el asunto es otra cosa. Primero, que nadie le da los tres mil hombres; se los tiene que ganar el conductor. El grado no lo tiene, ni tampoco el código, y si manda una cosa sin sentido no le obedece nadie. Esa es una conducción muy distinta. Aquí hay que arreglárselas para que la gente haga caso y, sobre todo, tener cuidado de no ordenar nunca nada que no se pueda hacer, porque si eso se hace una vez, abre la puerta para que por ahí pasen todos los demás que no quieren hacer lo que deben o lo que conviene hacer.

La conducción política es difícil, porque es cuestión de tacto, ductilidad y aplicación consciente de las medidas de la conducción.

Si un general da una orden mal dada, lo más que le puede pasar es arrepentirse y dar una contraorden. En política, una vez que se toma una medida mala, ya no tiene arreglo. Dirán que es un torpe, un sinvergüenza, y eso nadie se lo sacará más de encima, porque no tiene el código ni un montón de cosas con que cuentan los militares.

De manera que esta conducción ha de meditarse muy profundamente, porque la disciplina con que se actúa en política es muy distinta de la militar.

Es una disciplina consciente, como lo es también la militar, pero sin rigidez; porque el militar está allí en un servicio: si es soldado, obligatorio, y si es jefe u oficial, en su profesión, de la cual él ha hecho fe para cumplirla y ha jurado realizarla con honor, disciplina y dignidad. De manera que cuando recibe una orden, buena o mala, está obligado a cumplirla, porque está en su servicio, en su obligación; pero al político si le dan una orden que no le gusta, manda al diablo al conductor y no la cumple. Es decir, que hay un grado y una forma totalmente distintos de disciplina. Es una disciplina de corazón, basada en la comprensión y en la persuasión, no en las órdenes ni en las obligaciones.


FUERZAS FAVORABLES Y DESFAVORABLES

Las fuerzas las debemos considerar divididas en dos aspectos: las fuerzas que son favorables a la acción y las que son desfavorables a la acción.

La acción política es una lucha de voluntades. ¿Cuáles obedecen a nuestra voluntad y cuáles a la voluntad contraria a la nuestra? Quiénes son peronistas y quiénes son de la "contra", diríamos nosotros. Es decir, estudiar minuciosamente esas fuerzas


LA ECONOMÍA DE FUERZAS

En la clase anterior había dejado para tratar hoy lo que se refiere a uno de los grandes principios de la conducción, quizá el más fundamental de todos: el de la economía de fuerzas. En la conducción política –que indudablemente involucra siempre fuerzas políticas- la economía de fuerzas es un sistema que permite obtener un poder concentrado en un lugar y en un momento.

La lucha política presupone una acción permanente en numerosos lugares y de regular intensidad, vale decir, una lucha distribuida en el espacio en que se actúa y en el tiempo. Tiempo y espacio; dos factores de toda acción de lucha.

El principio de la economía de fuerzas establece, como condición fundamental para vencer en la lucha política, que es necesario ser más fuerte en la acción en un momento y en un lugar, que es donde se produce la decisión. Observen ustedes que esto es toda una técnica que no obedece solamente a lucha. Es un principio casi universal y permanente en la vida.

Vale decir, que en toda acción, sea ésta de concepción en una conducción o sea del empleo mecánico de las masas populares, hay que ser siempre fuerte en un momento y en un lugar que es donde se va a producir la decisión. Ese es un gran principio, que no solamente sirve a la conducción, sino a todas las cosas en la vida. Dedicar los medios principales, atendiendo a las secundarias también con medidas y medios secundarios. ¡Principio que es de economía de fuerzas, aplicable a todos los actos de la vida!


UN SOLO OBJETIVO

Hay algunos que quieren dos, tres, cinco, diez, veinte cosas; y terminan por no alcanzar ninguna. Como pasa con los que corren detrás de cuatro liebres. No agarran ninguna. El que corre detrás de una: ése sí suele alcanzarla.

Es inútil: en la conducción sucede lo mismo que con el que va detrás de veinte objetivos, y que no llega a ninguno. Todo el que va detrás de un objetivo lo alcanza siempre. Aunque vaya despacio; mientras los que van detrás de los veinte siguen corriendo, éste toma por otro lado y llega. Llega. En esto hay que tener un objetivo, no veinte para no lograrlo.

Hay que tener la habilidad de lograr que ese objetivo que uno alcance sea el principal, el que lo lleve al éxito en todos los demás objetivos. Porque en la vida, como en la conducción política, siempre hay un objetivo que es el principal, y veinte objetivos que son los secundarios. Algunos son vistosos, porque Dios ha sido ingenioso en esto: ha hecho las cosas lindas, grandes, para que les gusten a todos.

Pero eso no es lo importante: a lo mejor lo chico es lo más importante. Pero Dios ha disfrazado lo otro para que el que lo vea se vaya de boca. Pero éste es un objetivo secundario. Y cuando lo alcanza, el que ha corrido tras él, dice: "¿Pero, era esto?" Y recién se da cuenta. Recién, como decimos nosotros, cuando desata el paquete se da cuenta de lo que hay dentro.

En cambio, muchas veces, el que ha sabido elegir profundamente y ve el objetivo allá, lejano, quizá sin apariencias, cuando llegue y lo alcanza, dice: "Había sido mucho mejor de lo que yo imaginé". Ese es el que acierta, el que va al objetivo principal, porque es el objetivo principal el que le da posesión de todos los resultados.


ABANDONAR LOS OBJETIVOS SECUNDARIOS

La conducción política le presenta a uno un tipo diremos, de armado, con un sinnúmero de objetivos; uno es el fundamental, que, alcanzado, hace caer a todos los demás; los otros son secundarios. Por eso siempre decimos, en la conducción: al objetivo principal, con todo; a los secundarios, con nada, abandonándolos, que cuando cae aquél, caen todos los demás.

La habilidad del conductor está en saber elegir ése, porque la naturaleza pone muy bonitos a los otros, quizá muy modesto al que vale, como pasa en todas las cosas de la vida: no es lo más pomposo, lustroso y brillante, aquello que uno debe perseguir; por eso, el hombre lleva la propia penitencia en el pecado. Cuando uno se va de boca, hay que ver las "ensartadas" que tiene; en cambio, cuando busca lo sólido, aunque no sea aparente, quizá llegue al objetivo que culmina su vida.


CONCENTRACION DE ESFUERZOS

Si en la concepción son las ideas, en la ejecución son las medidas, son las acciones, es decir, que a ese objetivo que uno ha determinado congruentemente en la concepción, hay que ponerle todas las fuerzas que marchen hacia él, porque si uno pone la mitad de la fuerza para un lado y la otra mitad para otro, el esfuerzo se divide. Si el esfuerzo es divergente en vez de convergente, ninguna de las fuerzas encaminadas al objetivo va a llegar.

Es decir, que se trata de una concentración de esfuerzos, no de una diseminación de esfuerzos. Esa es la acción de la conducción y la unidad de acción presupone eso. Lo cual significa que no debe haber fuerzas en divergencia sino en convergencia y que la congruencia en la idea debe ser seguida por la congruencia en la acción.


LUGARES Y MOMENTOS PRINCIPALES Y SECUNDARIOS

Decía que la lucha política se desarrolla en un inmenso campo que comprende el espacio y el tiempo. En el espacio hay lugares donde predomina la importancia de una decisión favorable, y en el tiempo existen momentos en que es necesario ganar una cosa. Hay, en lo referente al espacio, lugares principales y lugares secundarios de la lucha; y en el tiempo hay momentos secundarios y momentos principales o fundamentales de la lucha. El principio de la economía de fuerzas consiste en ser más fuerte, vale decir, en dominar la situación política en un lugar y en un momento: en el lugar donde sea más decisiva y más principal.


VENCER EN EL LUGAR Y EN EL MOMENTO OPORTUNOS

Hay algunos que se gastan en un momento que no tiene ninguna importancia para ellos; otros, que se dedican a un lugar que es secundario y que olvidan otro que es principal. En consecuencia, como arremeten en ese lugar y fracasan en el otro, pierden. Ese es el principio de la economía de fuerzas; vale decir, es un sistema o un método de acción que permite vencer en el lugar decisivo y en el momento decisivo y oportuno. De este principio, como en todas las cosas, porque en la conducción política priva el principio de la economía de fuerzas, pero en todas sus formas y en todos los casos.

Se dice: hay que ganar la calle. Pero si nosotros empleáramos a nuestros partidarios en ganar la calle, tendríamos que tener a todos los peronistas durante toda la vida en la calle, porque en cualquier momento pueden aparecer nuestros adversarios copándonos la calle. No se puede proceder así. La calle hay que tomarla de otra manera. Hay que coparla donde interesa y cuando interesa. Si vencemos allí en ese momento, nos hemos ahorrado todo un inmenso desgaste de fuerzas, de actividad, de tiempo.


PEGAR CUANDO DUELE Y DONDE DUELE

Seguros de la victoria, en lo único en que no hay que equivocarse es en el golpe. Hay que darlo en el momento oportuno y en el lugar oportuno, para que rinda sus efectos.

Yo siempre digo, para encauzar a mis colaboradores dentro del principio de la economía de fuerzas: no hay que pegar todos los días. Hay que pegar cuando duele y donde duele. Es lógico. Es el principio de la economía de fuerzas en la lucha. ¿Para qué estar pegando todos los días? Al final el adversario no siente los golpes. Hay que esperar el momento, hay que elegir el lugar y hay que dar el golpe entonces. Pegar cuando duele y donde duele. Es una cuestión de tiempo y de lugar.

[…] Hay que hacer un plan que asegure dónde duele y cuándo duele, para proceder entonces y no en cualquier otro momento.

Si resolvemos emprender una acción ofensiva contra nuestros adversarios políticos y para ello nos dividimos, dispersándonos por toda la República, vamos a ser débiles en todas partes. Debemos analizar el panorama y decir: ¿para qué vamos a pegar en Tucumán, si allí, una vez, divididos los peronistas, ganamos la mayoría y la minoría? ¿Para qué vamos a realizar ofensivas en La Rioja o en Catamarca? Pero hay otros puntos que son neurálgicos.


TEORIA DE LOS CENTROS DE GRAVEDAD

El empleo de la fuerza política no es un empleo mecánico, sino un empleo inteligente; no es una asignación arbitraria y discrecional, sino una dosificación perfecta de las fuerzas. No hay que poner ni un gramo de fuerza más donde no es necesaria, para poder concentrar todo el peso de la acción en un momento y en un lugar. A ese lugar y a ese momento los llamaremos, en este método a aplicar, el centro de gravedad.

Toda acción tiene un centro de gravedad. El centro de gravedad de la acción política es el lugar o el objetivo principal en el momento decisivo. Allí hay que concentrar las fuerzas. En la distribución de las fuerzas, de los medios, de las medidas y de las acciones hay que hacer que toda la fuerza política se concentre en ese lugar y en ese momento, constituyendo allí el centro de gravedad de nuestra acción. Esto conforma una teoría del empleo de las fuerzas.

Es decir, que cuando se realiza la aplicación del principio de la economía de las fuerzas en la acción política, es necesario establecer, como teoría del centro de gravedad, que para poder destinar a los lugares decisivos y en los momentos decisivos toda la fuerza de nuestra acción política es preciso no perder ningún hombre en lugares donde no es decisivo.

Nunca se es suficientemente fuerte allí donde uno busca la decisión, y es preferible ser batido políticamente en los lugares secundarios, con tal que sepamos vencer en los lugares decisivos. ¿Qué nos importaría perder una elección en otras provincias, si ganamos en las más pobladas, donde está el núcleo principal?


LA PERSEVERANCIA EN LA ACCION

Vale decir, no es estar siempre accionando, como algunos pueden creer. No; la continuidad de acción es accionar siempre hacia el objetivo, como las agujas de una brújula, que pasan frente a una masa magnética, se desvían, pero tan pronto no sientan la influencia de la masa, vuelven a marcar otra vez el Norte. Es decir, ante cualquier influencia que lo saque a uno de la idea primitiva, una vez que desaparece se vuelve a la idea primitiva, para asegurar así la continuidad en la acción, inicial. Esa perseverancia en la acción es uno de los grandes principios de la conducción, para evitar que uno sea desviado del objetivo y abandone el objetivo fundamental, que es el trazado, para desgastarse en un objetivo secundario, perdiendo la vista del conjunto y perdiendo también la marcha original del propio plan.

Esta continuidad en el esfuerzo, vale decir, la perseverancia en la acción racional, es decir, el cumplimiento de un plan que establece el camino entre la situación y el objetivo que hay que lograr, permite esa marcha entre la situación actual, que es el punto de partida, y el objetivo, que es el punto de llegada.

En la marcha más o menos accidentada según sean los hechos que se produzcan durante ella, la continuidad asegura que uno, partiendo del punto base o inicial del plan, pueda alcanzar el objetivo, en más o menos tiempo, en peores o mejores condiciones, con más o menos lucha en el camino; pero llega, tarde o temprano, al objetivo que persigue. Eso es la continuidad en el esfuerzo, eso es lo que hay que trazarse como una cosa inviolable de la conducción. Sin eso, no se va lejos nunca en la conducción.